Capitulo 2

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Llegue a mi casillero lo más rápido que pude. Cambié mis cuadernos por los de la siguiente hora y salí casi corriendo de ahí. Me había tardado tanto en el asunto de Justin que se me había olvidado el examen de ciencias II. No me gustaba llegar tarde y menos si iba sola. Mi mejor amiga se encontraba enferma y no había asistido en toda una semana. Lo bueno es que era viernes. Charlotte había faltado toda la semana, para 'recuperarse' de su resfriado, y poder salir el viernes por la noche al nuevo club de adolescentes en el centro de la ciudad. Era lo único bueno de este maldito día, porque lo demás apestaba.

-Tarde de nuevo, señorita Stew.

-Lo sé y lo siento, pero tuve algunos problemas.

-Si, la escuela entera se ha enterado de su pelea con el señor Bieber.

-¿Toda?- Pregunte incrédula.

-En efecto. Ahora pase por su examen y después a su lugar.

Seguí las indicaciones de la profesora de ciencias II e intenté concentrarme en las preguntas. Leía y releía palabra por palabra, pero era imposible concentrarme. Los labios de Justin seguían impregnados en mi cuello, tal como una herida reciente.

Con el reflejo de mi iPhone, observe mi cuello. Dos marcas rojas, una más arriba que la otra. ¡Maldito seas Justin! ¡Mil veces maldito! Lo odiaba. ¿Cómo podía atreverse a haber hecho eso? ¿Cómo pude haberlo permitido? Soy una idiota.

El timbre sonó y yo solo llevaba 2 de 3 hojas contestadas. Todos salieron como animales mientras yo me quedaba ahí. -Me temo que tendrá que compartir, clase con los del 3 A-. Maldije en silencio. La clase de Justin. Suspiré y rodé los ojos.

Al cabo de algunos segundos, la clase 3A comenzó a entrar al salón. No mire a nadie y me concentré en el examen que estaba frente a mis ojos. Me había calmado un poco, pero todo se desvaneció al escuchar su voz. Su risa. Una melodía para mis oídos, aunque me negase a admitirlo. Me apresuré a acabar el maldito examen.

-Hola bebé- Dijo cerca a mí oído. -Es un orgullo saber que las marcas que traes en el cuello fueron hechas por mi.

-Estoy ocupada, imbécil- Murmuré.

-Ya veo, pero estás en mi lugar- Lo miré algo nerviosa.

-También es el mío.

-Si, pero esta es la clase A no la clase B. Tu hora ha pasado, así que quiero mi asiento.

-¿No puedes sentarte en otra parte?

-No- sonrió. -Dame mi asiento, puedes sentarte en mis piernas si quieres.

-Es lo ultimo que haría en la vida- Lo mire murmurando y acercó su cara hacía mi. Otra vez estábamos demasiado cerca. Tanto que no evité mirarle los labios. Tan carnosos, tan rojos. ¡Dios!

-Eso ya lo veremos, por que sé que suplicarás por estar bajo mi cuerpo. Entrecerré los ojos y lancé un suspiro. Se acerco a mí oído. -No sabes cuan duro me pones- Mordió el lóbulo de mi oreja delicadamente.

-Me das asco- dije y me paré de ahí, tomando mi examen.

-Quédate ahí, puedo sentarme atrás- dijo sonriendo. Lo miré por unos segundos y volví a sentarme. La maestra entró y toda la clase le puso atención. Repartieron los exámenes y el silencio inundó el salón.

Al cabo de la pregunta 38, una bola de papel cayó frente a mí. Suspire estresada y la abrí. 'Tengo una muy buena vista, de tu culo desde aquí, bebé'. Apreté mis labios nerviosa. ¿En verdad estaba viendo mi trasero? ¡Claro! Sin pensarlo me sonrojé, tome el plumón negro y escribí. '¿Es una especie de cumplido? Déjame decirte que no funciona para nada'. Lo aventé hacía atrás y escuche su risita, haciéndome estremecer. 'Tómalo como quieras. Esos jeans se ajustan muy bien a tu cuerpecito. Por cierto, tu piel es demasiado deliciosa'. Me estremecí. Por un momento quise seguirle el juego, pero no lo haría. No caería tan bajo. No yo. Me apresuré a terminar las dos preguntas que me quedaban y me levanté.

Dejé el exámen en el escritorio de la maestra y me miró sonriendo. -No acostumbras a tardarte demasiado en los exámenes, Audrey. ¿Pasa algo?

-No, para nada. Solo que tengo un poco de sueño.

-Duerme bien, no quiero que se vuelva a repetir. Anda por tus cosas.- Sonreí y asentí. Me pare frente a mi asiento, y me agaché para tomar mi mochila. Justin me miraba sonriendo.

-Esa camisa se ajusta muy bien a tus pechos, bebé- susurró. Lo miré sin mucha importancia y comencé a guardar mis cosas. Cuando terminé, me levanté y giré. Sentí una nalgada y di vuelta bruscamente. Justin estaba viendo el examen, pero con una sonrisa pervertida. Luego me las pagaría. Lo único que quería era salir de ese salón, donde prácticamente me sentía asfixiada y acalorada.

secret sex; j.b {hot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora