Aileen ya había perdido la cuenta de las veces que había pisado el hospital general, lo hacia desde niña y ahora a sus 19 años, le parecía que no había cambiado en nada: mismas paredes, mismas enfermeras y mismos doctores, bueno al menos en la sección a donde ella estaba destinada.
—¡Alegra esa cara! Parece que te estás muriendo —Kilian, su hermano a pesar de todo quería que ella riera, aunque fuera por un momento— Ya pues, chiste malo ¿te han dicho porque la urgencia? Hemos salido sin avisar de la oficina.
Ella negó, lo único que sabía era que unos resultados de sus exámenes habían salido mal y por eso ahora tenía que ir a hacérselos de nuevo.
—¿Tardaremos mucho? Es que hoy justamente es el día de entrevistas para el puesto vacante que dejo Mari ahora que entro a clases.
—No te preocupes por mi, mejor ve a hacer estas entrevistas, ya sabes lo tardado que es estar aquí —Aileen se alisó su falda con nerviosismo, no era la primera vez que estaba sola para sus exámenes, lo cierto era que no le gustaba ni un poco, pero tampoco podía tener a su hermano ahí siempre.
—No lo se Leen ¿y si papá y mamá se enteran? Jamás me lo perdonarán.
—Kilian, será más descortés que no asistas a las entrevistas, más por mi causa ¡ándale ya vete!
Él alzó las manos en señal de rendición.
—Como ordene la jefa —ríe— No quiero que me despidas.
—Qué gracioso, sabes que ambos somos dueños en partes iguales junto con Mari, aunque su parte todavía a maneje papá.
—Bueno ya me voy ¡cuidado con los buitres!
Aileen niega con la cabeza, ella no esta para tener una relación en ese momento, ni nunca a decir verdad, al menos no con su enfermedad, ve a Kilian desaparecer por el pasillo y suspira, esta harta de todo, preguntándose muchas veces si no era mejor que muriera y dejara de ser una carga para los demás, en especial para su familia, la cual parecía girar alrededor de su enfermedad, desde que recuerda al menos.
Sigue pensando en cómo salir del cuidado paternal cuando un avión de papel cae a sus pies, logrando que saliera de su letargo volteando a ambos lados.
—Jijiji —Se escucha una risa lo que hace a la chica sonreír, es una risa de niño, voltea y ve los pies de una niña que al verse descubierta corre al lado contrario de donde esta la joven.
Aileen sabe que ya casi será su turno, pero sabe que seguramente esa niña se ha escapado y alguien debe de estar buscándola por lo que va detrás de ella, con suerte podrá alcanzarla.
—¡Espera! —No sabe ni porqué pero algo le dice que tiene que alcanzar a la pequeña ¡qué vaya qué corría rápido! Tanto que sin darse cuenta había terminado en el pabellón de pediatría.
—¡A que no me atrapas! —La pequeña sigue corriendo tanto que no se da cuenta cuando unas manos masculinas la atrapan— ¡No!
Daniel estaba como loco buscando a su pequeña paciente, la cual había huido de las enfermeras en un despiste, por suerte justo cuando iba a dar el aviso a seguridad y poner todo patas arriba, la niña en cuestión veía corriendo a encontrarse con él, quien la atrapó de inmediato, sin percatarse de que había alguien observando todo.
—¡Degenerado! ¡Suelte a esa niña! —Aileen no sabe ni de donde ha sacado fuerzas, pero no iba a permitir que ese tipo se saliera con la suya.
Por otro lado, Daniel estaba muy confundido ¿cómo le había dicho?
—Disculpe señorita —Recibe un golpe con la bolsa— ¡Oiga! No soy ningún degenerado, he estado buscando a la pequeña desde hace rato y le rogaría que...
—¿Es su padre?
—No, pero...
—¡Entonces nada! —le pega de nuevo— Suelte a esa pobre niña o verá de lo que soy capaz.
—¡Está bien! Pero deje de pegarme, muchacha loca —murmura lo último soltando a la pequeña que salió corriendo lejos de ellos— Pero que conste que usted será la responsable si ella no aparece y tendrá que darle una explicación al padre.
—Una niña no huye solo porque si, algo debieron haberle hecho las enfermeras o los médicos, claro que hablaré con su padre ¿es usted familiar?
—Soy médico pediatra, yo soy el encargado del tratamiento de Lisset.
—Menudo médico está hecho.
—¿Disculpe?
—Creo que me ha oído muy bien, con permiso.
Dani negó con la cabeza, ese había sido un encuentro de lo más peculiar, pero esos ojos azules que destellaban ira lo habían cautivo, era transparentes como el cristal, frágiles pero determinados, lo cual hizo que deseara volverla a ver, quizá con un poco de suerte podría hacerlo, mucha mucha suerte.
(...)
Kilian siempre había estado al pendiente de su hermana, no importaba la circunstancia, día, lugar u hora, su padre Altair le había encomendado su cuidado desde que le habían detectado la enfermedad que había matado a su abuela, su madre Sophia, si bien no se lo había dado a entender tan explícitamente, sabía que también esperaba que siempre estuviera para su melliza, por eso ahora sentía un cargo de conciencia al dejarla sola en el hospital por unas estupidas entrevistas ¡eso podría esperar!
—Lupita —Llamó a la secretaria que compartían él y su hermana— ¿Ya llegaron las candidatas al puesto de diseñadora jr?
—Si señor, están esperando a un lado de la sala de juntas ¿quiere que las vaya pasando?
—No, haré las entrevistas en mi oficina, velas formando y que pase la primera, que todo vaya rápido Lupita, que hoy tenemos mucho por hacer.
Estaba mosqueado, se le notaba pero cuando comenzaron a entrar las candidatas disimuló lo mejor que podía hasta que entró la última.
—Buenos días señor Russo, me llamo Marie.
Menuda, de cabello castaño y unos impresionantes ojos verdes que dejaron a Kilian impresionado, boqueando como niño pequeño ante un dulce, un sabroso dulce con sabor a Marie.
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Amor en la adversidad
RomanceEl destino es perfecto cuando hace que las personas se encuentren cuando ni siquiera lo estaban buscando. El amor llegará en giros del destino para Aileen y Daniel, Kilian y Marie, quienes se deberán enfrentar cada uno a un corazón enamorado, o má...