Vete

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Tomando su mano levemente, pudo ver como el indescifrable rostro de Souichi cambio por algo simple; un rostro triste, jamás había visto eso, pero entonces lo notó, entonces Morinaga se dio cuenta de que Souichi estaba conteniendo su llanto, a través de sus ojos pudo ver con dolor como aquellos soles que tanto beso y adoro se nublados por unas espesas lágrimas, le pareció que en aquellos soles que amaba una nube gris se atravesaba y lo peor de todo es que le pareció que siempre estuvo ahí, que siempre sus soles se escondían por su culpa y que incluso cuando no era así... El no lo notaba, el no lo notó nunca, el dolor que sentía, jamás fue del todo consiente de ello

-Sueltame

-No Senpai,  ya no lo soltare, ya no dejare, no dejare que se quede solo, no puedo permitirlo

-¿Solo? Ja, te digo que estoy acostumbrado a ello, puedes marcharte

-Senpai, si me marchará, aún con todo lo que acaba de decirme, aún cuando se que ha hecho cosas que jamás habría hecho por mi, que ha sufrido bastante por esta situación, ¿realmente estaría bien?

-Cuando mi madre murió pude continuar, ¿que te hace pensar que eres más importante que eso?

-No lo soy, lo se, pero sin duda quiero ser el apoyo respecto a ello, quiero apoyarte en tus dolores

-¿Tu?

-Si, yo, quien te ha hecho tanto llorar

-No es tu culpa, ha sido la mía

-Ya no quiero que se culpe, ¿de verdad podría estar sin mi?

-Y-yo, yo estaría bien

-No lo creo Senpai, yo estaría destrozado

-Sueltame y vete

-Senpai

Arrebato su mano bruscamente tomando con ambas manos el rostro de Morinaga, que al escuchar el “vete” de Souichi no pude evitar soltar algunas lágrimas

-Vete, por favor, y procura no llorar, no me destroces así antes de partir, no te atrevas a llorar aquí, por favor Morinaga, que de por sí me destrozara tu partida, no me mates antes de cruzar la puerta

-No me quiero ir Senpai

-Y yo no quiero dañarte más, no quiero arrastrarte a esto, ¿Como hago para que te vayas?

-Mientame, diga que no me ama, que estará bien

-... Sin ti no me moriré, te lo juro, podré ser feliz y algún día me enamorare, no recordaré tu nombre, y no te lloraré... Morinaga, no me destrozara tu partida

-No haga esto, no me destruya, pero sobre todo no se destruya así

-Ya me canse, no quiero luchar por esto y no quiero forzarte a luchar por esto... Ya te esforzaste lo suficiente por aguantar mi pésimo carácter

Tomo sus manos entre las suyas, pudo sentir que estaban temblando, de nuevo se asombro con lo delgadas pero a la vez varoniles que eran, se asombro igual con lo blancas que le parecieron, las llevo hasta su rostro para darles un leve beso como si fueran el más grande tesoro, solo para sentir como eran arrebatadas de nuevo de entre sus dedos para encontrarse de nuevo con su mirada

-Senpai, quiero que estemos juntos

-¿Por qué?

-Por que acabo de darme cuenta que lo amo, pero aún tengo mucho que conocer mucho de usted y quiero saber todo

-Me voy a dormir

Se dio la vuelta y se dirigió a su habitación lentamente, como si el alma le pesará, como si diera algo por hecho... Una despedida

-Buenas noches Senpai- Morinaga le sonrió amorosamente, desarmando nuevamente al hombre que se encontraba ya entrando en la habitación, pero aquel en la puerta hizo algo contradictorio para lo que su boca dijo

-Aún tienes la noche para pensar en irte, aún tienes la oportunidad Morinaga

Lo dijo sonriendo, era una lastima que sonriera en un caso así, cuando sentía que había escupidó su alma y sus miedo, fue una sonrisa irónica, con una mezcla de incredulidad y dolor, decepción quizás, fue un encuentro poco convencional, una sonrisa amorosa y esperanzada... Y una sonrisa dolida, burlona de si misma, irónica, ambas dueñas de un gran dolor...

Souichi cerro la puerta, se apoyó en ella y se dejó caer lentamente en el suelo, quedando sentado en el frío suelo, tapándose la boca con ambas manos, dejando caer grandes lágrimas de sus ojos, llorando con dolor, tratando de que no se escuche nada, nisiquiera el quería escucharlo pero en sus oído se escuchaba cada llanto y con ecos lo apenas sucedido, y un pensamiento que lo atormentaba “¿y si de verdad se va?”, no podía evitar pensar que era probable que lo hiciera, si no mañana algún día, el prefería el ahora o nunca,  esperar cinco años más para su partida se le hacía cruel, de ninguna manera lo soportaría, pero lo cierto es que estaba consciente, le dijo a Morinaga que tenía esta noche para pensar, pero Morinaga tenia todo el tiempo para hacerlo, podía irse cuando quisiera y si dijo que solo tenia la noche fue por que después de eso si por algún milagro Morinaga decidía quedarse quizá ya no podría soportar la partida, se sintió como un tonto por llorar ahora, pensaba que ya tendría toda la vida para llorar cuando se fuera... Por qué en su mente solo existía esa situación como posibilidad, de ninguna manera se detuvo a pensar en que tal vez se quedaría, que tal vez ese chico que ahora mientras el se atormentaba estaba sentado en el sillón, con los ojos llorosos y los hombros caídos, limpiando sus ojos constantemente y tomándose el cabello un y otra vez, tratando de disipar la idea de estar lejos de Souichi, con mil ideas en la cabeza, pensamientos atormentado su corazón.

Ambos se acostaron en sus respectivas camas, viendo al techo fijamente con los sentimientos tan frescos y los pensamientos tan poco claros... La noche apenas comenzaba para ellos

La primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora