Capítulo 8. When The Party's Over

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Dos semanas después, jueves, 12:37h.

- Te he dicho que no, mamá, he ido ya tres veces y creo que es suficiente - protesta Natalia entrando a su cuarto seguida de cerca por su madre.

- Pero Natalia, hija, es que esos pelos... - intenta explicarle la señora.

- ¡Que no!, ¡que esa loca no va a volver a pelarme como a una abertzale! - la interrumpe la morena - La última vez parecía que me había cortado el pelo sin quitarme el casco de la moto.

- Vamos, Nat... - intercede Miki que acaba de entrar en la habitación.

- Tú, cállate, ni se te ocurra ponerte de su parte - le regaña señalándole con el dedo - Y sabes que odio que me llamen así.

La madre de la morena se acerca a la cama y levanta un poco las sábanas para comprobar que aún están perfectamente planchadas.

- ¿Cuánto tiempo hace que no duermes, Natalia? - pregunta la mujer preocupada.

- Duermo en el hospital, mamá, no pasa nada - se defiende la morena, mientras se cambia los pantalones por unos de deporte.

- ¿Por qué no vas a hablar con...? - empieza a decir la madre.

- Que no, que no voy a ir a ver a ninguna colega tuya a que me ponga chupones en la cabeza mientras duermo - la interrumpe.

- ¡Arrrggg, eres imposible! - protesta la mujer, saliendo del cuarto.

Natalia deja salir todo el aire que lleva un rato conteniendo y se sienta en la cama para atarse los cordones de las zapatillas.

- Te has pasado con ella, sólo quiere ayudar - le regaña Miki, sentándose a su lado.

- ¿Ayudar?, no quiere ayudar, quiere imponer su criterio - se defiende la morena - ni siquiera sé por qué estamos haciendo esto.

- ¿Haciendo qué? - contesta ahora él, volviendo a ponerse de pie.

- Todo esto, la iglesia, el banquete, la orquesta... ¡aaarrrggg! - se queja, recogiéndose el pelo, nerviosa.

- ¡Ahora resulta que no quieres casarte! - responde él enfadado.

- ¡Así no, Miki!, esto no es cosa mía - contesta ella poniéndose delante de la cara de él - sabes que yo quería ir al juzgado, firmar el puto papel y pirarnos tres días a un pueblito perdido.

- ¡Pero las cosas no se hacen así, Natalia! - se defiende ahora Miki - imagina cómo se lo habría tomado todo el mundo.

- Imigini, imigini - se burla ella - necesito salir a correr, no me esperéis para comer.

Y tras esto, sale de la habitación, dejándole con la boca abierta.

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Dos horas después...

Aunque no había conseguido calmar sus pensamientos, Natalia estaba tan físicamente agotada que sentía calambres en las piernas. Toda su ropa estaba empapada de sudor pero se resistía a volver a casa, así que sus pies se habían dirigido al único lugar en el que se había sentido tranquila en los últimos meses. Tenía gracia, porque también era donde más nerviosa se había puesto. Estaba en el portal de Alba.

"Por Dios, Natalia, pero ¿qué haces aquí?, esto es absurdo" - piensa para sí misma.

Y tras unos minutos de debate interno, decide darse la vuelta y volver por donde ha venido.

- ¡Mudito! - escucha detrás de ella - ¿qué haces por aquí?

A la morena no le queda más remedio que girarse para encontrarse con ella, y darle una explicación lógica de cómo es que ha llegado a su portal mientras corría, sin parecer una loca acosadora.

INSOMNIUM | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora