SACRIFICIO

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El hilo rojo bajaba desde sus muñecas hasta llegar casi a sus codos, el sonido de las esposas golpeando el rígido tubo causaba eco en toda la habitación.

—¡Hermoso! — Exclamó el hombre de ojos escarlata — realmente creo que podría sentarme aquí y observar como te desangras hasta morir. O podría ayudarte a hacerlo.

Sus pesadas botas caían en el suelo con fuerza, cada paso acortaba la distancia entre ellos, la esencia poco a poco se volvió más invasiva hasta que pudo sentir aquel aroma colarse por sus fosas nasales. El ruido de algo arrastrándose por el piso le provocó un escalofrío ante la expectativa de saber lo que era. En los pocos días que llevaba encerrado, Tony Stark había aprendido que podía esperar cualquier cosa del maniático que lo secuestró.

Pronto sintió que aquél hombre había usado el desconocido objeto como una especie de escalón para aumentar su estatura y poder tomar sus manos con facilidad.

Una lengua afilada recogió el sangriento camino de los brazos de Tony. Dejó que el sabor metálico de la sangre y el salado sudor llegaran a sus papilas gustativas. Con fuerza tomó el rostro del moreno y estrujó su mandíbula tanto como pudo, deseaba destrozarla, sentir cómo los huesos de ésta se rompían entre sus manos, pero sería una lástima no dejar que esa cavidad le diera un poco de placer primero. Con violencia hundió su lengua en la otra boca, exigiendo que el beso fuera correspondido. Mordía y lamía los labios que se entre abrían en un esfuerzo para conseguir oxígeno.

—Vamos Anthony, puedes vivir, tan sólo entrégate a mi. Podemos ser los dueños del mundo.
El castaño luchaba por contener las lágrimas, ni siquiera sabía el motivo de su llanto ¿Frustración? ¿Rabia? ¿Dolor? —Eres un imbécil Rogers — dijo Tony con la voz quebrada — un maldito loco imbécil.

El rubio bufó algo parecido a una risa.

— Si así lo deseas, será a tu modo.

Hydra tomó los brazos de Tony y con fuerza los jaló hasta que las esposas que envolvían sus muñecas desgarraron su piel.

El alarido del millonario resonó en todo el lugar. La sangre escurría creando rápidamente un charco carmesí. Steve sujetó a Tony del cabello y lo tiró al piso. Restregó el rostro de su ex amante llenándolo con  el rojo líquido. La cara de Steve estaba desfigurada, su expresión era la de un completo psicópata.

— Tony, Tony, Tony... — canturreó y se apoyó contra su espalda, dejando que su pene rosara descaradamente el trasero de Stark. — no me dirás qué no extrañarás mi verga dentro de ti. ¿O sí? Podría apostar que justo ahora deseas tenerla dentro de este maravilloso culo — dijo esto mientras sobaba los dos músculos redondos y firmes. — eres una zorra adicta, lo sé. Disfrutas estas cosas ¿verdad? El dolor que te doy. Mis humillaciones. Adoras todo esto Iron Man. No puedo negarte ese placer, vamos a ver cómo lo disfrutas por última vez, voy a tratarte justo como te lo mereces, pequeña puta.

La sangre que empapaba la cara de Tony había entrado en su boca, hasta el punto de asquearlo. Quería luchar, gritarle al otro que parase, sin embargo su cuerpo estaba tan débil que lo único que lograría sería perder la consciencia. Aunque poco le valía estar consciente o no. Al final sabía que Steve haría lo que se le antojara con él. Ya fuera vivo o muerto.

—Lo sé Tony. Debes odiarte por estar tan dispuesto siempre ¿no? Incapaz de rechazarme. Hagamos un trato. Yo puedo darte un plazo, incluso puedo detener las actividades de Hydra. Tan sólo tienes que dejar que viole tu cuerpo las veces que yo quiera, en el momento y lugar que me plazca. ¿Qué dices? A mí me parece una excelente oportunidad. Tu delicia de culo puede salvar al mundo. ¡Qué gran honor!

Hydra tomó el oído de Tony con los labios, lo besó, lamió y mordió. Su lengua se deslizó por su interior dejándolo completamente mojado. El castaño se retorcía bajo el poderoso cuerpo del súper soldado. Un tanto por el rechazo que trataba demostrar y otro poco por la excitación. Odiaba el tono insinuante de Steve, pero odiaba más que sus palabras estuvieran tan llenas de verdad.

—¿Po…por qué me haces esto Steve? — lanzó Tony en un sollozo.

El rubio giró a Tony para mirarlo a los ojos, azotando su espalda contra el suelo y aprisionando las piernas del moreno con sus muslos cincelados.

—¿No lo ves Tony? ¡Te amo maldita sea! Te necesito no puedo dejar que alguien más te toque. Si vas a morir será entre mis manos — el rubio colocó sus manos envueltas en los guantes de piel negra, alrededor del cuello de Tony — sólo yo podré ver tu última expresión. Recibir tu último aliento — el agarre se hizo más estrecho, al grado en el que Tony sacudía sus pies en un acto de desesperación. Abría y cerraba la boca erráticamente sin conseguir que el oxígeno llegara a sus pulmones.

El aliado de Hydra sentía las vibraciones de la garganta que asfixiaba, extasiado dejó caer su cabeza hacia atrás, moviéndose sobre el otro de manera obscena y cadenciosa.

En ese instante y como si un cable dentro del cerebro de Steve se hubiera conectado a su cordura, soltó a Tony, justo antes de que éste perdiera el conocimiento.

—Pero eso no sucederá hoy — informó el capitán — te daré un par de horas para que lo pienses. Puedes salvarte a ti y al resto del mundo tal como el héroe que siempre has sido. O tendrás que quedarte aquí, hasta que… bueno, hasta que yo decida que es momento de eliminarte — sonrió luciendo su espectacular y perfecta sonrisa — tanta actividad me ha causado hambre. Quédate aquí y no te muevas. Si obedeces tal vez hoy me apetezca invitarte a comer y darte un baño. Qué vaya que te hace falta.

Hydra se puso de pie y observó el cuerpo ensangrentado de su antiguo amante quien aún no lograba recuperarse y seguía luchando por respirar con normalidad.

—Te veo más tarde, cariño.

Cariño

Tony escuchó el eco de los pasos de Steve alejarse por el largo pasillo, cada vez más lejanos hasta que el silencio de la habitación reinaba una vez más.

SACRIFICIOS Y LEALTADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora