Estaba oscuro y húmedo. El suelo estaba mojado lleno de barro que succionaba sus pies con cada pisada.
Iba despacio pero con paso firme. Estaba aterrorizada pero no pensaba mostrarlo afuera.
Llegó a un claro en el bosque, lo cruzó y llegó al otro lado. Allí ya la estaban esperando. No podía ver quien estaba allí pero sabía perfectamente quien era.
-Pensaba que no vendrias, que al final decidiste rendite- era voz de hombre, grave y profunda, que le hacía sentir escalofríos.
-Yo no me rindo y menos si la vida de alguien cercano corre peligro- la mujer intentaba ocultar el temblor en su voz.
-Amanda, nadie ha dicho que su vida vaya a correr peligro, simplemente quiero poder utilizar su cuerpo terrenal y su poder cuando sea el momento para hacer lo que me apetezca con esta ciudad... -el propietario de aquella voz masculina tan escalofriante no aparecía por ningún lado, pero de vez en cuando Amanda pudo recibir por el rabillo del ojo algún que otro movimiento.
-No voy a dejar que toques ni un pelo de su cabeza, no te acercarás a ella en ningún momento...pero en cambio... puedes tomar mi cuerpo terrenal... y mi poder.- la voz masculina rió, una risa profunda y firme- Pero sólo podrás hacerlo cuando ella este preparada y pueda tener alguna posibilidad de sobrevivir o combatir.
-Me parece bien, pero tendrás que prometer que cumplirás tu promesa.
-Eso mismo tendrás que hacer tú- el hombre volvió a reír- tendrás que prometer que no la tocarás ni te acercarás a ella hasta que cumpla los dieciocho.
-Entonces trato echo, deberíamos sellarlo de alguna forma- delante de Amanda,por el filo del bosque, apareció una sombra en forma de un hombre alto y fornido.
La figura extendió lo que pareció una mano, bajo la suave luz de la luna Amanda pudo ver poco más de una mano oscura cubierta de sombras. Extendió la suya propia para estrecharsela al hombre y así sellar el trato.
Pero cuando Amanda tocó la mano del hombre no sintió nada, absolutamente nada.
-Entonces, querida, nos vemos en diecisiete años... Ah! y por cierto, dale este regalo de cumpleaños a la niña y no olvides que tiene una parte oscura en su alma, por mucho que lo intentes evitar.- El hombre volvió a extender la mano y esta vez tenía una piedra de color negro no muy grande en ella. Amanda la cogió pero no dio las gracias ni dijo nada más.
Más tarde vio como una sombra se alejaba por el oscuro e infinito bosque.
Amanda se había quedado sola. Decidió dirigirse a casa, y no pensaba dejar que nadie nunca vea ni encuentre esa oscura piedra que transmitía un halo frío y oscuro.
Con paso lento y seguro se encaminó a casa, con su familia.
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Sombras perdidas en la luz.
ФэнтезиCassia es una chica normal y corriente, con una vida mediocre y aburrida, hasta que descubre que porta en su sangre un porder muy especial y antiguo. Junto a sus amigos y un misterioso chico nuevo, Alex, Cassia esta a punto de adentrarse en una guer...