Sinopsis

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Sus labios eran dulces y sus manos frías, al rededor era puro silencio aunque estábamos en un lugar lleno de gente, una de mis manos fue hasta el borde de su falda de cuero pegada al cuerpo con las puntas de mis dedos toque sus pequeñas bragas las cuales estaban húmedas por su feminidad amaba tocar a esta mujer, era como tocar una suave melodía, me hice pasos entre ella  introduciendo uno de mis dedos mientras apretaba su abdomen para mantenerla contra la pared su pequeñas manos desprendieron los botones de mi camisa dejando a la vista mis pechos redondos y firmes, apretó uno de mis pezones duro por la excitación, dejo mis labios sedientos mientras bajaba hasta mi cuello dando pequeñas mordidas, introduje un segundo dedo en ella con agresividad mientas ella  jugaba con mis pechos, chupaba mordía mordía y chupaba.

Sus gemidos se mezclaron con las voces de la multitud saque mis  dedos de su interior dejándola a punto de terminar tome su mano mientras caminaba hacia Jimie, sus ojos miraban con deseó mis senos que aún seguían descubiertos a la vista de todos los presentes, tome su chaqueta y los arrastre a ambos detrás de mi, caminé a través de los pasillos con los dos siguiéndome. La habitación del ático siempre se encontraba vacía con el uso exclusivo para mí.

Pasé última cerrando la puerta a mis espaldas, caminé hasta el sofá viendo como Jimie rasgaba con apuro la blusa de aquella chica.

—Hazme tuya.— Murmuró entre la excitación.

Jimie era un loco de esas palabras no había límites para el después de esas maravillosas palabras. Desprendió su pantalón con velocidad mientas con su otra mano subía la falda de cuero.

—Ven Amanda.— Hablo excitado, saque mi camisa y pantalón, quedando completamente desnuda, caminé hacia la cama y subí quedando arrodillada frente la pelinegra que mantenía los ojos cerrados por el alcohol.

—Te daré por el culo y Amanda mirará.— Así como el dijo sin perder tiempo sucedió, introdujo su miembro sin compasión haciendo que la chica gritara de dolor retorciéndose bajo su cuerpo.

Sus gritos de súplica me excitaba, mi clítoris era masajeado por dos de mis dedos mientras la pelinegra lloraba y Jimie gozaba, sus gritos llenaban toda la habitación haciendo que mis bellos se erizarán.

—Amarra su manos cariño.— La pelinegra al escuchar sus palabra se removió nerviosa, más no podía hacer nada ya estaba en la cueva del lobo y se encontraba muy hambriento.

Tome las sogas del respaldar de la cama y sin cuidado ate sus muñecas; Jimie sacó su pene de la chica y se corrió en sus nalgas, las cuáles estaban rojas por tal acto, baje y caminé hasta el quedando frente a frente, su miembro seguía duro contra mi vientre.

—Ve y lávate, aún no se a terminado la noche y nuestra amiga no a terminado de disfrutar.— Bese su boca con hambre, tomo mis muslos y nos arrastró hasta el respaldar del sofa donde con delicadeza me recostó en el dejando mis pierdas separadas preparada para el.

Beso mis pechos y bajo hasta mi feminidad, que palpitaba con deseó. Tome su cabello y lo acerqué a mí clítoris el cual devoró con ganas, mis gemidos y el llanto a dolorido de la joven atada era lo único que se escucharía por el resto de la noche, al igual que la música desenfrenada de dos pisos más abajo.

Con las piernas temblorosa por la descarga de hace un momento me acerque a la pelinegra que aún se encontraba boca abajo con su culito a merced de mi compañero y de mi, su respiración era agitada y lenta a la vez, su cuerpo seguía templando del dolor, me acerque más y había sangre corriendo por sus piernas; mi compañero lo había echo una vez mas, había desvirgado un culo sin pudor.

Y a mí me excitaba de sobre manera eso, pasé mi dedo corazón por su vagina, estaba mojada llegué a su clítoris y lo masaje haciendo que temblará a un más.

—Te daremos todo el placer que mereces princesa, más no saldrás de esta habitación mañana por la mañana ni por la tarde, tu cuerpo arderá en el infierno y tú corazón se romperá, como todas las paredes de tu cuerpo amor mío.— Tome sus tobillos y en cuestión de segundos su cuerpo dio vuelta quedando boca arriba.

Pose cada pierna a su costado pegando mi vagina en la parte baja de su vientre, desabroché su sostén en un móvil rápido dejando sus tetas a mí antojo tome uno y lo apreté clavándole mis uñas largas, calle sus lamentos en un beso bórax mientras seguía jugando con sus pechos, pasé mis uñas con fuerza sobre su vientre.

—Ya basta de juegos Amanda, suéltame, cualquier trato loco que allás echo con Miller te pago el doble solo déjame ir.— Su vos era demandante con una pizca de miedo, levanté mi cara de su cuello y sonreí mostrando toda una hilera de dientes perfectos.

—Que me darías a cambio de tu libertad pequeña zorrita.— Su cara se encontraba empapada de lágrimas y eso me encantaba.

—Conozco a alguien que podría interesarles, es hermosa y aun es virgen, lo sé porque es una amiga mía su nombre es Penélope.— Tome asiento a un lado de su cuerpo ahora completamente desnudo, me lo pensé por un momento, solo por un momento.

— Cuéntame un poco más de ella.— Le pedí muy interesada, no era noticia en Enresthon que las vírgenes eran una tentación para una White.

—Su nombre es Penélope Cruz, no hace mucho llegó con sus padres tiene un hermano, Christopher Cruz un chico muy conocido aunque allá llegado hace poco no viven muy lejos de aquí y podrías llegar muy rápido a ella a través de él.—  Su vos era temblorosa y mi paciencia poca, caminé hasta la puerta del baño y abrí, Jimie se encontraba inhalando una línea de cocaína en la tina.

—Ya es hora, basta de estupideces.—  Caminé fuera del baño y llegué a los pies de la cama, me subí de un movimiento rápido y desate sus muñecas, la tome con delicadeza de una de sus mano mientras la llevaba a la tina.

Jimie se encontraba en el mismo lugar con una toalla en su rostro, hice entrar a la pelinegra dejándola sentada de espalda a rubio el cual al sentir  la sobre su miembro la tomo por de bajo de las axilas pegándola más a su cuerpo.

—Dime tu nombre.— Pidió Jimie en un todo dulce.

—Nicole.— Le respondió con apuró, la mano de Jimie apretaba uno de sus senos mientras su otra mano la tenía escondida entre las piernas de la chica, me marché de ahí cerrando la puerta detrás de mi.

—Dulces sueños Nicole.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2019 ⏰

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