Parte 3 Leo

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El día había acabado satisfactoriamente, o al menos para la Amelia que cumplió con sus tareas, ahora estaba leyendo un libro que se titulaba "Con la calma de la noche" era una tragedia que implicaba a una princesa despojada de su familia y su corona lanzada al mar donde fue rescatada por un tritón que le dio la oportunidad de vengarse con la condición de ser suya para la eternidad, al final la joven termina enamorándose del hijo del hombre que le quito el trono, el tritón sintiéndose traicionado y lleno de cólera la mata para suicidarse y estar con ella tal cual lo habían prometido.

Era una de sus historias favoritas, algo triste pero justa.
Escucho unos ruidos, bajó a la sala y ahí estaba su hermano con una herida pequeña en el rostro y sujetando su costado. Te acercaste con una mirada seria.

-¿Qué te paso?- él te miró con una leve sonrisa.

-¿Importa?- resoplaste fastidiada

-Tienes razón solo harás que me enoje más; ¿Dónde está el botiquín?- Leo señalo un estante a lado de su colección de motos miniatura regaladas por los amigos de Richard; quién diría que justo las usaba vendiéndolas y con el dinero comprar refacciones a escondidas para motos reales.

Tomaste un par de curitas, vendas, alcohol y crema para golpes.

-Ya sé que no importa pero ¿por lo menos ganaste?- Leo te vio como si te hubiera crecido otra cabeza.

-Claro que sí, por quién me tomas hermanita- Lo viste con una mirada altiva, herencia de Richard, tu hermano se puso serio de repente.- Me han dicho que has estado hablando con un chico rubio-

Abriste tus ojos en sorpresa pero tu rostro no mostró más expresión más que esa -...Se llama Adrien Agreste hijo del señor Gabriel; era amigo de Marinette- Tu hermano te vio nuevamente tratando de encontrar alguna mentira en tus palabras; más nada hallo.

Leo pensó por nos momentos y asintió conforme –Bien, solo no te acerques demasiado-

Tú asentiste antes de ayudar a tu hermano a llegar a su habitación.

Al día siguiente despertaste en los brazos de Leo, al parecer te habías quedado dormida mientras tu hermano te contaba sobre la carrera; no te molestaba estar así con tu hermano, después de todo eran familia, a veces la única que tenías con la misma sangre.

Terminaste con tu rutina vespertina y te encaminaste junto a Leo hacia las puertas de la "prisión" en donde vieron a Robert, su chofer; el cual querían como a un padre.

Terminaste con tu rutina vespertina y te encaminaste junto a Leo hacia las puertas de la "prisión" en donde vieron a Robert, su chofer; el cual querían como a un padre

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Tanto Leo como tú subieron a una moto para ir al colegio. A pesar de que Robert era su chofer, cada vez que sus padres no estaban en la mansión le daban el día libre; después de todo era un hombre de 67 años que había sido abandonado por sus hijos junto con su esposa que padecía una enfermedad crónica y degenerativa, así con su ayuda tenía tiempo para cuidar de su esposa, sus padres pagaban bien por lo que los gastos médicos no eran nada, aún así Robert siempre que podía llegaba a la mansión para darles la bienvenida con un abrazo paternal.

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⏰ Last updated: Mar 24, 2019 ⏰

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Jamás seré ella...Where stories live. Discover now