1 Marzo, 2004

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-Hola hoy venia a cantarles una canción, pero no se me hizo justo cantarles esta hermosa canción sin que supieran su historia. Esta historia la conocí gracias a mi torpeza- el público rio –Pero valió la pena. Así que si no les importa se las voy a contar…. El 14 de septiembre de este año fui como todos los días a visitar a mi mejor amigo al panteón él está en una sección especial. En ella están todos los muertos en el atentado del 11 de marzo… si él fue uno de los tantos muertos. En fin, termine de limpiar y acomodar las flores. Me levante y me dispuse a irme cuando…-

Tropecé con algo. Me fije que había sido y me di cuenta que era una caja de zapatos, no era ni siquiera tan grande o pesada como para hacer que alguien se tropezara. Pero no me sorprendió que yo sí.

Me acomode en el pasto, tome la caja y la abrí.

-En ella había muchos recortes de revista, todos del atentado. Los empecé a sacar, todos hablaban de lo mismo. Pero el ultimo llama mi atención…-

“Ni la muerte los puede separar” se leía. Seguido de eso había una imagen. Eren dos cuerpos quemados, pero se podía distinguir que eran unos jóvenes como de unos 18-21 años. Lo más impactante era que estaban agarrados de las manos y sus cabezas estaban en dirección al otro, como si en el último momento de su vida lo único que les hubiera importado era ver y sentir al otro.

El articulo decía “Impactante descubrimiento en el tren número 21431 que viajaba de Atocha a Chamartín, se encontró el cuerpo de 2 estudiantes tomados de las manos. Lo que más sorprendió fue que uno de ellos tomaba con fuerza un cuaderno…”

Regrese a la imagen y si efectivamente el que estaba de lado derecho tenía en su mano derecha un cuaderno todo quemado.

“... El joven que llevaba el cuaderno está gravemente herido, lamentablemente el otro joven falleció, él es uno de los tantas personas que han muerto en este terrible atentado. Hasta este momento se han encontrado…”

Deje el articulo de lado y volví a agarrar la caja. En esta había un cuaderno todo quemado. Supuse que sería el mismo que tenia agarrado el chico de la imagen.

Saque el cuaderno de la caja. Las primeras páginas están completamente quemadas, las otras menos pero aun no se podía leer nada en concreto…

-No fue hasta las últimas 11 páginas que pude leer y me di cuenta que era un diario…-

 

1 Marzo. 2004

Hoy parecía otro día común.

Hice lo mismo que todos los días despertarme, bañarme, cambiarme, desayunar e ir a la estación del tren para ir a la escuela. Si lo sé, sería más rápido ir me en el directo pero elijo el tren, por alguna razón me gusta más.

Llegue a la estación y me subí en mi tren habitual el 21431.

Me senté en el primer lugar que se desocupo.

Siempre que llegábamos a una estación me fijaba que lugares se desocupaban para ver si podía encontrar un lugar mejor. Pero esta vez estaba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta del cambio de estación si no hasta que sonó el “tic” de  la puerta.

En el vagón en el que iba ya todo estaba ocupado. Gire hacia el otro vagón y también  estaba todo ocupado. Me levante un poco de mi asiento para ver la parte de hasta atrás del vagón.

Si! Este hubiera sido un día normal, si tan solo me hubiera resignado a quedarme con el lugar que tenia, hubiera sido un día normal si no hubiera volteado al otro vagón, hubiera sido un día normal si no me hubiera levantado de mi asiento, hubiera sido un día normal si no lo hubiera visto… a “Él”.

Desde sonde estaba solo podía ver que tenía alrededor de 17-19 años, el cabello castaño, rizado, delgado, al parecer más alto que yo y piel más blanca que la de una mujer, pero tan solo eso basto para que fuera amor a primera vista.

Tal vez, solo tal vez si yo fuera más guapo, un poco más listo, si tuviera algo especial, si pareciera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarle su nombre, peeero como no soy ni tengo nada de eso me quede en mi lugar admirándolo desde lejos

JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora