-215 (Continuación)
Mathew:
Me acerqué al mostrador cuando las dos chicas lo hicieron, sin dejar de observar a la chica de pelo negro, idéntica a Daria.
-Sí, ¿tienes algo de comer? -Así que todo aquel asunto se trataba de un poco de comida.
El encargado le sonrió a la chica llena de piercings.
-Déjame ver... -Iba a decir algo más, pero lo corté.
-Si ella puede comer algo, yo también. -Evité mirar a la pelinegra, por mi propio bien.
-Mhm -confirmó -¿quién eres?
-Mathew, dime Mathew.
-No sabía que los hombres usaran manillas de cinta. -Dijo "Daria" dos mirando mis muñecas. Mis dedos resonaron contra la mesada y ajusté la cinta de inmediato.
La observé intentando descifrar su mirada.
-Sí, los hombres también usan. -Contesté.
-Les entregaré sus platillos pero no pueden comer luego. ¿Queda claro?
Nos quedamos en silencio y asentimos. El chico detrás del mostrador nos entregó las bandejas, y pude leer en su uniforme la palabra "BOB", escrito con marcador sobre el bolsillo.
Las seguí a su mesa, dudando si sentarme con ellas o no. Decidí lo primero.
-¿Tú...? -Quiso decir algo la pelinegra.
Su voz era extremadamente diferente a la de Daria. Daria tenía el tono chillón y alegre, por otro lado, la voz de la chica a mi lado era suave y grave.
-¿Yo? ¿Tienes algún problema de tartamudos?
Ví como en sus ojos se debatía una pequeña lucha, si seguirme la corriente o dejarlo pasar. Optó por lo segundo.
-No, nada. ¿Por qué te sientas aquí?
No respondí, en cambio, llené mi boca con el sandwich y la ignoré el resto de mi comida. Noté que la otra chica la pateó por debajo de la mesa.
-Soy Demy. -Dijo la otra chica. Tenía diversos piercings por el rostro y el pelo casaño oscuro, con mechas rojas. -Ella es Eliza.
-¿Me interesa por qué...? -Pregunté sonriendo de lado.
-Porque -comenzó Eliza -si no te interesáramos en absoluto no te hubieras sentado aquí. Hay muchas mesas, y, por lo que me he dado cuenta conoces a los gemelos. Podrías sentarte con ellos, denotando que son de tu mismo género y deben tener cosas más entretenidas de las cuales hablar.
Mentiría si no dijera que me sorprendió bastante. Diablos, me quedé con la boca abierta. Sí que sabía defenderse... Daria simplemente se hubiera puesto a llorar o me hubiera sacado el dedo del medio.
-Bien jugado -contesté sonriendole de lado.
PDV escritora:
Eliza apoyó las manos en la mesa, para que Mathew no vea sus temblorosos dedos. Sentía que el labio le temblala también, pero por molestia.
Tonto, pensó.
Se levantó de la mesa furiosa. Tomó su bolso y caminó hacia afuera de la cafetería.
Trotó hasta atrás de la gradería del campo de fútbol y sacó una caja de cigarrillos. Encendió uno y se acomodó en el césped.