Day 1: Hands in Hair / Oceans.
"You will burn and you will burn out; you will be healed and come back again."
- Fyodor Dostoyevsky.
Pairing(s): Juniatsu.
⊱﹝自然の少年﹞
Las tardes de primavera eran ventosas y cálidas, además de las flores naciendo y la tierra renaciendo de una manera tan espléndida; había una cosa que solo el clima no podía cambiar. Y eso era el océano.
La madre tierra se enojaba y lloraba de una manera tan humana, cada vez que el océano se movía, una parte de los miserables humanos lo hacía. Aunque todos sean la misma porquería en persona como para contaminar a su propio planeta, la tierra era tan misericordiosa como para perdonarle a los humanos -solo algunas veces- de sus desperdicios.
Sin embargo, para Junichirou no era así y lo podía sentir. Cada vez que veía a Atsushi llorando, podía sentir como si la tierra estuviese enojada con los mortales. Nakajima para Tanizaki era un tanto especial.
Sus cabellos blancos parecían como la propia nieve del monte everest, sus ojos amarillos parecían de verdad el mismo sol iluminando la tierra y su personalidad tan expresiva; era igual de humana como madre tierra. Cada vez que comparaba las reacciones con madre tierra, podía ver como éste era casi igual a ella.
Atsushi para él, era la definición de la tierra. ¿Razón? Por si te aburres fácilmente con todo, te volveré a repetir las razones.
Él siempre lo cuidaba y conservaba para que nadie dañase a su mejor amigo, su apariencia tenía los mismos toques pero humanizados de la tierra y la cosa preferida del miembro de la agencia; amaba la naturaleza.
Por ello, después de su cumpleaños hicieron un pequeño viaje con Miyazaki, temprano por la mañana; Tanizaki condujo hacia la playa de Yokohama, tomó el auto prestado del idealista aún sino tenía licencia para conducir, los llevó a los tres detrás de los asientos. Para el chico le pareció muy tierno ver a Atsushi y a Kenji dormidos abrazados. Su risa suave soltó con tan solo ver la imágen una y otra vez. Seguía sin poder creer que el tigre blanco tuviese veinte años, ¡parecía de verdad un niño en cuerpo de un adulto! Lo mismo pensaba de Kenji, seguía sin creer que tuviese tanta fuerza y fuese una persona tan amigable, noble e inocente.
Los dos eran sus mejores amigos y eso nadie les podía quitar aquél lazo.
Cuando por fin llegó a la playa, lo primero que notó fue el cielo comenzando a iluminarse por el sol quién estaba comenzando a despertarse. El sonido de las olas romperse en la orilla era relajante, madre tierra estaba bastante feliz con la llegada de su hijo tigre y su hijo perdido de la lluvia. Con suavidad despertó a sus más grandes amigos quienes abrieron sus ojos y esbozaron una enorme sonrisa para el de hebras castañas claras.
Los tres miraron desde allí el amanecer. Para Tanizaki, fue la cosa más preciosa y tranquila del mundo. El estar Kenji y Atsushi, supo que la felicidad en ese momento iba a perdurar bastante y arrastrando consigo la felicidad; estaba también el gran lazo de amistad del cuál él estaba seguro que nunca se iba a romper.
━ ¡Atsushi, Tanizaki! ¿Qué tal si sentimos un rato el agua?━ exclamó el rubio apuntando hacia el horizonte.
━ Pero Kenji-kun, no traje...
━ ¡No importa, el que llegue de último va a tener que ir a la próxima misión con Dazai-san!━ dicho aquello, Miyazaki retiró de sus zapatos y se fue corriendo hacia el mar.
Atsushi encogió de sus hombros y rió para quitarse también de sus zapatos y correr para tratar de alcanzar a Kenji. Tanizaki solamente sonrió mirando como los dos se fueron a bañar en la playa, por un momento dudó en si debía de meterse pero al ver como el albino y el rubio le estaban invitando a que se les unieran; su mente dijo que sí para luego retirarse de su chaqueta roja y zapatos, se recogió de sus pantalones para que estos llegasen a las rodillas y salió corriendo hasta el mar.
Se dio un buen chapuzón de pies a cabeza y riendo junto a sus amigos, comenzó a jugar con ellos con el agua. El agua salada hacia que su piel quemase de alguna manera, quizás era por el viento y por lo tibio que estaba el agua del océano. Sin embargo no se quejaba, de todas formas; el amaba cada parte de la tierra.
Así como amaba a Atsushi, amaba a la tierra. Y la consideraba como parte de todo su cuerpo, estaba agradecido con madre tierra y sus mejores amigos. Cuando los tres decidieron salir, comenzaron a caminar pero Tanizaki decidió que Kenji y Nakajima se adelantaron porque él le tenía un pequeño regalo de cumpleaños a Atsushi.
Volvió al coche y de la maleta sacó un pastel que hizo él mismo la noche anterior. Lo sostuvo fuertemente al igual que las velas, con cuidado pero rápido alcanzó a los dos chicos quienes estaban enfrente de ellos.
━ Tú habilidad es inútil.
━ Jamás podrás vencer a un enemigo realmente fuerte cuando lo único que sabes es desaparecer.
━ Tú hermana merece algo mucho mejor que tú.
Aún en su mente resonaban aquellas palabras que dijo su padre, por más duras que fueran, por más que lo hacían enojar... Tanizaki en el fondo sabía que era igual a los dos.
Y también sabía que los estaba alcanzando a pasos rápidos. Él era fuerte como Kenji y determinado como Atsushi. Él era igual. Estaba cansado de correr y quizás estaba un par de pasos más atrás que los dos, sin embargo; en su corazón iluminaba la enseñanza de que él era igual.
━ Tú habilidad es genial Tanizaki.
━ Tú habilidad es muy útil para nosotros, bienvenido a la Agencia Armada de detectives.
━ ¡Hermano mayor siempre me cuida!
Los elogios y palabras de aliento, hacían que su corazón resonase de una manera fuerte de emoción y alegría.
━ Atsushi-kun. ━ Tanizaki lo llamó y él volteó al igual que Kenji. El albino hizo un gesto de sorpresa al ver al pelinaranja al igual que al pastel del cual estaba iluminado por una vela que decía 20. ━ Feliz cumpleaños.
¿Y qué decir de Atsushi y Kenji?
Ellos tenían a su amigo Tanizaki.
Y Tanizaki los tenía a ellos dos.
Pero más que todo...
━ Gracias, Junichirou. ━ el joven chico rió cuando notó que las velas se habían apagado con el viento.
Tanizaki se tenía así mismo, tal y como madre tierra se valía por sí misma y perdonaba a los miserables mortales.