¿Torpeza o mala suerte?

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El día había comenzando con un clima agradable en la ciudad del amor, todos iban a pasos apresurados hacia sus lugares de trabajo o lugares de escuela, las tiendas comenzaban abrirse y sus dueños limpiaban sus locales.

El día estaba empezando de maravilla para todos, bueno, casi todos, excepto para una chica ojiazul, que por milésima vez, estaba llegando tarde a clases.

Marinette Dupain-Cheng

Dos cosas, o yo era muy torpe o la vida de verdad me odiaba. No sé si está era la décima vez que llegaba tarde al colegio en lo que iba del año escolar y eso que no llevábamos ni un bimestre.
Podría jurar que coloqué mi alarma una hora antes, para arreglarme y venir a la escuela a tiempo, me levanto y faltaban solo 20 minutos para que diera la hora de entrada, ni sé cómo le hice pero ya me encontraba en los pasillos del colegio, con 15 minutos de retraso. Iba rezando al cielo para que pudiera entrar sin que la profesora se diera cuenta, algo que era imposible, pues yo me sentaba en las sillas de enfrente.
Iba distraída regañandome mentalmente cuando choqué con algo, provocando que cayera al suelo mientras me sobaba la frente.

-Lo siento, juro que no era mi intención. -Se disculpó un chico, quién me tendió la mano.

Alcé mi vista y pude ver qué se trataba de Adrien Agreste, el chico de mis sueños. Realmente me gustaba Adrien, llevaba un tiempo haciéndolo, creo que desde que entró al colegio. <<¿Por qué estaba fuera del aula?>>

-No... Not... no te... Te preocupes -le resté importancia mientras titubeaba, algo que no era raro en mí cuando se trataba de Adrien.

-¿También estás llegando tarde? -Preguntó el chico señalando mi mochila.

-¿También? -fue lo único que pude articular antes de escuchar la voz del director Damocles.

-¡¿Qué se supone que es esto?! -Exclamó con firmeza el hombre.

Adrien y yo nos dimos una mirada y regresamos la vista al director; estaba dispuesta hablar, pero el chico me ganó la palabra, tomando la iniciativa ante el director.

-Lamentamos mucho el que nos encontrará fuera de nuestros salones de clase, lo que sucede es que la profesora Caline nos mandó por un libro correspondiente de su materia y estábamos por entrar al aula -Dijo con respeto a la autoridad presente.

El hombre nos dió una mirada indicando que no creía completamente en lo que estaba diciendo el chico, pero solo sonrió y nos dijo.

-Me alegra saber que contamos con estudiantes dedicados a sus materias en el colegio Françoise Dupont, como lo son ustedes dos, sigan así chicos. -Nos halago para después irse.

Adrien me dio una mirada y seguido de eso soltó una risa, yo solo lo miré con nerviosismo, acababa de mentirle al director y eso no era lo malo, si no, que si entrábamos y la profesora nos veía, a dirección tendríamos que parar y ahora sí se nos caería la mentira.

-No te preocupes Marinette -me tomó del hombro-. Nino dice que la profesora salió por algunas cosas y tenemos oportunidad de entrar sin que nos descubra.

-Pero yo me siento adelante.

-Nino y Alya están sentados al frente, tú y yo podemos sentarnos atrás -Adrien tomó mi mano y me regaló una cálida sonrisa-. Confía en mí Marinette.

Sentí mis mejillas arder, sabía que en cualquier momento caería al suelo si me mantenía quieta.

-Vamos adentro.

El chico jaló de mi mano y cuando estuvimos dentro todos nos miraban, no era normal que Adrien, el chico popular estuviera tomado de la mano con Marinette la torpe de la escuela.
Sentí las miradas de varios compañeros puesta sobre mí, pero una en específico me hizo sentir intimidada, la de Chloé Bourgeois.
A la rubia le gustaba el rubio, era demasiado celosa con él, no toleraba el que yo estuviera cerca de él, no quiero ni imaginar que estaría pensando ahora que estaba viendo aquella escena.

No pasó demasiado tiempo del que habíamos ingresado al salón, cuando entró la profesora con el material de apoyo, dando órdenes para poder adquirirlo. La mirada de Chloé seguía sobre mí y Adrien lo notó, el chico solo la miró serio y luego la saludó amablemente agitando la mano.

-Creo que Chloé está molesta -musité para nosotros.

-Ella es mi amiga, no lo está. -Contestó tranquilo el chico.

-Ella lo está, seguro me matará -dije llevando un libro a mi rostro, evitando que la rubia siguiera mirándome.

-Ella es buena, solo quiere que no me pase nada, estarás bien -sentí su mano sobre mi mano que se encontraba apoyada en la mesa.

El calor volvió apoderarse de mis mejillas y el nerviosismo se hizo presente nuevamente, miré unos segundos a Adrien y retiré mi mano de la suya, lo que menos quería eran más problemas con Bourgeois.

ADRINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora