Narra ____:
La estúpida alarma sonó como todos los malditos días. Es que en serio, no se cansa de sonar siempre? Bueno, ya que!
Me levanté (a duras penas) y fui directo al baño a darme una relajante ducha antes de ir al maldito infierno, mejor denominado, escuela, o mejor dicho, el edificio de completos e incompletos idiotas.
Okay...! Me salí del tema de la ducha, pero un poco de humor mañanero no le hace mal a nadie ¿Verdad? Por lo menos a mí y a mi rutina, No!
Tomé dos toallas junto con mi ropa y fuí a la regadera, abrí la canilla de agua caliente y un poco de la fría para que así se templara al ambiente, empecé a quitar todas y cada una de mis prendas para así meterme en la refrescante, relajante y recién templada ducha. Cuando terminé de bañarme salí a mi habitación a cambiarme y cepillarme, sequé mi cuerpo y mi cabello, luego me puse mi ropa separada que consistía en unos jeans y una playera suelta, con mis inseparables converse.
Jamás me gustó ser de esas plásticas que enseñaban todo, usaban poleras mucho más cortitas que las normales y shorts cuatro o cinco manos arriba de las rodillas, aunque sinceramente dudo que con mi cuerpo pudiese llegar a serlo. Mi madre, (las pocas veces que llego a hablar con ella) me dice que tengo una buena figura y lindo rostro, pero nunca quise creerle ya que podríamos decir que está obligada a alagarme ya que es mi madre, mi yo interior decía que era bonita, pero el exterior arruinaba los pensamientos de éste.
Cuando terminé de vestirme y arreglar mi cabello en una larga coleta color dorado me dispuse a bajar las escaleras directo al primer piso, cuando llegué a éste me encontré con...
