Capitulo 4: Mi pequeño melocoton

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Después de dejar a Aileen en casa de sus padres, Kilian decidió salir un rato a caminar por la ciudad, tenia que asimilar todo lo que estaba paseando en su vida, un hecho en especial: la enfermedad de Leen estaba avanzando y nada parecía poder detenerla y eso le dolía ¿Por qué su hermana no podía ser feliz? Él daría su vida porque que ella estuviera sana, quizá casada y con hijos, con lo mucho que le gustaban, pero con esa gran cruz que llevaba era algo imposible.

Kilian respiro hondo, no ganaba nada con alterarse, tenia que ser fuerte, tal y como siempre había sido, sintió su estómago rugir y maldijo en voz baja por no haber comido algo antes de salir de esa forma tan atrabancada. Escaneo el lugar donde se encontraba y divisó la panadería que tanto le gustaba a Marinette, tanto que venía casi todos los días.

Se acercó, el olor que salía de allí era tan exquisito tanto que lo hacía babear, bueno quizá eso último se debía al hambre, sin pensarlo más entró.

Había mesas repartidas estratégicamente por el local, de manera que no se viera abarrotado, al fondo estaba el exhibidor de pasteles y pan, repleto, eso hizo que el estómago de Kilian gruñera más si era posible así que un tanto sonrojado se acercó al mostrador.

—¡Bienvenido! —Marie traía una bandeja de panes recién horneados así que no se fijo en el rostro del cliente hasta que fue inevitable— Señor...digo Kilian ¿qué te trae por aquí? —tartamudeó, pero se golpeó la frente ante la tonta pregunta— Disculpa ¿qué te ofrezco?

—Un rollo de canela y un café por favor —Dijo el chico con una sonrisa que hizo sonrojar a Marie.

—Si gustas sentarte, en un minuto te lo llevo —colocó la bandeja en su lugar y salió corriendo a elaborar el pedido, lo cierto era que su próximo jefe la ponía nerviosa y eso le hacía querer evitarlo tanto como fuera posible.

—Joanna —llamó a una de las camareras, que solo era un poco más grande que ella— Por favor lleva a la mesa cuatro un rollo de canela y un café.

Ella la vio con confusión.

—Pero si es tu mesa ¿alguien te está acosando? Porque puedo decirle al jefe y... —Marie la interrumpió.

—¡No! No es por eso, es solo que...—suspiró— Ese que está ahí —lo señaló— Es mi jefe o lo será pronto cuando entre a trabajar como diseñadora junior y bueno... —fue interrumpida por Luna, otra de las chicas que trabajaban ahí.

—¡Te gusta! —Gritó la chica, asustándolas.

—¡Luna! —Le devolvió el grito Joanna— Por Dios, que te pudo haber escuchado —señaló sin disimulo alguno a Kilian para mayor vergüenza de Marie.

—Chicas, por favor —rogó ella.

—Está bien, iré a llevarle el pedido, pero de todos modos no te salvas de decirnos qué pasa con él —Sentenció Joanna, para mortificación de Marie y diversión de Luna, ellas tres eran las encargadas de cerrar la panadería así que no se salvaría.

Kilian volteo buscando a Marie al notar que no era ella quien dejaba su pedido, algo que Joanna vio y se lo apunto mentalmente para hablarlo con su amiga.

—¿Busca a alguien, señor?

—¿Eh? —Él por fin vio a la chica— No, bueno si ¿La chica que me atendió al principio ya salió?

"Este quiere más que un café" pensó ella con una sonrisa.

—Mi amiga Marie está ocupada en este momento, pero si quiere dejarle algún recado...—Joanna se mordió los labios, esto se ponía cada vez mejor.

Kilian negó con la cabeza.

—No señorita, muchas gracias, me trae para llevar un pastel de fresas y la cuenta.

Amor en la adversidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora