Os quiero(en tiempo presente)

Querida Abuela, querido Abuelo:

Esta especie de carta-confesión es por y para vosotros que tanto me cuidasteis cuando no podía valerme por mí misma.

Por todas las cosas que no os dije en vida y para que sepáis cuánto os he querido y os quiero.

Ya hace casi diez años que os fuisteis, espero que, a un lugar mejor. Si realmente existe un cielo y un infierno, vosotros estáis, sin duda, en el mejor nivel del cielo.

Abuela, ¿te acuerdas cuando me mandabas a hacerte recados? ¿Y te acuerdas cuando me llevabas a la escuela y recogíamos romero por el camino?

Sigo haciendo los recados de mi madre, pero el romero ya no está. Sin embargo, esta planta siempre me recordara a ti que estás ausente pero siempre en mi mente.

Parece mentira que ya me hayas faltado casi la mitad de mi vida. Simplemente por el hecho de que aún tengo tu voz grabada en mi mente llamándome "retoño" y que, a veces, te sueño cosiendo en tu máquina Singer.

Yo sabía que estabas enferma, pero no que fuera tan grave. Y de un momento a otro, o al menos así fue para mí, la palabra "cáncer" se clavó en mi mente como un puñal y ya no estabas.

A pesar de que en los últimos instantes parecías débil, yo siempre te recordaré como la mujer fuerte y valiente que sacaba a su familia adelante.

Abuelo, ¿te acuerdas cuando jugábamos a las cartas cuando aún vivía abuela?

Era, sin duda, mi momento favorito del día y me entristece pensar que solo ahora lo reconozco. Poco a poco, cambiamos los naipes por libros para mejorar la memoria. Y, al final, por aquella canción dedicada a la patrona de nuestro pueblo que tanto te gustaba.

Sabía cuál era la enfermedad que tenías y lo que hacía y, a veces, soñaba con ser la científica que descubría la cura definitiva. Quizá nuestros últimos momentos juntos no fueron idílicos, pero jamás te podré culpar porque sé perfectamente la mierda que es el Alzheimer.

Por todo ello, de ti siempre me quedaré con los buenos momentos como cuando chocabas la cuchara demasiado fuerte contra el vaso para remover el café soluble o como cuando ibas a la huerta a por cualquier hortaliza y volvías sin nada por habérselo regalado a vecinos y amigos.

Yo no diría que llevo diez años sin veros, sino diez minutos. Siento que en cualquier momento puedo oír a abuelo entrar por la puerta con la carretilla u oler los calabacines disfrazados de patatas fritas de abuela.

Recuerdo las camisas de abuela, las boinas de abuelo, las vendimias a finales de verano, las noches viendo el parte en la primera, las misas los domingos.

Y me arrepiento tanto de no haberos preguntado mil cosas sobre vosotros. Sobre cómo os conocisteis, cuáles eran vuestros sueños, cómo imaginabais vuestras vidas cuando erais jóvenes.

Y deseo con tantas fuerzas que estuvierais aquí para saber si estáis orgullosos de mí.

Sin embargo, por encima de todo esto que acabo de decir, lo que más rabia me da es no haberos podido decir lo mucho que os quiero y os necesito una última vez.

Atentamente, vuestra nieta que os quiere (Así, en tiempo presente)