Introducción:

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En medio de la nada, donde ni siquiera el espacio del multiverso habría sido creado, 2 fuerzas sin comparación se encontraban. El bien contra el mal; Sin forma ni color, simple energía pura que estaba en constante expansión, dominando una a la otra en un bucle interminable.

De tantos conflictos que años duraron, que residuos dejaron. Salió un ente extraño, una masa que no era malvada, o bondadosa. Un simple objeto consciente que comprendía lo que veía: sus creadores estaban peleando, y no parecía poder detenerse.

Años pasaron, pero esta masa nueva empezó a comprender cómo se manejaba todo el poder y energía que le fue dado, logrando controlarlo por completo. Lo primero que hizo fue hacer un cuerpo físico para sí mismo, dándose una forma humanoide cubierta por ropa muy básica y de tonos grises.

Quizo intentar parar esa contienda, creando 2 criaturas iguales una a la otra, dejándolas a la influencia de estas fuerzas imparables. En pocos segundos, las criaturas ya estaban destruyéndose entre sí, peleando de forma asesina, acabando en un empate. Simplemente pésimo.

-Neur... –Dijo el creador de bestias, nombrándose a sí mismo, ya que creyó merecer algo para distinguirse de otras bestias– Soy... Neur.

La energía seguía siendo emanada, cosa que interrumpió su momento. Neur miró al lugar de donde provenía ese poder sin igual, el cual le había dado la vida. Comenzó a probar nuevas criaturas, mejorándolas cada vez más, y dándoles atributos que les daban mayor duración en el combate. Pero el final siempre era el mismo. Neur llegaba a frustrarse, pero segundos después ese sentimiento desaparecía.

-¿Qué estoy haciendo mal? –Exclamó

Neur miraba una y otra vez como sus creaciones caían ante el infinito combate del bien y el mal, ambos bandos igual de sanguinarios. Pensó y pensó, mientras seguía perfeccionando peleadores y combatientes. Hasta que una idea apareció en su cabeza, la cual comentó a sus creadores para esperar la aprobación.

-Puedo crearles criaturas, capaces de avanzar mentalmente y tener la habilidad de multiplicarse... Pero estarán bajo mi poder hasta que estén lo suficientemente preparados para la batalla, y puedan ser diferentes de forma justa, ya que ellos elegirán su camino –Este mostró en sus manos una esfera de algo que parecía ser una especie de acero; brillante y pulido– Crearé un mundo, no, ¡muchos!; un lugar donde habiten tranquilos hasta que tengan la suficiente capacidad de decidir su bando.

Bien y mal detuvieron su contienda, notando la idea de Neur como algo revolucionado para ellos, por lo que aceptaron. Y así, empezó a crear diferentes mundos, diferentes realidades, con simples chasquidos hacía parecer galaxias enteras.

18.062.026 universos exactos y incluidos en más de 30.000 realidades diferentes. Pero no fue sencillo, Neur quedó exhausto y debilitado, por lo que usó su último esfuerzo para crear una realidad diferente a las demás. Una donde simplemente había una especie de palacio en el cual reposó por unos 70 millones de años, reponiendo toda su fuerza.

70 millones de años más tarde, en medio de una guerra medieval

No hay peor lugar para encontrarse que en plena lucha contra un ejercito. Ver la sangre correr, a tus aliados desaparecer y correr a matar sobre sus cadáveres. Ahí se encontraba un guerrero particular, de nombre Dante, el cual luchaba por su causa con gran habilidad y energía. Hasta que llegó el momento en el que se encontró emboscado, solo, rodeado de enemigos. No renunció a sus creencias, empuñó fuertemente su espada y soltó un grito.

-¡Vengan, que soy como 10 de ustedes! –Sostuvo su doble-mano delante de él, colocándose en pose de combate– ¿O es que Mirundor no hace verdaderos guerreros?

No tardaron mucho en enfadarse, empuñaron sus espadas y procedieron a atacar. Dante procedió a manejar su espada y dar un ataque lateral al cuello, cortándole la cabeza a uno, sin perder el impulso para golpear en la armadura a otro y finalmente darle una poderosa estocada, atravesando su corazón.

Mientras, los demás empezaban a atacar al ver la brutalidad de su agresor. Algunos llegaban a hacer rasguños, pero los demás simplemente eran evitados con un potente codazo en el estómago, siendo este reforzado por el metal. Ya caídos los 20 de esta forma, los demás empezaron a retroceder con cierto temor, viendo como Dante iba acabando con aquellos que aún poseían el don de la vida, y estaban a su merced. Llegó una presencia notable que miró al guerrero y le habló.

-Más de 100 soldados en tu contra, 23 muertos, los demás.. Aterrorizados. Serías una buena adición a mi ejercito. ¡Ayuda a Mirundor a dominar a todos!... Podría darte un puesto muy elevado en comparación al que estás. –Habló quien parecía ser el líder de esas tropas, con un tono grave y notable.

-¿Me ves la cara de traidor? ¡Ni con todo el poder del mundo, podría unirme a una causa tan malvada como la tuya! –sostuvo firmemente su espada, retando a su contrario a un combate; colocando su espada de forma que señalase a este.

-Pensé que eras más listo, pero si eso es lo que gustas hacer... –No tardó mucho, pero este ya empezó a dar ataques cortantes con su espada. Siendo estos bloqueados por la doble-mano de Dante.

La pelea siguió al rededor de 10 minutos; choques de espada, golpes con partes del cuerpo, y más de algún forcejeo. Hasta que aquél malvado líder logró agarrar por detrás al creyente guerrero, preparando su espada para clavarla en el pecho de este.

-Última oportunidad para unirte, no peleas mal. Pero te confías demasiado. Habla ahora o muere. –Acercaba cada vez más su espada a su punto de impacto.

-Prefiero morir.. –Este con una sonrisa en su cara, sujetó las manos de su oponente para clavar por sí mismo la espada, pero aprovechando la ocasión para acabar con su oponente, clavándole también la espada en el corazón. Sangrando por la boca, exclamó unas últimas palabras a los guerreros que lo rodeaban– ¡Tanto como yo, mi legión dará la vida por cumplir su misión!... Retirense, no vuelvan... O se las verán con 100 más como yo.

El audaz caballero cayó con la espada clavada, y su contrincante, el cual y ni respiraba por el ataque anterior, de espaldas sucumbió. Los guerreros, llenos de miedo y terror, abandonaron el lugar rápidamente, dando la señal a los superiores de que era momento de rendirse.

En donde todo parecía perdido para Dante, donde la muerte ya había tomado lugar, comenzó a brillar un aura que envolvía el cuerpo muerto del guerrero, la cual se llevó con ella algo que parecía un espíritu. El chico apareció en carne y hueso, vistiendo una armadura muy diferente a la suya, la cual era del mismo color, pero detallada con dibujos y patrones muy extraños. Antes de poder saber qué había pasado, Neur, quien lo habría traído ante él, se levantó de su trono.

-Bienvenido, Dante...

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