Capítulo 02

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Roberto

Roberto pasó toda la noche esperando que Fernando saliera de su habitación. No fue sino hasta la mañana siguiente que su novio lo encontró sentado en el piso recostado contra la pared, esperando a que saliera de su habitación. No había dormido en toda la noche y eso se notaba en su expresión. Se sintió consolado al ver que Fernando tampoco parecía haber conciliado el sueño.

—¡Roberto, pensé que te habías marchado a casa! —exclamó Fernando angustiado. Se acercó a su novio inmediatamente y le puso las manos sobre los brazos—. ¡Estás helado! —dijo entristecido. Parecía sentirse culpable otra vez.

Roberto se sintió un poco mal de verlo tan apenado, pero no dijo nada. Le gustaba que su novio se preocupara por él. Anoche había ocurrido algo terrible otra vez, se había dejado llevar por su pasión y no se preocupó por lo que su novio necesitaba o quería.

Al principio creyó que Fernando estaba disfrutando lo que hacían, pero algo ocurrió que su novio perdió la erección que había estado frotando contra sus piernas y salió huyendo sin mirar atrás. No era la primera vez que ocurría y Roberto estaba decidido a descubrir qué demonios pasaba.

—Estoy bien —le dijo acariciándole la mejilla—. No te preocupes.

Se levantó del piso y Fernando salió corriendo por una manta para ponérsela encima, una vez lo hizo, ambos se dirigieron a la cocina y Fernando comenzó a preparar una taza de chocolate caliente.

—Esto ayudará a que entres en calor —dijo moviéndose de un lado a otro nerviosamente.

Al notar lo ansioso que parecía su novio, Roberto tomó asiento y observó a su novio. El delgado cuerpo de su amante era muy agraciado, e incluso a pesar de su estado emocional, sus movimientos parecían ser los de un bailarín profesional. Aunque realmente Fernando trabajaba como el asistente de un contador.

Su cabello rizado, que por lo general estaba peinado a la perfección con la ayuda de gel, estaba desaliñado. Tenía un poco de barba, la que siempre se afeitaba hasta que su piel quedaba perfectamente suave.

Desde el primer momento en que vio lo frágil que parecía Fernando un instinto protector se apoderó de él. No es que el hombre frente a él fuera pequeño o vulnerable. Al contrario, incluso era un par de centímetros más alto que él y físicamente era todo un hombre. Sin embargo, la forma en la que se comportaba, lo hacía parecer muy frágil.  

Suspirando, reunió valor y se dispuso a aclarar esta situación.

—Tenemos que hablar. —En el momento en que esas palabras dejaron sus labios, vio que Fernando asintió y su cuerpo se tensó—. Anoche… ¿qué ocurrió? —Roberto quería saber si él tenía la culpa. Quería saber cuál era el problema y estaba dispuesto a ir despacio con su novio. Tenía varias teorías de lo que podía estar ocurriendo, pero deseaba que Fernando le dijera la verdad.

Fernando continuó moviéndose por la cocina, al principio pareció no querer responder, pero a los pocos minutos se sentó frente a él y lo miró fijamente.

—Algo pasó… no está relacionado contigo —dijo—. Pero no creo estar preparado para decirte la verdad.

Después de una pausa, Roberto interrumpió el silencio:

—Lo entiendo —dijo, aunque en realidad no lo hacía—. Te daré todo el tiempo que necesites, hasta que estés listo para decírmelo.

—Gracias —dijo su novio aliviado.

Roberto se sintió satisfecho, sentía como si había logrado avanzar un poco en su relación.

—Tengo una idea —dijo ideando un plan para que pasaran más tiempo juntos—. ¿Te gustaría salir a cenar conmigo esta noche?

Secretos Oscuros 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora