They'll never take the summer from me [Jalex]

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Los veranos en la playa han sido la época del año favorita de Jack desde que tiene uso de razón. El sol, las olas, las noches estrelladas de las que nunca ha podido disfrutar en pleno centro de Baltimore. Sus padres y él solían pasar el mes de agosto en estas mismas cabañas cuando era pequeño. Están construidas justo al lado de la arena, y un solo paso te separa de la mejor playa del mundo, o al menos, a Jack se lo parece. Sus mejores recuerdos están ambientados en California.

Por eso, cuando supo que Rian y Zack pretendían hacer un viaje hasta la otra punta del país para celebrar el final del último año de instituto, no pudo evitar ponerse a saltar emocionado y a soltar grititos muy poco masculinos mientras exclamaba "¡TENGO EL LUGAR PERFECTO!".

Y sí, no se había equivocado. Lo sabe porque ahora mismo, sentado en la arena, mientras Zack y Rian intentan ahogarse el uno al otro a pesar de que ya es de noche y el agua debe estar helada, puede asegurar que estas tres últimas semanas han sido las mejores de toda su vida. Quizá por eso no tiene el ánimo demasiado alto. Debería estar disfrutando de la última noche de unas vacaciones inolvidables, pero no puede evitar deprimirse al pensar lo mucho que va a echar de menos todo esto.

"Hey." escucha una voz a su espalda, y no puede evitar sonreír mientras gira la cabeza.

Alex Gaskarth también ha ayudado a hacer inolvidables los veranos de Jack. Tenía unos ocho años cuando un niño de pelo castaño claro se acercó a él con una sonrisa enorme en la cara, halagando su castillo de arena y añadiendo que su nombre era Alex. Jack solo sonrió y preguntó si quería ayudar.

A partir de ese día, y durante las cálidas semanas de aquel agosto, se volvieron prácticamente inseparables, hasta el punto en el que Jack estuvo llorando durante todo el viaje de vuelta a Maryland porque quería quedarse con Alex. Sus padres intentaron consolar a Jack diciendo que Alex no se iba a mover de ahí, porque al fin y al cabo, su casa estaba a menos de un kilómetro del lugar dónde ellos solían quedarse. "Volverás a verlo el año que viene", dijeron, y Jack se aferró a esa esperanza durante doce largos meses.

No puede explicar lo aliviado que se sintió cuando, el verano siguiente, mientras arrastraba su maleta por la plataforma de madera que llevaba hasta la cabaña que habían alquilado, el pequeño cuerpo de Alex saltó sobre él, pillándolo desprevenido, a punto de tirarlo al suelo. Un "te he echado de menos, Jacky", un abrazo que casi le asfixia y otro verano más separándose de Alex únicamente para irse a la cama.

Jack acabó perdiendo la cuenta de los veranos que pasaron así, y tampoco sabe muy bien en qué momento exactamente se dio cuenta de que a lo mejor estaba un poco pillado por Alex, pero el caso es que cada vez que recibía un mensaje suyo contándole cualquier estupidez y diciéndole que estaba deseando que llegase el verano, el estómago le daba un vuelco.

Igual que ahora mismo, mientras Alex le sonríe, y la luz de la luna hace que sus ojos brillen y... dios, Jack, eres una nenaza. A veces quiere pegarse a sí mismo de lo cursi que se pone cuando piensa en Alex.

"Tierra llamando a Jaaack."  dice Alex en tono divertido, sacando al mayor de sus pensamientos.

"Cállate, capullo." contesta, volviendo la vista hasta Zack y Rian otra vez, que siguen intentando ahogarse el uno al otro. Tiene unos amigos realmente persistentes.

"Me gustan tus amigos." comenta Alex, soltando una carcajada después.

Jack rueda los ojos.

"Terminas aprendiendo a ignorar el hecho de que son gilipollas..." contesta.

Alex se ríe aún más fuerte y le golpea en el brazo.

"Me alegra saber que hablas tan bien de tus amigos a sus espaldas."

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