El diván de una Raniita

Terapia 1.0: Lester Becher

Archivo 1.0

Fecha: 17 de Marzo, 2019. 18:00 Hrs.

Bitácora: Dr. Raniita Lich

Paciente: Lester Becher 

Universo: Caras ocultas Link: 

Autora: GaboFerdzLove

Aquella tarde me encontraba en mi pequeño sillón, lista con una libreta en la mano y con un bolígrafo en la otra. Me puse los lentes de doctora y crucé la pierna en pose intelectual delante del sillón que estaba predestinado para mis pacientes. Faltaban menos de tres minutos para que llegara Gaby y Lester Becher, uno de sus personajes en " Caras ocultas".

Hablando con Gaby, me comentaba sobre como su personaje tenía ciertos traumas y se me ocurrió invitarlo a una terapia conmigo, a ella le gustó la idea y véanos aquí.

Golpearon la puerta de entrada.

—Adelante—invité.

—Hola, soy Gaby —dijo la autora abriendo la puerta de mi despacho. A su espalda, la acompañaba un muy poco feliz Lester, quien miraba con indignación.

—Hola —les ofrecí asiento señalando el lugar destinado—. Mucho gusto Lester, soy la doctora Raniie.

Miré a Lester y le extendí la mano antes de sentarnos. Ya estaba predispuesta a que la rechazara, pero todo podía pasar.

Gaby vio mi acto y luego a su personaje con un aire sutilmente retador. Lester estaba un poco ceñudo, aun así, muy formal contesto el saludo.

No pude evitar sonrojarme un poco cuando el guapo hombre frente a mi, tomaba mi mano dándole un beso en el dorso. Sabía que mi reacción era poco profesional, así que

escondí aquella emoción y puse un gesto gentil.

—Ok, entonces díganme, ¿en qué puedo ayudarles? —abordé el tema acomodándome de nuevo en mi sillón frente a ellos.

—Disculpe doctora Ranita, es necesario que yo me quedé, o solo lo dejo a él—preguntó Gaby señalando a Lester.

Lester ya se miraba más relajado, y se dedicó a observar las cosas de la habitación.

—En realidad eso es decisión de tu personaje, y ya que no hay más quien lo comprenda mejor, están en su derecho de decidir. Sobre todo porque es su primera visita —opiné mientras anotaba el comportamiento de Lester por su curiosidad.

—¡Oh!, bien, me quedare. Pero guardaré silencio. Solo intervendré cuando sea necesario— dijo acomodándose en el largo sillón.

—Perfecto, entonces debo dejar en claro algo. —Hice una pausa para ver su reacción.

Él solo se mantuvo a la expectativa por un corto de segundo.

—Está bien ¿cuáles es? —Sus ojos azules se achinaron mirándome perspicaz.

—Esto mas que una terapia es una platica —dije—. Por lo menos por ahora, así que me gustaría que me tomaras mas como una amiga Lester— le sonreí—. ¿Estas de acuerdo?

—¡Oh!, está bien—contesto con una sonrisa sarcástica demasiada evidente —, a mi también véame como un amigo. —Termino con un deje altanería.

Carraspee un poco ocultando mi incomodidad, pero esto solo sería un reto más para mi.

—Es un gusto —advertí profesional.