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~*Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas*~
Los hijos de los héroes más conocidos en todo Japón se encontraban ahora mismo frente a sus padres, cara a cara. Sin embargo, estos lucían un poco... diferentes.
Y c...
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➤ Capítulo 8: Los Bakugo.
Narrador Omnisciente:
Luego de la presentación del hijo de Midoriya, le siguieron varios de los chicos de la siguiente generación.
Las expresiones de todos los allí presentes fueron tan épicas como para tomarles una fotografía de recuerdo, ya que no se podían creer lo que les depararía el futuro.
Izuku y Ochako se enteraron que iban a casarse en unos cuantos años e iban a tener dos hijos, un niño y una niña.
—¿¡C-con Ochako-san!? —tartamudeó el pecoso bastante nervioso y sonrojado, aunque no era el único en aquel estado.
Los rostros de ambos jóvenes eran fácilmente comparados con los de unos tomates y ni siquiera tuvieron el valor de mirarse a las caras, puesto que ese sería el detonante para que se desmayasen ahí mismo.
Por otra parte, habían algunas parejas que ya sabían que iban a acabar juntos, puesto que ahora mismo se encontraban en la flor de su relación.
—¡Es mi turno! —exclamó un azabache corriendo hacia el frente del escenario, sacándose aquella capa para dejar a relucir su rostro.
Sus facciones estaban muy bien marcadas y una gran cabellera alborotada reinaba sobre su cabeza, junto a unos grandes ojos rojizos, idénticos a los de su padre.
—Mi nombre es Haru, es un placer —hizo una reverencia de forma cordial, mirando expectante a todos los alumnos de la clase 3-A, topándose con la mirada extrovertida de su madre—. Tengo dieciséis años y asisto a Yuei junto a mis compañeros, y mis padres son...
—El pelo de mierda —adivinó Katsuki junto a un bufido, notando las mismas facciones que ambos tenían.
—¿Ah? —Eijiro enarcó una ceja en su dirección, un poco confundido— ¿Por qué dices eso, bro?
Bakugo no hizo más que poner los ojos en blanco ante la pregunta tan absurda que había salido de sus labios, dispuesto a darle un golpe ahí mismo.
—¡Oh, no lo sé! ¿¡Quizás porque se parecen mucho, ah!? —alzó la voz mientras fruncía el ceño.
—¿Tú crees...? —dejó la pregunta en el aire, viendo a su hijo el cual parecía tener una gotita en la cien.
—Kirishima, son como dos gotas de agua —se rió ______.
—¡Oh, ahora comprendo! —soltó alegre mientras observaba al menor, el cual le sonrió ampliamente también— ¿Y quién es tu madre, hijo mío?
—¿¡Cómo que quién es su madre!? —Mina se ofendió ante tal pregunta.
—¡Se supone que ambos están saliendo! —exclamaron todos en la clase A, logrando sonrojar al pelirrojo.
—E-era una broma, ja ja ja —miró apenado a su novia—. ¡Aún así me alegro de que mi hijo se vea tan masculino! —gritó eufórico, emocionado por su retoño.
