Allergy.

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   Cuando Paul observó los diversos postres que reposaban sobre la mesa, no pudo evitar que su boca se hiciera agua. Todo se veía muy apetecible.

   Él, amigos y familiares estaban en la recepción de la boda de su hermano Mike. La ceremonia había pasado, y nunca estaba de más usar la noche para celebrar y pasarse de tragos.

   Dispuesto a devorar más de uno, Paul McCartney de veintitrés años —aunque a la hora de dulces parecía un crío de siete— acomodó fugazmente la corbata rosada que contrastaba con su traje beige y caminó sobre la grama hasta acercarse aún más a la mesa.

   Su vista recorrió todo: el inmenso pastel de cuatro pisos y crema blanca que ya había sido picado, la fuente de chocolate blanco y oscuro, acompañado de diversos tipos de galletas para acompañar.

   Y ahí estaban: los cupcakes más hermosos que sus ojos podían haber visto en toda su vida. Tenía un betún perfecto, era de chocolate y llevaba chispitas encima.

   Todo un deliro.

   Estiró su mano para agarrar uno, pero un carraspeo femenino lo interrumpió. Se dio la vuelta gruñendo y maldiciendo, hasta ver cara a cara a Jane, su prometida. Se veía hermosa con aquel vestido ajustado de color rosa y tacones beige. Ella y Paul habían sido damas y caballeros de honor, así como otros cuatro más.

   —No pensarás comer eso, ¿o sí?

   —¿Qué tiene de malo, Janie? —hizo un puchero—. Sólo he comido el pastel, así que si es por el dulce...

   —Tiene nuez —le indicó—. Y tú eres alérgico a la nuez.

   Paul chasqueó su lengua. Sabía perfectamente que desde pequeño no podía probar la nuez porque comenzaba una erupción de rosetones sobre todo su cuerpo.

   —Agh, deja de cuidarme como si fuera un niño.

   En medio de una sonrisa, se acercó a él y le apretó el cachete.

   —Eres un niño, mi amor —lo mimó, logrando que Paul rodara los ojos—. Sólo intento cuidarte.

   Él sentía que la vida, en vez de haberle dado una novia/futura esposa, le había dado otra madre y más fastidiosa. Jane lo sobreprotegía, lo cuidaba, lo consentía a niveles muy exagerados y eso le molestaba.

   Sin embargo, todavía creía que ella la ideal.

   —Iré a la sesión de fotos con Pattie y las chicas —dijo—. Pórtate bien. No hagas nada malo, ¿está bien?

   —Sí, Jane —contestó con voz arisca—. Ve tranquila.

   En cuanto su prometida se dio la vuelta y se marchó, Paul volvió a mirar los cupcakes que le habían agradado al principio. Fue amor a primera vista.

   Si tan solo no tuviera nuez, pensó.

   Su debilidad siempre habían sido los cupcakes, y más si se trataban de chocolate. Y ese tenía chocolate. Estaba repleto de ello. El cupcake era de chocolate, tenía betún de chocolate, chispas de chocolate y un chocolate en el centro que descubriría cuando le diera la primera mordida.

   Se disgustó cuando otro invitado tomó uno y se marchó dándole un mordisco. No podía quedarse así. Debía probarlo.

   Sólo un mordisquito, pensó. No me hará daño.

   Aseguró primeramente que su novia no estuviera cerca. Había varias personas y entre ellas su hermano y nueva esposa hablando con sus amigos más cercanos. Ese era el momento perfecto y no podía desperdiciarlo.

Allergy ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora