A Sehun le gustaba un poco de carácter en sus amantes, pero esto era ridículo. Había visto al pequeño camarero sexy salir de una esquina con un cuchillo. Después del truco con el que había salido con ese punzón, no dudó ni por un segundo que lo usaría. Sabía que lo haría. El rastro de sangre que bajaba por su brazo era prueba de ello.
-¿Quieres jugar, pequeñito? -Le preguntó, acercándose al acecho. Era tan malditamente hermoso que solo quería devorárselo. Los grandes ojos marrones eran oscuros, igual que el chocolate amargo, lo cual suponía que pegaba bien con su personalidad. Había sido todo azúcar y sonrisas cuando les había tomado los pedidos y llevado las cenas, pero tan pronto como pensó que sus amigos estaban en peligro, toda esa dulzura voló, dejando al verdadero hombre que había debajo. Feroz. Adorable. Su encantadoramente acentuada barbilla no lo engañaba. Era todo espíritu y oscuridad y le encantaba.
Luhan no era muy grande, pero eso no era culpa suya. Estaba muy bien constituido en su mente, no en cantidad, y ese erizado pelo de chico malo y el breve vistazo del tatuaje que tenía bajando la espalda realmente le funcionaba. Sehun no estaba seguro de qué imagen era -sólo tuvo una impresión de las sinuosas curvas- pero no le importaba. Le gustaba que fuera lo bastante resistente como para aceptar el dolor, que tuviera la voluntad de hacer ese pequeño sacrificio por algo que encontraba hermoso.
Este vicioso borde que mostraba ahora sólo era un bonus añadido.
Ahora, si pudiera conseguir que bajase el cuchillo, podrían tener una encantadora, larga charla, y quizás si le dejara hacer su trabajo, le dejaría ver cuán lejos llegaba ese tatuaje en sus pantalones bajos.
Por el rabillo del ojo, Sehun vio que la pequeña anciana había recuperado su andador y se estaba dirigiendo al teléfono. La última cosa que necesitaban era que ella llamase a una dotación de policía humana para rematar las cosas.
Esa captura que había hecho Chanyeol era suficiente diversión para una noche.
Chanyeol ahora estaba sentado, lo cual era una buena señal, pero la puesta del sol sería en menos de un minuto, y una vez sucediera eso, las cosas irían de feo a jodidamente feo en un latido de corazón. Esos demonios eran igual que famélicos bichos que salían de las oscuras y húmedas madrigueras y empezaba a cazar. El olor de la sangre que bajaba por el brazo de Sehun sería uno de los primeros lugares en los que harían una parada.
Luhan estaba rodeándolo a su derecha, hacia la anciana, como para protegerla. Como si alguno de los Centinelas fuera a herir a alguna anciana. Por supuesto, él no podía saber eso.
-Baja el arma, cariño. Ha habido bastante sangre derramada por esta noche.
-Te diré cuando haya tenido bastante sangre. -Escupió.
Sehun quería besar esa violenta boca suya. Antes, cuando había sido Luhan el Camarero, había pensado que era bastante bonito, pero ahora que era Luhan el Vengador, era glorioso. Apabullante.
Se movió hacia delante, manteniendo la mirada sobre el cuchillo mientras reunía una pequeña porción de energía del aire. El añadido poder hería como el infierno, pero necesitaba marcarlo. No podía dejarlo ir, no sin asegurarse que tenía una manera de mantener las marcas sobre el chico. Un pequeño toque y dejaría una marca que sería capaz de seguir en cualquier lado. Todo lo que tenía que hacer era acercarse lo bastante para tocarlo sin hacerlo abiertamente. Kris no apreciaría tener que prescindir de él antes de que la noche hubiese siquiera empezado realmente.
Luhan no se volvió. No cedió una pulgada. El cuchillo brilló en su agarre y Sehun se sintió a sí mismo sonriendo. Qué hombre.
Se acercó, contando los segundos que le llevaría a la anciana alcanzar el teléfono. Quizás quince. Era suficiente para desarmar a Luhan y dejar la marca.
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ARDIENDO VIVO (CHANBAEK)
RandomEllos son los Centinelas... Tres razas descendientes de antiguos Guardianes de la Humanidad, cada una posee habilidades únicas en su batalla por proteger la humanidad contra sus eternos enemigos-- Los Synestryn. Ahora, un guerrero debe luchar contr...