La culpa...

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Pov J Hope

TN abrió la puerta justo cuando llegué a casa de Yura. Tenía que solucionar el desastre que había provocado la noche anterior, así que en lugar de disfrutar del espectáculo de sus Largas piernas embutidas en unos pantalones cortos rojos, bajé de mi auto y me dispuse a ayudarla a subir al auto

Sonreía tímidamente cuando me reuní con ella al otro lado del auto. Sí, aún había esperanza. Incluso después de la escena que había provocado la noche anterior, mi presencia aun la alteraba. Sentí el peso de la culpa en mi estómago al ver sus ojos llenos de confianza.

-hola -su acento latino no estaba nada de mal. Nunca me había fijado en que tenía una voz muy sexy

-me alegro de que me hayas perdonado y quieras venir conmigo

Se encogió de hombros y eso hizo que me fijase en ellos. Sus hombros eran pequeños con unas cuantas pecas que adornaban su delicada piel que el top sin mangas me dejaba ver. La noche anterior no las había notado y el impulso de besarlas todas y cada una de ellas me dejó de piedra.

-no hay mucho que perdonar. Te comportaste como un imbecil, pero estabas borracho. Tenía que haberme dado cuenta de ello

No pude evitar reprimir la risa. TN acababa de llamarme imbecil

-es muy considerado de tu parte -respondí

-mmm... Creo que sí

Abrí la puerta del auto para que ella ingresara y le di mi mano para ayudarla a subir. Sus cortos pantalones se subieron aun más y no pude evitar notar otra peca increíblemente cerca de la curva de su trasero en forma de corazón. Se me aceleró el pulso y tuve que obligarme a dejar de mirarle la retaguardia

No estaba seguro si mi voz iba a traicionarme así que preferí no hablar y así cerrar la puerta y sentarme al volante

En el camino hacia nuestro destino, miraba a TN de reojo

-todavía te acuerdas de hacer esquí acuático no?

Aún recuerdo como había pasado horas enseñándole en un verano, de pequeños, mientras Yura y Nam le daban la vara desde el bote

Yura y Namjoon. Por una vez había sentido que contaba con alguien más en mi equipo. Siempre era yo el que tenía frenar a esos dos, pero aquel día había tenido una compañera. Fue el verano antes de que todo cambiara, el verano antes de que consiguiese salir con Yura.

-sí, supongo. No es como montar bici? Ya sabes...cuando eso se aprende no se olvida jamás

Los chicos iban a disfrutar demasiado con esto. Si no hubiese necesitado un observador y un piloto de repuesto, lo hubiésemos hecho solos. Pero el esquí acuático con solo dos personas no es seguro. Alguien debe vigilar al esquiador así que, si yo quería esquiar (y lo quería especialmente con TN), necesitaba a otro piloto.

-mmm... Puede ser, pero seguramente necesitaras unos cuantos intentos -respondí

TN hizo un sonido de protesta y tuve que reprimir una risa. Le costó mucho aprender a ponerse de pie sobre los esquís. Aunque siempre había admirado su determinación. Nunca se rindió

-habrá más gente ?

Asentí, no sin antes captar el tono de decepción de su voz. Me quería a solas y eso me gustaba mucho....mucho

-estará Suga?

Mi breve instante de placer se evaporó

-Suga? Eh...seguramente

Mierda, había olvidado su pequeño momento de conexión en la tienda de comida. Anoche, Suga no estaba en la fiesta así que no había presenciado nuestra muestra de afecto en público. No, espera, probablemente ya lo sabía. Era una noticia digna de ser comentada por todos. Seguro que alguien se lo contó

-ah...bien, al menos tendré otro amigo allí

Oh no. Iba a tener que hablar a solas con Suga y asegurarme que entendía que TN era intocable. Volví a notar como crecía la culpa, pero la dejé de lado. Sí, tal vez Suga era sincero sobre su interés por TN, pero ella estaba aquí solo para pasar el verano. Después, todos nos iríamos a la universidad y si alguien iba a tener un romance de verano con ella, iba a ser yo. Fin de la historia. No tenía porque sentirme culpable si todo esto era un medio para obtener un fin. Además, tampoco es que no disfrute de la compañía de TN. Ella era preciosa, lista y divertida. Yura estaría como loca e incluso podría volver corriendo a mis brazos... Y ahí estaba la maldita culpa otra vez. Necesitaba una cerveza, eso siempre ayudaba a ahogar la conciencia.

<<NÓTAME>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora