DEAD MEN DON'T REMEMBER

Parte III

El recuerdo de Katherine navego en tinieblas aun más densas, Mare le había confesado a Katherine que el mortal ya sabía que era una bruja y que a Maven no le había importado, el aun la amaba.

Ese fue el principio del fin.

Una noche, la puerta de la casa cayó al suelo, el pueblo sabía lo que eran. Katherine abrió los ojos. Sus hermanos la miraron con terror en sus pupilas, tenían que salir de ahí. Fue entonces cuando Katherine y sus hermanos, lograron salir, escapando al bosque.
Esa noche en la plaza de fullhaven, quemaron a los padres de Katherine y a Mare.
A Katherine, Cole y Deán los encontraron tres días después.

...

Katherine aun recuerda las caras de la multitud en la plaza del pueblo, el olor a humo en el aire y el ardor en su piel, así como los sonidos ahogados de sus hermanos, como si el infierno fuera una gran cacerola en el fuego eterno. Más que cualquier sensación de miedo o preocupación en el aire flotaba un odio asfixiante. Katherine estaba allí de pie, con los pies descalzos bajo el dobladillo de su largo vestido, atada en medio de la plaza, junto a sus hermanos.
Sus cuerpos centellaban bajo el fuego, Fue entonces cuando Katherine escucho una voz:

¿Qué darías por vivir?
¡LO QUE FUERA!

...

Despertaron por la mañana, en las profundidades del bosque, el sol les resultaba abrasador e intenso en sus ojos.  Katherine observo a sus hermanos, y ellos la miraban fijamente, como si la vieran por primera vez, se sentían diferentes, ahora eran rápidos y fuertes. Había funcionado, estaba de regreso. ​​​​
Katherine y sus hermanos regresaron a fullheven, acabaron con cada habitante, Sus víctimas se estremecían, mientras ellos desgarraban sus gargantas lo suficiente, para dejar que la sangre caliente saliera a borbotones. ​

Maven y su familia ardieron en el fuego de la hoguera.

...

Hacía mucho tiempo habían regresado a casa. La mansión había cambiado, el alumbrado, los pisos, las estanterías. Ellos sabían que durante mucho tiempo, la vejez no los había tocado, y con ellos el recuerdo de perderlo todo.​​​​​​​Cole camino entre la biblioteca, mientras Katherine abría lentamente los ojos, percatándose de su presencia, Cole azotó la puerta de un golpe, y Deán quitó las manos para que el dolor no le escociera. ​​​​​​​​​- Estás puertas deben estar cerradas- espetó en un gruñido.​​​​​- Lo estaban- dijo Katherine, cruzándose de brazos, y con una sonrisa escondió la fotografía que sostenían la punta de sus dedos. ​​​​​​​- Tenemos que mudarnos, o sospecharan del por qué no hemos envejecido- respondió Deán con los ojos sobre su hermana. ​​​​​​​-Lo sé... - intento decir, pero la voz se le rompió en un breve silencio.- Siempre lo hacemos.