La noche que alteró mi Existencia

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Capítulo I

"Recordarlo me es difícil", esa mañana había tomado un descanso en mi suave y reconfortante cama, mi mejor amiga, si no fuera por ella no tendría las ganas que tendría ese día para salir, no pude contener la emoción tan grande de mi primer festejo, solía ser tan estúpida, si soy sincera tenía miedo de ver mucha gente alrededor, doy por hecho que no habría tenido esa conmoción por aquellos dos, Arthur, ¿Qué puedo decir de él? Se había vuelto mi novio hace unas semanas, amaba su carácter frio contra mí, y era amoroso en ocasiones a solas, yo solo me dejaba resplandecer delante de él, sus enojos fueron lo mejor que me dejó. Lo quería… no después de esa fiesta. Ethan era su hermano menor… era muy simpático, y muy diferente a su hermano, ambos no tenían nada en común, da gracia, pero siempre quise saber cómo ellos se apañan a seguirse queriendo, era un zorro bien travieso que era tan tierno y abierto. Aunque todo cambió ese día donde tuve que tomar la peor decisión de mi vida, ¿Quién tuvo la culpa de este terrible suceso? ¿Fui yo? ¿Fue mi amado? ¿Fue su hermano? ¿Alguien más? M-me duele la cabeza de tanto pensarlo…

[Dos días antes…]

– Scarlett –decía ebrio– No sueles ir a fiestas ¿verdad? Deja que te enseñe como se disfruta en verdad.

Antes de que se acercase ella lo miró de manera que le dio mucha confusión, estaba en una esquina aislada de todo el mundo, el lugar era muy elegante, con varias especies de animales vestidos de distintos estilos, a pesar del divertido ambiente, parecía muy nerviosa, tristemente no se encontraba en buen estado, en esa ocasión llevaba puesta una nueva sudadera con un olor fragante. Su especie se constituía por una lagarta antropomórfica de una tonalidad morada pastel, a pesar del pelaje decidió colocarse unos pantalones que le apretaban bastante.

– Ethan basta, déjame sola. dijo algo retraída, él con una cerveza en su mano se le aproximó con sus labios que contenían un aliento desagradable.

Scarlett no lo dudó y lo alejó, quedó por un momento en shock, “¿se habrá enfadado?” – pensó ella con toda seguridad –

– ¿E-Ethan?

La miró con desprecio como si fuera algo habitual, y sin respuesta de él, la pobre lagarta se sintió de lo peor, antes de colocarse a llorar en esa sucia esquina su amado la toma del brazo algo desesperado, llevándosela afuera, Arthur nunca se olvida de llevar su queridísimo terno marrón a las juntas a solas con Scarlett. Suele tener una corbata de distintos colores, nunca de un color, su camisa negra como la noche, a pesar de ser otra especie, era un bello lobo de peludo color azul marino y blanco titanio, muy angustiada abrazó a su enamorado, sentirlo fue un alivio para una lagarta como ella, el lobo mirándola con mucho cariño le habló como un canto de pájaros

– Ya es muy tarde, debemos irnos – ¿Qué fue lo que te dijo mi hermano?

Durante en esa pregunta la joven sintió su preocupación, pidiéndole que fueran a casa pronto, él amablemente asiente con la cabeza trayendo a su hermano de fuerzas hacia el vehículo, era decente, un coche rojizo, pequeño y simple. A Scarlett le recordaban los lindos pasatiempos con su querido lobo en el auto por las tardes y mañanas, salían a pasear por toda la ciudad de Bellinton, días que no va a olvidar.
Mientras Arthur tomaba el volante, Scarlett se moría de la risa de como su hermano payaseaba, era inmaduro al contrario de su hermano mayor, terminaron los tres bromeando de camino, ella miraba el cielo, el paisaje del recinto, vacío pero lindo de observar, logró ver al frente un letrero naranjo que no alcanzó a ver que decía, pero le parecía algo importante. Finalmente no la tomó en cuenta, se relajó y decidió tomar un breve descanso en el cutre asiento. Después de un instante, rapidamente notó que la maquina se detuvo, se levantó algo adolorida sin saber porque, de un momento a otro imaginó estar en un sueño, sus ojos temblaban del terror, no solo miraba, sino que salían lágrimas de dolor. Los dos hermanos en cada esquina heridos en un puente que se encontraba en mantenimiento, dos quienes amaba, dos que tanto deseaba no perder, estaban ante sus pupilas a punto de morir, bien tensa a punto de gritar, y salvarlos de la desesperación, su única esperanza, su lobo que más apreciaba, su vida en alguien, le dice – ¡Rescata a mi hermano! – ¡él no merece morir, no puedes salvarnos a los dos! Del pánico no supo que responderle, su cabeza decía que no podía dejarlo, no obstante cogió el gran amor que tenía por su pariente, no a penas de sacarlo de ese puente con fuerza, al voltearse, ya no estaba, alguien que no quiso perder por nada en el mundo, desaparece en segundos, lo que anhelaba, sus sentimientos, su vida, acabó en un puente.


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⏰ Última actualización: Mar 18, 2019 ⏰

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