UN INSTANTE DELICADO

16 3 0
                                    

No permitiría que un tío desgraciado siguiese insultando a un niño que no le había hecho absolutamente nada. Nada ni nadie tiene que decirte lo que tienes que hacer o dejas de hacer o donde tienes que estar o como hueles o como eres,  eso no lo voy a permitir  y no me aguantaré.

-¡ Eh, tu estupido cabrón de mierda! No voy a permitir que insultes a un niño que no te ha tocado o te ha dirigido la palabra en ningun momento y el que se tiene que marchar eres tú. - enfrentandome a él sabía que había jugado con fuego pero me daba igual, defendería al niño, aunque no lo conociese de nada. Me hierve la sangre cuando la gente se cree superior a los demás y todo lo que tocan es suyo, no voy a torerarlo. Todas las personas que estaban en el bar le quitaron importancia a lo que estaban haciendo y se pusieron a ver la escena que había montado.

- ¡ Como te atreves a hablarme así!- estaba enfadado, se notaba- puedo hacer que te tragues esas palabras. - cambio a un tono amenazante.

- Inténtalo si te atreves, haber si sabes lo que hay que tener para enfrentarte a mi, pero no puedes por que eres un cobarde, siempre al lado de tus amigos.- quería que se enfadara conmigo para que olvidara al niño.

- Oh niña, la has fastidiado bien, te voy a part...

No puedo terminar de hablar, por que le interrumpí asestandole un golpe en la nariz, uf, no se callaba. Todos sus amigos me miraron estufectos por mi ataque sorpresa que le había dado a su lider.

- Me duelen los oídos de tanta palabrería, ven chaval, ven, a ver si sabes defenderte con uno de tu tamaño.- A ver si tenia algo de valor ese niñato, a ver si ahora se atrevía a decirme algo.

El tío ahora parecía que se había enfurecido y había llegado al límite, parece que le habia dolido mis palabras, al igual que el puñetazo que le asesté. Por su nariz le caía un pequeño hilo de sangre, además no me digais que no se lo merecía.

- Ahora si que te vas a arrepentir de haberme molestado, niñata de mierda. - el tío se metío la mano dentro de su chaqueta y de ella sacó un objeto que toda la gente del bar lo miró, con miradas de miedo y horror. Lo que había sacado era una... ¡ PISTOLA!
Era una puta pistola, con las pintas que lleva y la de sus amigos,  no me sorprende que hubiera sacado un arma. Ahora falta que esten compinchados con el demonio y si fuera cierto, no me sorprendería tampoco.

Después de ver el arma decidí salir por patas para que nadie inocente del bar saliera herido. No pude despedirme del señor Burst y del niño, pero sabía que ahora estarían a salvo.

Corrí todo lo rápido que mis piernas me permitían, no sabía a donde dirigirme, pero sabía por la posicion del sol que hora era y me vino a la mente el sitio perfecto.

Corrí dirección hacia la playa, vi que el sol se estaba poniendo y eso significaba que anocheceria muy pronto. Cuando paso las tardes hablando con Burst, no me daba cuenta de como pasaba el tiempo.

Mientras corría, el idiota me disparaba, intentado haber si alguno de sus disparos me alcanzaba y sus amigos le ayudaban también haber si alguna bala consiguiera darme. Se estaba poniendo fea la situación.

Por fin llegué a la orilla del mar, miré a mi alrededor, no había nadie, menos mal. Me giré para saber el tiempo que disponía. El hombre se había parado no muy lejos de mi posición, apuntándome y al lado, sus amigos descansando por la gran corrida que se habían hecho al perseguirme.

Los dos nos desafiábamos con la mirada, ninguno de los dos apartabamos la mirada. Pero ese fue mi gran error.
El lider del grupo sin quitarme la mirada, disparó.

Después del disparó, nadie se movió de su sitio, el tío ni yo nos quitamos la mirada, pero la expresion de él cambió, en su rostró apareció una sonrisa que se me erizó la piel, y eso significaba que había logrado su objetivo.

Miré hacia abajo, y vi que mi camiseta estaba empapada de sangre, me había alcanzado su disparo.

-¡¡¡AAAAHHHH!!!- me tiré de rodillas a la fria arena y me puse la mano en el abdomen, donde la bala me había alcanzado, con la mano quería intentar calmar el dolor y la hemorragia de la mano.

Estaba tan atenta en mi herida, que sin darme cuenta el idiota y sus amigos se acercaron a mi. El idiota se acercó a mi oído.

-Eso te pasa por subestimarme y de hacer de heroína.- su voz me daba asco. Me merecía el disparo por haberme enfrentado a esos idiotas, pero mi instinto me decía que no podía dejar que esos estúpidos le hicieran daño el niño, sé que no conozco al niño de nada pero mi instinto solo me decía que tenía que hacerlo.

No podía aguantar el enorme dolor que me hacía la bala. El idiota sin previo aviso me cogió el cabello y me tiró hacia arriba para que me levantara. Chillé de dolor.

Cuando me puse de pie, de las insignificantes fuerzas que me quedaban le intenté darle un puñetazo, pero el idiota vió mi intención y lo paró como si nada.

-Ahora no hay nadie para que te ayude, no debiste entrometerte. - y con esas palabras, me dió un golpe justo donde tenía la herida de bala.

Fue tal el golpe que escupí sangre, me caí de rodillas a la arena. No puedo aguantar más, no puedo resistir este insopotable dolor. Me sentía débil por culpa de perder tan sangre, iba perdiendo el conocimiento poco a poco.

Cuando sentí que mi visión se iba nublando escuche a lo lejos unos gritos, vi que el idiota y sus amigos maldijeron y corrieron para escapar de aquellas personas. Escuché pasos cerca de mí, intenté reconocer quien era, pero no pude.


-¡ Chopper, aquí, hay una chica herida!- eso fue lo último que escuché antes de perder el conocimiento.

Un Sueño, Un Deseo, Una Realidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora