Puro placer

0 0 0
                                    

Entramos al garaje de casa. Hoy no habrá servicio, así que tenemos la casa para nosotros solos. Salimos del coche lo más rápido que podemos. Y no tardamos en empezar a besarnos de nuevo. Ya no me preocupo por el qué dirán. Estoy en mi casa, nadie puede decir nada. Entro primero por la puerta que une el garaje al pasillo, porque debo desconectar la alarma. Pongo el código, y sin yo esperármelo, él me agarra por la cintura y me besa de nuevo. Se acerca cada vez más a mí, y llega un momento en el que ya no puedo salvar la distancia, y estoy totalmente contra la pared. Seguimos besándonos. Entonces él me hace tomar un pequeño impulso, y me subo a él, enrollando mis piernas en su cadera. Tengo la espalda contra la pared, y mis manos agarran apasionadamente su cara. Entonces decido bajar las manos, colocándolas en sus brazos, y notando así sus bíceps cargados. No va al gimnasio, pero es fuerte por constitución. No demasiado, pero cuando hace fuerza como ahora, se le marcan los músculos.
Me besa el cuello, y busca de nuevo mis labios. Pero me canso de tantos preámbulos, yo quiero más. Dejo de besarle y hago señas con la cabeza para entrar a la habitación del fondo. Es muy grande, y allí la cama es bastante cómoda. Entramos en la habitación, pero yo sigo encima de él. Entonces me deja caer sobre la cama, y él mientras se quita la camisa. Dejando a relucir su cuerpo. Me centro principalmente en su piel morena, y en lo mucho que hemos disfrutado los días de verano, bañándonos en la piscina. Toco con mis dedos suavemente su abdomen. Entonces se acerca de nuevo a mí. Poco a poco. Y me besa, pero de pronto para. Y empieza a desabrochar los botones de mi camisa. Entonces deja a relucir mis pechos. A diferencia de la anterior experiencia vivida, él no se cansa de mirarlos. Siempre que lo hacemos, los mira, pero no los toca. Es como algo prohibido. Sonríe. Y entonces empieza a besarme la barriga, y tal como empieza, baja, y va bajando hasta que se encuentra con mis pantalones. Entonces voy a intentar desabrocharlos, pero me mira, aparta suavemente mi mano. Y me los baja él, me los quita totalmente y con ellos me baja también las bragas. Y entonces vuelve a darme besos en el vientre, pero llega un momento en el que ya no son ahí. Y me los da en otra parte. Entonces noto como empieza a jugar con la lengua, hacia arriba y abajo, como a mí me gusta y de repente siento como me estremezco, y también me dan espasmos. Y ahora comprendo que son fruto del placer. Llega un momento en el que el éxtasis me invade, y todavía no llego al pleno orgasmo, pero de todas formas eso no me detiene para agarrar y apretar las mantas. Pero todo esto lo hago con los ojos cerrados. No por obligación, sino por gusto. No paro de estremecerme, y llega un momento en el que da en el clavo, y un grito algo ahogado sale de mi boca. Me muerdo el labio con fuerza. Entonces acompañando al primer grito, sale el segundo, y no tarda en aparecer el tercero. Ay Dios, me encanta lo que hace. Tanto que sé que en estos momentos tengo las mejillas coloradas. Con mi mano le agarro el pelo, y claramente noto su cabeza entre mis piernas, y el movimiento que dibuja. Le aprieto la cabeza para que lo haga más fuerte, y más rápido. Pero llega un momento en el que no puedo más, y eso hace que suelte otro gemido, pero este más fuerte que los demás, y a la vez cruce las piernas. He llegado al máximo orgasmo. Entonces él aparta su cabeza, y me mira. Me sonríe con alevosía, y yo jadeando le miro con una mezcla de placer y de cansancio. Para un momento, y yo suelto una risa. Entonces él sube hasta donde estoy yo, y vuelve a besarme. Y se pone encima de mí, se baja los pantalones y noto como me penetra. Primero suave y lento, con lo que consigue que me vuelva a estremecer. Y después empieza a cambiar el ritmo. Y cada vez es más rápido. Tanto que me muevo toda. Entonces roza algo, y eso hace que expulse otro gemido, y eso le excita todavía más. Creo que ha encontrado mi punto. Entonces cambia la postura, de tal forma que él quede en diagonal a mí. Entonces empieza tan suave que ni lo noto, y llegado el momento solito sale el grito. Se me pone la piel de gallina. Entonces él vuelve a aumentar el ritmo,  y llega a tal punto en el que él también tiene orgasmos. Y muy fuertes. Los dos estamos cansados. Pero esto no se puede acabar pronto. Así que dejo que descanse, y le obligo a sentarse en el borde de la cama. Y me agacho, y saco la lengua. Y entonces poco a poco lamo la punta de su pene, y voy moviendo mi mano hacia arriba totalmente, y hacia abajo. Pero se me duerme el brazo, y empiezo de verdad. Entonces me lo introduzco en la boca, y empieza de verdad el éxtasis para él. Veo como sus expresiones cambian, y no controla su cuerpo. Y entonces llega rápido. Y yo paro. Me siento al lado de él. Y de repente me pide que me coloque a cuatro patas. Y yo pensando que me va a penetrar de nuevo, lo que hace es simplemente frotarse contra mí. Y llegado un momento se mete pero en otra parte que yo nunca habría imaginado. Esto es nuevo, pero me gusta de todas formas. No sabía que podía sentir placer por ahí. No sabía que sí él me lo introducía por ese hueco, me iba a provocar orgasmos. Nunca lo habíamos hecho, pero me gusta. Esto es nuevo, pero hace que gima una y otra vez. Pero de pronto para, y es porque él también ha alcanzado el orgasmo. Yo podría continuar todo el día, pero él no tiene pinta de poder más. Y le doy un beso, que él me responde. Y tras ese, vienen más. Y nos acostamos juntos en la cama, jadeando, y sudados. Pero esto no ha hecho más que comenzar, y por mucho que estemos cansados ahora, por la noche habrá más, y para desayunar. Y la piscina también está libre.
No hay nada que nos detenga.



No os perdáis los siguientes capítulos si este os ha gustado. Prometo más y mejor.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 26, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Dolor Y VerdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora