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Me encontraba junto a Jack en una situación un poco incómoda, resulta que estábamos caminando por las calles de nuestra ciudad, conociendo lugares a los que nunca fuimos, lo molesto es que ninguno de los dos se dignaba a hablar, debido a todo lo que había pasado y el miedo de soltar alguna palabra y arruinar todo. Era la primera vez que sentía una sensación así al estar con Jack, mayormente hablábamos de estupideces o el hacía bromas o me intimidaba con palabras o simplemente con el tacto.

Caminábamos, solamente caminábamos y veíamos los edificios, hogares y tiendas que probablemente nunca volveríamos a contemplar por más simple que sea. El cielo era nublado, algo que nos simplificaba todo, debido a que tanto Jack como yo, no soportamos el calor, diríamos que en verano estamos de mal humor casi siempre.

En mi caso prefería mucho el invierno debido a que adoraba llevar buzos que me quedaban gigantes, Jack solía decir que parecía muy tierno con tan vestimenta, incluso decía que parecía ser "abrazable", lo que me alentaba a seguir usándola.

Lo que logró interrumpir mis pensamientos y cortar el silencio incómodo que se había formado fue Jack, parando la caminata poniendo la mano en mi pecho y diciendo:

-Víctor, llegamos a mi hogar. -Dijo mientras dirigía su mirada a aquel edificio un poco antiguo a simple vista, pero muy limpio por suerte.

Hasta ese momento no me había dado cuenta que a donde nos dirigíamos era a su vivienda, pensaba que habíamos estado dando vueltas en círculos, pero no pude reconocer el camino debido a que estaba distraído.

-¿Estás seguro de que quieres entrar? -Le pregunté a Jack. El lo que hizo fue soltar un suspiro y asentir con la cabeza mientras me miraba a los ojos, intentando que no se formen lágrimas allí.

Ya que estábamos en una especie de línea entre la vida y la muerte, teníamos al capacidad de traspasar las paredes, algo así como un conjunto de poderes, el ser invisible y traspasar paredes era algo que todo niño deseaba o incluso intentaba con ilusiones de que se vuelva realidad. Claro que aunque todos deseemos ser invisibles en ciertos casos, podría llegar a decir que es mejor ser visible y libre a que ocultarse de tus temores y miedos.

Al llegar al departamento de Jack ni siquiera estábamos a dos metros de la puerta y ya se podían escuchar gritos de parte de sus padres, algo así como una discusión. Intenté frenar a Jack para que no entre, ya que sabía que lo que estaba por escuchar no era nada positivo, pero él me negó la mirada y siguió su camino para llegar a traspasar la pared, encontrándose así, una situación bastante dolorosa. Sus dos padres estaban en medio de una pelea, su madre no dejaba de llorar y su padre de gritar.

­-¡Es todo tu culpa, de no haberlo dejado juntar con ese marica hoy no tendríamos que hacernos cargo de ese desastre! -Exclamó su padre, con todo el enojo que podía tener.

Por una segunda vez, intenté decirle a Jack que nos vayamos, que no era necesario escuchar esa conversación, por una segunda vez, el me ignoró.

-¡El no es un desastre, es nuestro hijo! -Respondió a gritos su madre, defendiendo a Jack de las asquerosidades que estaba manifestando su desagradable padre.

-¡Ese marica no es mi hijo, prefiero tener un hijo muerto a que tener un hijo gay, es una desgracia para nuestra familia! -Allí fue el momento en el que mi mundo dio una vuelta, Jack siempre se hizo conocer como un chico heterosexual pero con una masculinidad no frágil, pero ahora por lo que estoy escuchando, no parece ser así.

-¡Tal vez no sea tu hijo, pero si el mío, y lo amo a pesar de que sea gay, homosexual, marica o como mierda quieras definirlo! -Después de haber dicho esas palabras, la madre de Jack recibió una bofetada de parte de su padre. Lo que hizo que Jack intente interferir la situación, pero el solo era un fantasma, ellos no lo podían ver, el traspasaba sus cuerpos, era un caso perdido. Podía ver cada una de sus lágrimas caer, con una cara de horror mirándome, podía sentir los latidos acelerados de su corazón, la furia que estaba manejando, podía notar cada pensamiento, sentimiento o miedo en él, estaba asustado, perdido y destrozado.

Lo único que cruzó por mi cabeza en ese instante fue acercarme a él y abrazarlo lo más fuerte posible, acurrucándome en su hombro. Al separarme agarré su rostro con mis dos manos, mientras sus padres continuaban su pelea, y le dije:

-No los escuches, cuando salgamos de esto, voy a cuidarte y protegerte de todo, no voy a dejar que nadie más te haga daño. -Aclaré con mi voz a punto de romperse en pedazos. Di una última mirada a los padres de Jack que continuaban con su discusión y sin pensarlo dos veces agarré la mano de Jack para sacarlo de allí.

Al salir del departamento Jack se sentó en el último escalón de su departamento, sin dejar de llorar agachó la cabeza, sin ánimos. Yo me senté a su lado y acaricié su espalda.

-El primer chico que me gustó fue a los siete años, cuando no sabía que estaba mal visto que te guste alguien de tu mismo género. -Manifestó sin dejar de mirar el suelo.

-Jack, no hace falta que expliques nada. -Interrumpí.

-No Víctor, tengo que hacerlo. -Exclamó mientras despegaba la vista de sus zapatos y me miraba a los ojos, haciendo un gesto con las manos. Al darse cuenta que levantó la voz suspiró y continuó. -Ese chico se llamaba Aster, era el más rebelde y al mismo tiempo el más dulce de todos mis amigos. Le confesé a mi madre mis sentimientos y se asustó muchísimo, me dijo que no estaba para nada bien que me guste un chico, ella se encargó de alejarme de él e intentar convencerme a que me gusten las chicas, nunca más supe algo más de ese tal Aster. -Dijo mientras levantaba las cejas. -Después de ello veía chicos apuestos en la televisión y no me dejaban de llamar la atención, mi padre, desgraciadamente, notó esa atención que le daba a la televisión cada vez que aparecía un modelo masculino, empezó a ver programas donde sexualizaban a las mujeres y las hacían ver como un objeto, a mi no me generaba atracción, más bien me daba asco. Después de unos años le conté a mis padres que me gustaban los chicos, mi padre se lo tomó terrible, me maltrató muchísimo, le tenía miedo, horror y miedo. Curiosamente, le conté que me gustaban los chicos el mismo día que te conocí a ti, a la persona más hermosa que pude haber encontrado, yo supe desde que te vi que estaba enamorado de ti, perdón por habértelo ocultado por tanto tiempo, pero esa es la verdad. Me enamoré de ti, Víctor. -Ante esas palabras quedé en silencio, no porque estaba incómodo, más bien porque estaba sorprendido, aunque Jack tomó mi silencio como un rechazo, se levantó del escalón y se fue de allí.

Habían pasado segundos y yo seguía allí, mirando a la nada, intentando darme cuenta de lo que acabo de escuchar, ¿Jack estaba enamorado de mí?

Era así, por Dios, realmente era así.

Me levanté y perseguí a Jack que se encontraba a tres metros de distancia, me adelanté y me puse en frente de él, mirándolo fijamente por unos segundos, agarré con mis manos sus mejillas y le robé un beso.

Fue realmente hermoso, mi corazón latía a mil, estaba pasando, de veras, estaba pasando.

Al separarme junté nuestras dos frentes, sin sacar mis manos de su rostro, le dije:

-No tienes idea de cuánto tiempo esperé por esto. -Confesé con una sonrisa, a lo que Jack me acercó más a él agarrándome de la cintura, para seguir con aquel beso inesperado.

atte:carito

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⏰ Última actualización: Oct 21, 2023 ⏰

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CADAVERES AL COMPAS ─ victor and jackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora