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Toqué mi redondo vientre y fijé mi vista en la ventana, tantas cosas habían pasado en tan poco tiempo que todavía me era difícil creerlo, el pensar que esto empezó como un capricho más de una princesita que lo había tenido todo en la vida, me hizo pensar en mi hija, no digo que no es difícil pensar en que mi hija follará tanto como yo, ¡vamos! Uno no piensa en los hijos follando, pero de verdad quiero que ella conozca el mundo.

Si mi madre nunca me hubiera dado ese consejo antes de morir yo no hubiera sido más que otra princesita que se queda en casa, pierde su virginidad en una noche de bodas insulsa y común, un princesita engañada por su esposo escogido por el rey, una princesita que, al final del camino, encuentra una luz de esperanza en sus hijos.

Eso podría haber sido yo, en cambio no lo fui, fui una princesita que conoció hombres, disfrutó de la vida, de lo peligroso, claro dentro de los límites de sus palacios, pero por lo menos me enamoré de verdad y no tengo nada qué recriminarle a jughead, nuestras relaciones pasadas solo hicieron que nuestra vida juntos fuera más perfecta.

Fui una princesita feliz, ahora soy una reina feliz, desde que mi padre dejó el trono y ascendimos con jughead las cosas estuvieron algo difíciles al principio, al pueblo le costó mucho asumir como rey a alguien que no llevaba el apellido Cooper, pero mi esposo se supo ganar a la gente y sin menospreciar el trabajo de mi padre, el pueblo de riverdale está pasando por su mejor época.

Archie se casó y sé que es muy feliz con veronica, aunque cuando nos vemos las miradas cómplices no dejan de estar presentes y es que, como dije una vez, él siempre va a ser mi primer hombre y a riesgo de sonar cursi tengo que decir que eso es importante e inolvidable para una mujer.

Volví a tocar mi vientre y sonreí al sentir una patadita, esto era algo maravilloso y a lo que no me terminaba de acostumbrar, el llevar vida dentro de mí era la sensación más gratificante y placentera del mundo.

- Amor - no necesité voltear para saber que era mi esposo quién me llamaba -, no deberías estar levantada - trató de suavizar su reclamo.

- Me duele la espalda por estar acostada - me quejé como una niña pequeña.

- Ya falta poco - llegó hasta mí y posó sus manos en mis hombros.

- ¡Pero no sale nunca! - volví a quejarme -, según archie ya debería de haber salido... no me quiere... no quiere que yo sea su mamá... por eso no sale.

Solo cuando las saladas lágrimas tocaron mis labios me di cuenta que estaba llorando a mares, estaba con unos días de retraso, mi bebé no quería salir y algo me decía que era porque no quería una mamá como yo, aunque en el fondo sé que era una estupidez mía.

- No digas eso - me tomó con una gran habilidad en sus brazos y caminó conmigo.

- No me cargues - me quejé -, parezco una vaca de lo gorda... peso mucho.

- Estás hermosa - me alejé para ver su rostro y estaba duro y serio demostrando que lo que decía era de verdad.

- Lo siento - me sentó al borde de la cama - pero... ¡Esto es tu culpa! - comencé a dar golpes en su formado pecho -. Archie nos dio la solución y tú te niegas... tampoco quieres que salga.

- Betty - respiró hondo y se tomó el tabique de su nariz, sé que estaba contando para no estallar -, ya hablamos de este tema.

- ¡NO! - rugí -. Tú lo hablaste... ¿Tan animal te crees para no tener sexo normal?

- El sexo no es la solución - declaró como si estuviera totalmente seguro de sus palabras.

- ¡archie lo dijo!... dijo que un poco de sexo haría que el bebé saliera... estoy retrasada... ya debería estar afuera - comencé a hipar por las lágrimas -. Debería tenerlo entre mis brazos, debería estarlo alimentando y haciendo dormir... deberías estarle cambiando los pañales - murmuré lo último.

𝕸𝖎 𝖕𝖗𝖎𝖓𝖈𝖊𝖘𝖎𝖙𝖆(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora