-215 DÍAS.
Eliza se sentó donde siempre, al lado del Benjamin, el gordito de primer año. Subió su capucha para evitar conversación con él, y no por racismo, simplemente por que él no le agradaba.
-E... -Benjamin codeó su antebrazo. -E...
-Eliza, Benjamin. Dime Eliza. E, es la primera letra de mi nombre y nada más.
Benjamin le volcó los ojos e hizo un puchero.
-Bien. Eliza, ¿hoy no traes esas barras de cereal que hace tu madre?
-Tengo algunas. -Su madre era gerente en una fábrica de barritas de cereal. Eliza pensaba que no había nada más tonto que eso, especialmente por que le regalaban muchas cajas repletas de barras.
Ella abrió su mochila y le entregó dos de "cereza y uva". Benjamin las tomó y se las comió en el camino. No dijo gracias, pero sí le regaló una sonrisa. A pesar de que pasó desapercibida por los ojos de Eliza.
Una vez fuera de su colegio, Benjamin fue el primero en salir disparado de su asiento. Eliza recordó que el trabajo de su madre no era lo único tonto en el mundo, Benjamín era parte de esas cosas. Siempre comía productos dulces y con lactosa. Él era intolerante a cualquier cosa que provenga de la leche, y además era diabético.
No es que a Eliza le importara mucho, pero pensó que Benjamin debía de tener algo mal funcionando en su gorda cabeza, o que más seguro, la grasa le impidiera pensar.
Keny bajó luego, tomando la mano de Tephy. Luego el resto del autobús, finalizando con Eliza.
Ella bajó y sus botas salpicaron algo de agua al rededor. Su piel pálida ahora tenía algunas gotitas de agua sucia pero no le interesaba en absoluto. Apretó con fuerza su bolsón y se dirigió a las puertas del instituto.
Demy levantaba un brazo hacia ella y le sonreía. El piercing de su lengua brillaba y Eliza no pudo evitar sonreírle.
-Dicen que la maestra Nichell está enferma, que sus clases tendrán sustituto pero desde mañana. Por lo tanto, podremos tomarnos libre el día de hoy.
Y es que en el colegio de Eliza, la enseñanza también era tonta. Como la mayorñia de las cosas. Su escuela era solo de secundaria y con seis niveles, privada. Un profesor regía cada curso habiendo dos paralelos denominados por las primeras letras del abecedario. Así era con primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto -o último año- de secundaria.
Sí, era otra cosa tonta.
Demy y Eliza caminaron hacia la cafetería para esperar el timbre, aunque de todas maneras no ingresarían al aula. La ausencia de Nichell significaba algo más que alegría semanal, significaba no estar siendo criticada por ella constantemente. Criticando los diversos piercings de Demy, (cuatro en la oreja izquierda y seis en la derecha. Dos en ambas cejas y uno en la nariz. Uno largo en la lengua y dos en los labios. De aquellos que no se veían, tenía dos. En la nuca y el ombligo), por otra parte Eliza solo tenía dos. En el labio inferior uno en forma de argolla, y en el ombligo uno bastante extraño. Era como una pequeña vara de titanio con dos esferas a los lados. A ella le gustaba.
La cafetería no representaba más que una colmena, tampoco es que le interesara demasiado a Eliza…
Cerca de los basureros estaban los nerds. Estaban allí ya que nadie los quería cerca y eran incluso más despreciables que los chicos Emo o los Góticos. (Demy decía que ellos eran diferentes). Eran despreciables, por que no eran los nerds amigables y sumisos. Eran unos idiotas que creían ser mejores que cualquiera, incluso mejores que las porristas y las chicas del equipo de danza. Más que los chicos del equipo de fútbol, y eso ya era mucho decir.