Ay mi amor, que triste que te conformes con tan poco.
Es una lástima, tan linda que eres. Tan dulce a tu forma.
Ay preciosa, sigues siendo una niña.
En parte no te culpo, perseguíamos una utopía, un momento, quizá y aunque me duela una irrealidad.
Ojala que tus acciones te dejen algo.
Estoy agradecido contigo porque hacía tiempo que nadie me desafiaba de esa forma. Fuiste un buen reto, una gran motivación. Serviste de combustible. No te odio, pero tengo decencia y por consecuente no te puedo ver; me da vergüenza, pena a lo mejor.
Ay mi niña, pudiste ser mi mejor alumna.
Cosita bonita, me aflige tu pesar, me duele ver cuando las personas se quedan a medias. ¡Con el potencial que tenias! ¡Lo grandiosa que pudieras haber sido! Supongo que no todos piensan como yo. Que triste que lo hayas arruinado de esa forma, que triste.
Que dicha la mía, duermo con una tranquilidad, con una paz, con la consciencia tan limpia y tranquila, descanso como un niño. Cuéntame ¿A ti te pasa lo mismo?
Que caótico lo que vivimos ¡Menuda adrenalina!
Esto solo es la queja de un poeta.
No pretendo nada, solo es una despedida, una anécdota.
Es un asunto concluido, un mal final, uno con sabor amargo.
