CAPITULO 2

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La clase transcurrió muy rápido, no paraba de pensar en aquel chico, algo dentro de mi me decía que debía hablar con él, estar con él, pero otra parte tenía miedo, como si acercarme a él no fuera lo más indicado.

-wow, bonitos dibujos, ¿son alas? -dijo el chico de los ojos grises señalando mi cuaderno.

-Ehhh, ¿el que? -miré mi cuaderno desorientada.

Me había pasado toda la clase dibujando alas de Ángel, pero no alas blancas normales, tenían un color rojizo y unos cuernos encima. No recuerdo haberlas dibujado, pero últimamente las dibujo en todas partes, en mi casa tengo un cajón lleno de ellas.

-En el cuaderno… las alas que has dibujado -dijo sonriendo.

-Ah sí, perdona, si, son alas, pero nose por que las dibujé.

-Pues son preciosas, deberías dibujarlas más a menudo reina -dijo tocándome suavemente la cara.

Cuando levanté la mirada para preguntarle su nombre, ya no estaba. Reina… esa palabra la he escuchado antes… pero no me acuerdo dónde.

-¿Sara? Venga que ya han salido todos.  -me dijo Ana desde la puerta.

-Si, guardo esto y voy.

No podía parar de pensar en él, estábamos en el recreo, sentados todos en una mesa redonda, y yo ni siquiera había probado la comida. ¿Por qué ahora? ¿Quién será ese chico y por qué no puedo parar de pensar en el? ¿Dónde estará ahora?  Esas y muchas preguntas más se me pasaban una y otra vez por mi mente mientras mis amigos hablaban de la gran fiesta de Julia. Julia es una de las más populares de este Instituto y siempre hace una gran fiesta en su mansión para celebrar su cumpleaños, nunca nadie querría perdérsela… ¿Y si… el chico va?  ¡Sí! Sería una gran oportunidad para hablar con él y obtener respuestas.

-¿Hola?  Tierra llamando a Sara, ¿estás ahí?  -dijo Austin moviendo la mano de un lado a otro delante de mis ojos.

-Si, estoy aquí, perdón, esque.. No me enteré de nada en clase y temo por mis notas. -dije cabizbaja.

-Tranquila cariño, cualquier ayuda que necesites aquí estoy, si quieres esta tarde me paso por tu casa y te ayudo -se ofreció Ana.

-¿Por qué no quedamos todos para tomar un helado y relajarnos un poco, y después la ayudas?  Despejada se enterará mejor -dijo Julia guiñandome un ojo.

Después de clase fuimos a tomar un helado todos al otro lado de la ciudad. Ellos no querían pero algo en ese lugar me resultaba muy familiar. No paraban de decirme que era peligroso, que nos podría pasar algo, pero ese riesgo de no saber que pasaría me quemaba por dentro, y necesitaba ir.

Cuando llegamos, nos sentamos en unas mesas, el sitio estaba muy oscuro, pero se podían ver todas las combinaciones de helado de la vitrina, Austin fue a pedirlos y nosotras nos quedamos esperando en la mesa,  y como tardaba mucho, salí fuera para llamar a mi madre.

La llamé una y otra vez pero no contestaba, lo volví a intentar pero una mano me quitó el teléfono de golpe. Me giré bruscamente y… ahí estaba.

-¿Qué cojones haces aquí?  ¿No ves que este sitio es peligroso?  Márchate porfavor -dijo nervioso.

-¿Qué? Ni siquiera te conozco, ni sé tu nombre, ¿y ya me estas dando órdenes? Me iré cuando acabemos aquí. -le espeté mientras me acercaba a la puerta.

-Me llamó Dylan, y hazme el favor de iros, no quiero que te pase nada malo reina. -dijo con la voz más suave y calmada mientras me acariciaba el pelo.

Miré a mis amigos que ya tenían los helados y me estaban haciendo señas, les indiqué que ya iba.

-Pero tu…

No pude decir nada.  Ya no estaba.

AmnesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora