Capitulo 20

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El viaje se hizo eterno, además comenzaba a llover, hacia bastante frío y no traje mi abrigo

---Señorita, ¿Enciendo la calefacción?---Preguntó el taxista---

Estaba tan distraída pensando en Michael, mirando por la ventana mientras las gotas de la lluvia se deslizaban

---¿Señorita?---Dijo mirandome por el retrovisor---

---Ah, si por favor. Disculpe---Dije saliendo de mis pensamientos---

---Es un día bastante helado---

---Sí, bastante---

Me puse mis audifonos y encendí la música, estaba somnolienta. Hoy es un día bastante raro y agotador. Pero almenos voy camino a casa con la esperanza de que Michael haya terminado el tema de su empresa.

Llegué a casa, mientras buscaba las llaves una persona de seguridad se me acercó

---Buenos días Señorita Hall. No puede ingresar debido a órdenes del Señor Jackson---

---¿Y cuál es el motivo?---Dije con las llaves en mis manos---

---Motivos de seguridad---Respondió---

Lo miré enfurecida, puse las llaves en la puerta

---¡Señorita Hall, no puede entrar!---Gritó mientras intentaba de quitarme las llaves---

---¡Ya me cansé de ser ser amable, maldita sea!---

La puerta se abrió, corrí a la habitación recordando lo que dijo Becca.

Abrí la puerta y no pude asimilar lo que ví, Michael revolcándose con una chica en la misma cama donde yo hace un rato estaba tomando el desayuno. Solté una lágrima y corrí hasta las afueras de la casa. El hombre de seguridad me miró furioso, no sabía que hacer, a donde ir, nisiquiera podía soltar una palabra. Becca tenía razón.

Escuchaba como Michael gritaba mi nombre desde la casa, aún tenía la imagen en mi mente, junto con los gemidos de aquella chica.

No veía ni un puto taxi, corrí lejos de la casa, no quería quedarme parada allí
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---¡Te dije que nadie podía entrar! ¡Y lo que más te recalqué es que vigilaras que ____ no llegara!---Gritó Michael al hombre de seguridad---

---Señor Jackson, ella logró abrir la puerta---

---¡Tu trabajo era detenerla! ¡¿No entendiste las órdenes?! ¡Maldito imbécil!---Dijo furioso---

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Al fin pude tomar un taxi, llamé a Becca intentando controlar mi llanto

---Becca, tenías razón. Michael es un puto imbécil---Sollozé---

---¡Querida! ¿Qué sucedió? ¿Estás bien?---Dijo Becca preocupada---

---Por favor, ve a casa de mis padres. Me siento muy mal---Dije sin poder controlar mis lágrimas---

---Allí estaré, no te preocupes---

Sentía que me caía un balde de agua fría. Después de todo no se puede confiar en nadie.

Becca tenía razón, estaba cegada de amor por él, yendo con los ojos cerrados detrás de él.

No podía creer que un hombre que se demostraba tan respetuoso podía hacer esto, me daba miles de señales que me amaba, pero no era así.

Michael si tenía la fama de acostarse con varias chicas ¿después de todo quién no lo haría? si es un tipo tan perfecto.

Mis ojos me pesan demasiado, me puse mis gafas y salí del taxi tocando el timbre de la casa de mis padres.

La empleada - Michael Jackson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora