CAPÍTULO III: "KHALEEL".
Usain Bolt, aquel corredor de Jamaica que rompió todo tipo de récords debido a su velocidad a la hora de utilizar las piernas, alto, afroamericano, y con mucho kilometraje que ofrecer, no se comparó a mí cuando procedí a dar aquel sprint cuando sentí aquella voz de Marlene diciéndome que Khaleel, mi hijo, mi sangre, una de mis tres razones para vivir, estaba herido.
El cuerpo humano es una anomalía, en un momento puede estar tranquilo, y al pasar fracciones de segundo, se convierte en lo que uno llama anarquía. Mientras avanzaba escuchaba que Valkyr trataba de decirme algo, venía detrás de mí tratando de llegar al objetivo, pero no podía alcanzarle, ya que lo que tenía en mira iba hacia adelante tan fuerte que el ladrón de bancos quedó sin energías.
El objetivo era yo, estaba tan concentrado en correr hacia mi casa que olvidé por completo que tenía dinero para un taxi, pero como dije, esa anomalía llamada cuerpo solo piensa en ser impulsivo ante cualquier circunstancia de peligro, y sentía que le quedaba poco tiempo a mi hijo, escuchar a Marlene tan exaltada era difícil, sabía que esas heridas eran algo serio, lo presentía, mi niño necesitaba de mí.
Del viejo almacén a mi hogar eran unos 30 minutos en taxi, pero logré llegar en menos de 20 gracias a esas piernas que el ejército moldeó.
"Amor, ¿Dónde está Khaleel?"
"La ambulancia ya viene en camino cielo, no es nada grave".
Marlene me decía que no era nada grave pero la escena que estaba ante mis ojos era otra.
Los vidrios de la ventana que apuntaba hacia la sala de mi casa estaban desparramados por todo el suelo, Khaleel se encontraba en los brazos de mi esposa, cuyas acciones para detener un sangrado eran obsoletas, ella lloraba mientras veía hacia la nada, su mirada estaba ausente, Khaleel solo trataba de decir palabra alguna pero no podía, James estaba en el cuarto, Marlene no le dejaba salir para que no viera semejante atrocidad.
La ambulancia llegó a la escena, cargué a mi hijo en dirección hacia los paramédicos mientras gritaba a todo pulmón que por favor le salvaran.
Los chicos fueron rápidos, lo insertaron en la camilla y la ambulancia partió rumbo al hospital. Le dije a Marlene que se quedara en casa y calmara a James.
La ambulancia iba a 120, al igual que mi corazón.
El viaje hacia el hospital St. George...viejo lugar, recuerdo cuando era niño y siempre me rompía algo por andar de travieso, visitaba al Dr. Anderson, y voilá, un yeso arreglaba todo. Cuando practicaba a la hora de ser un novato y mis heridas se daban a relucir, siempre imaginaba que estaba en el St. George, que todo estaría bien, que solo tenía que seguir luchando y con la cabeza hacia adelante.
Pero en este caso, no me sentía con felicidad alguna, solo rezaba, mi mano se colocaba en el pecho de mi hijo mientras el con un tubo de oxígeno en una camilla perdiendo mucha sangre debatía con la propia parca sobre si seguir a mi lado o no.
"Papá"...
"No hables hijo, solo toma mi mano, toma mi mano".Recuerdos invadían mi mente mientras sujetaba la mano de aquel niño débil que solo estaba en el lugar y momento equivocado, no merecía nada de lo que estuviera sucediendo, yo era lo que merecía estar en esa camilla. Lo peor del caso es que sabía exactamente lo que había sucedido, el por qué mi familia estaba pasando por esto, pero en ese instante no me pasó tomar venganza, es que...el sentimiento gana, la venganza no es buena, mata el alma y la envenena, solo lograba culparme por todo lo sucedido.
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The 16th Assault
ActionClément Taylor y su equipo de ladrones son los mayores expertos en cuanto a robar bancos se trata, pero se verán amenazados por un hacker desconocido que con un click enviará todas las pruebas de sus crímenes a la policía...a menos que este grupo lo...