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꒰ perspectiva de Yuta ꒱

La llegada de la primavera es inminente para todos, los estudiantes creen que esta estación del año es la indicada y perfecta para confesar sus sentimientos bajo un gigantesco árbol de cerezos que se encuentra en la parte profunda de la universidad nacional de Seúl.

Pero para Nakamoto Yuta, la primavera es la estación más triste que pudo imaginar.

Las noches de una primavera de hace tres años parecían no tener fin, con la cabeza baja observa sus pies por un largo rato. Intenta apaciguar el sonido que produce el retrete luego de jalar la cadena, otra vez había vomitado la comida que le preparó su madre, pero esta vez había algo diferente.

Regresa a su cama y se tapa con la cobija, por su ventana puede observar como la brisa movía sin cesar los árboles y arbustos. La luna estaba en su punto máximo y le gusta verla todas las noches.

Mañana sería otro día.

*

Se siente angustiado cuando percibe la penetrante mirada de su madre sobre él. La habían llamado de su colegio cuando su profesora de biología le extrañó tanto que se demorara en el baño y cuando lo encontró con su cara en el retrete y su camisa estaba con pequeñas manchas rojizas entró en pánico, luego de calmarse, salieron de allí y lo llevó a la enfermería donde fue atendido por una de las encargadas del lugar.

Llamó a su tutora y ahora se encuentra en esta situación con la mirada clavada sobre el suelo.

—Señora Nakamoto—la llama—. Creo que será mejor que lo lleven a un hospital—le aconseja.

La figura de la mujer desaparece junto a su hijo con rumbo desconocido para el menor.

—Yuta —pronuncia el nombre de su hijo para que éste la mirara—¿Por qué no me dijiste nada? —le pregunta con una tristeza en su voz, su hijo parecía  enfermo y ella recién se daba cuenta.

—No quería preocuparte, mamá —le dice.

La señora Nakamoto se concentra en conducir hacia el hospital más cercano que le inidica su gps. Mientras que Yuta no podía mirar a los ojos a su progenitora.

Una vez en el lugar, Yuta tomó asiento mientras observa a su mamá hablar con la recepcionista.

—Perdón, mamá —le dice cuando la mujer ya se encuentra sentada a su lado.

—No me pidas perdón, por favor —constesta. —Yo debo pedirtelo a ti.

Yuta niega con la cabeza y toma una de las manos de su madre y la apreta con fuerza.

La recepcionista se acerca a ellos y le sonríe mientras les dice que pueden ingresar al consultorio.

El médico Minatozaki realiza su labor de revisión en el paciente mientras la mujer apreta con fuerza su bolso y en su rostro se puede ver una expresión de tristeza y frustración.

—Bien, señora Nakamoto—toma asiento y comienza a escribir en una libreta —Cuénteme más sobre la situación de Yuta.

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