Romper las reglas

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<6,7,8,9,10,11...> Madre mía que alto está esto. Observo la pantalla del ascensor que indica el piso en el que nos encontramos esperando que pare lo antes posible, aunque tiene pinta de seguir hasta el infinito. Sujeto mi maletín con firmeza y me estiro el traje en un intento de quitarme los nervios de encima.

La mujer que me acompaña viste con un vestido ceñido y unos altos tacones. Aún así tiene que elevar la vista para mirarme a la cara. Su sonrisa no del todo genuina no hace más que incrementar mi estado de desconfort.

Al parecer mis plegarias han sido oídas ya que el ascensor finaliza su ascenso en la planta 16. Mi acompañante me guía por los pasillos a un paso lento para mi gusto. Me fijo en los empleados pegados a las pantallas de sus ordenadores tecleando sin parar cosas incomprensibles para mí.

Finalmente la mujer se para frente a una robusta puerta. Me indica que ya puedo pasar y se marcha sin mediar más palabra. Inhalo y exhalo repetidas veces consiguiendo calmar mis nervios.

<Venga Natalia tú puedes. Solo es una pequeña entrevista para una pequeña empresa.> Me miento a mí misma. <Ahora vas a entrar ahí y vas a conseguir ese jodido proyecto.>

Sin darme más tiempo para comerme la cabeza toco a la puerta y accedo al despacho. Sentada en una cómoda silla se encuentra una joven rubia que no aparenta muchos más años que yo. Se levanta al verme y rodea su escritorio para darme la mano.

Decir que estoy embobada sería poco. Sin duda no esperaba que tal bellezón se encontrara a la cabeza de una de las empresas de tecnología y programación más relevantes del momento.

- Encantada, soy Alba Reche - dice con una sonrisa. <Alba Reche. El nombre más bonito para la chica más guapa.>

La rubia carraspea ya que no me he presentado. <Genial Natalia, cagándola desde el minuto 0.>

- Lacunza, Natalia Lacunza. Perdona, es que estoy un poco nerviosa - Ella dibuja otra sonrisa tras mi disculpa y procede a sentarse en su silla. Tomo asiento en la silla que se encuentra enfrentada y juego con mis dedos por debajo de la mesa.

- Así que Lacunza...

- Natalia, por favor - le interrumpo ganándome una mirada difícil de descifrar por su parte.

- Natalia, ¿cómo es que una chica tan guapa como tú está metida en el mundo de la arquitectura?

- No creo que mi físico influya en mi trabajo, señorita Reche. No soy un simple objeto al que juzgar por su apariencia. - Respondo de manera un poco cortante.

Alba hace una mueca en gesto de aprobación con mi pregunta y se inclina hacia delante en su escritorio.

- Permítame rehacer mi pregunta, Natalia - dice haciendo énfasis en mi nombre. - ¿Qué es lo que le ha hecho decantarse por la arquitectura?

- Siempre se me ha dado bien el dibujo técnico y creo que la arquitectura es una forma de arte en sí. Me intriga la manera en que un edificio puede aparentar ser una cosa y al entrar por dentro resultar ser algo completamente distinto. - Mientras respondo no puedo evitar fijarme en la manera en la que la rubia muerde el boli que tiene entre manos. - Supongo que me pasa al igual que con las personas. La impresión que den no siempre es la que se esconde dentro. Hay que tomarse el tiempo de descubrir cómo son realmente.

- Buena comparación. Sin duda tiene usted las ideas bien claras.

- Tráteme de tú si no le importa - digo antes de pensarlo.

ONE SHOTS ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora