Capitulo 1

152 7 0
                                    

Era una mañana soleada y tranquila en la provincia de Kentaro, los pobladores caminaban con rumbo a sus actividades. Los niños jugaban y se escuchaba una inmensa alegria, pues era el cumpleaños del rey Saotome. Cada año, los pobladores de la provincia de Kentaro hacian alfombras de flores, decoraban cada rincón de la provincia con iluminaria, figuras de papel y arreglos florales, pues como ya era costumbre, el rey salia a recorrer cada camino junto a la reina Nodoka -hija del rey Mitsumo- y sus hijos, que eran gemelos de distinto sexo: la princesa Ranko y el principe Ranma. En el palacio real, los preparativos para la celebración estaban a punto de concluir. La reina habia ordenado unas flores color carmesí, pues eran significativas para Genma porque le recordaba a su madre la princesa Narayana, quien fue asesinada por unos bandidos después de que Genma se casara con Nodoka. En una habitacion del palacio real se encontraba una joven hermosa de ojos azules, con cabellos pelirrojos atados en trenza, vestida con una Yukata de color violeta y estaba sentada en una silla de madera mientras esperaba a la servidumbre para que la vistieran con un Jūnihitoe -Kimono de 12 capas- para la ceremonia especial en el palacio. En la habitación de a lado, se encontraba un joven apuesto de ojos azules con cabellos negros atados en trenza y vestido con una Yukata de color rojo, quien tenia su mirada perdida en dirección al oceano. Ambos principes tenian personalidades distintas, pues la princesa gozaba de todas las comodidades que tenía en el palacio, mientras que el príncipe reprochaba a sus padres la vida que llevaba como un príncipe. A pesar de todo, ambos eran unidos. En el fondo sabian que aunque su madre estuviera con ellos, al final se quedarian solos y nadie podria salvarlos de esa fria soledad. En la costa del territorio del imperio, muchos corrian de panico pues encontraron figuras extrañas en la costa del mar, habia un mito acerca de eso, pues aseguraba mala suerte en el imperio y la llegada de un demonio. Sus creencias eran descabelladas, pues jamás habia ocurrido nada de lo que los antiguos mitos mencionaban. Murasaki -consejero del rey- recibio una alerta por parte de un general samuai, donde alertaba acerca de lo sucedido en la costa. De inmediato ordenó duplicar la seguridad para los reyes, sin embargo nunca ordenó la proteccion de la princesa ni del principe.
El rey Saotome y la reina Saotome estaban listos para andar por los caminos de la provincia. A lo lejos se observa a la princesa Ranko con su Jūnihitoe, luciendo como una dama de la corte a pesar de solo tener 16 años. Minutos después se acerco el principe Ranma con una yukata sencilla de color azul marino con unas getas. Aquella vestimenta hizo enfadar al rey, quien le negó ir con ellos a festejar con los pobladores.
-¿No crees que estas siendo muy duro con Ranma? -Nodoka dijo preocupada-.
-¿Bromeas? El sabe lo que opino acerca de su austeridad. Algún dia entendera que así no podrá casarse con una princesa de su categoría. Si continua asi, el dejara de ser el principe heredero.
-No puedes hacer eso, no puedes. Mi padre no deseaba eso para el imperio.
-Ese no es tu asunto, yo soy el rey y se hace lo que yo ordeno.
Ranko había oido lo que su padre -el rey- decia acerca de Ranma, asi que se negó a ir con ellos para estar con su hermano. El rey, enfadado decidió irse sin ellos.
En una habitación del palacio, se encontraba aquel principe solitario, se sentia como un idiota por ir en contra del rey, pero al mismo tiempo se sentia tonto por desobedecer a su madre. Su hermana entró a la habitación para preguntar como se encontraba, sin embargo el permaneció en silencio total.
-No vas a estar solo hermanito -dijo mientras tomaba del brazo a Ranma.
-Gracias Ranko. -dijo con tristeza- Ojalá todo esto cambie.
El principe salió de la habitación y también del palacio con dirección a la costa.
Mas allá de las olas del mar, en lo profundo del oceano se encontraba un paraiso lleno de animales marinos, seres majestuosos y seres miticos. Poseidón -rey del océano- casaria a una de sus hijas con el principe Masao, la mas indicada era la princesa Kina. Sin embargo ella no queria casarse, pues queria conocer mas allá del oceano. Su corazón le decía que debia salir de ahi porque alguien la llamaba. El dia de la boda con el príncipe Masao, Kina escapó hacia la superficie del océano. No contaba que habría una tormenta en la superficie, la cual la arrojó en una costa alejandola de su familia y de su lugar de origen.
"¿Donde estoy?, ¿que es este lugar?" La princesa marina se cuestionaba y poco a poco sintió una extraña sensación en su cola. Al fijarse que era, vio dos extrañas figuras largas que estaban en el lugar donde se ubicaba su cola. Temerosa decidió tocarlas y sintió una sensación graciosa y suave en ella. La cola desaparecio y había sido sustituida por un par de piernas humanas. Asustada decidió arrastrarse hasta el mar para recuperar su forma natural. Se sintió cómoda hasta que escuchó una voz extraña.
-¿Porque soy muy torpe? Se que Ranko y mi madre me apoyan pero quisiera no serlo. Si mi padre supiera que no quiero ser el principe heredero del trono seria mi fin y su fin. Ya no quiero vivir asi.
En ese momento escuchó un sonido extraño que provenia del océano, el cual hizo que el príncipe se pusiera en guardia para atacar. En ese momento vio a una bella mujer en el agua.
-No te preocupes, ire a salvarte. -dijo mientras corria hacia la sirena.
La princesa marina trató de retroceder pero fue imposible. La luz de la luna llena no podia ocultar su cuerpo ni su hermosa cola brillante de color azul. El principe retrocedió al verle la cola y trató de preguntarle quien era, pero la sirena se sintió amenazada y se perdió entre las olas del mar.
-¡No te vayas! ¡¿Que eres?!
La curiosidad del principe en aquella mujer con cola de pescado había surgido. Regresó al palacio donde todo era un desastre, pues su padre habia bebido bastante y los siervos habian abusado de la confianza de la reina, saqueando cosas de gran valor.
-Ranma, pense que te habia pasado algo -Nodoka dijo abrazando a su hijo- no pense que los siervos actuaran de esa manera.
-Descuide su alteza, -besando su mano- iré por ellos y se arrepentirán.
-No Ranma, ya he mandado a los guardias y a los samurais para detenrr a esos bandidos que han saqueado el palacio real.
-Ire a descansar. Mañana sera otro dia de adiestramiento para ser rey.
-Ranma, hazlo por tu padre. El suele ser duro pero en el fondo solo quiere que seas feliz y vivas bien.
-Intentare hacerlo madre. Ya no quiero vivir asi. Ire a descansar.
La princesa Ranko vio lo mal que estab Ranma que decidió ir detras de el.
-Ranko, deja de seguirme.
-No hasta que me digas que tienes. Estas muy pensativo.
-No es nada, ire a dormir.
Al dia siguiente Ranma quizo salir del palacio para buscar a aquella mujer con cola de pescado, pero no pudo evitar a los guardias asi que le fue imposible salir. La sirena nunca se alejó de la costa, pues habia caido rendida ante la figura de ese hombre que le preguntaba quien era. Durante varios dias ella permaneció esperando hasta que un día algo cambio su vida para siempre.
El príncipe continuaba con su adiestramiento como el heredero al trono, mientras que la princesa continuaba con su entrenamiento como futura dama de la corte, tratando de ser eficiente para no fallarle a su madre, la reina. Un día, Ranma decidió tomar algo de ropa del armario de su hermana y escapó del palacio con direccion al océano para poder encontrar a la mujer con cola de pescado. Al llegar ahí, se dio cuenta de que aquella mujer estaba dentro del océano. Parecia que estuviera esperando por mucho a que alguien llegara. Aquella sirena trato de retroceder, pero al recordar el aroma del azabache permaneció en el mismo lugar.
-No voy a lastimarte. Quiero ayudarte. -decia mientras poco a poco se acercaba hacia ella.
La sirena permaneció ahi, pues estaba contemplando lo hermoso que se veía.
-Deje un poco de ropa en la roca, supongo que debes estar muriendo de frio. ¿Que eres?
La sirena extendió su mano hacia el principe, quien sin dudarlo la tomó y con ello la sacó del mar...
-¡Vaya, no tienes piernas! Va a ser difícil que te vistas. -dijo preocupado.
Ante los ojos del principe, la cola de la sirena se convirtió en un par de piernas humanas. El príncipe queria huir en ese momento pero escuchó una voz femenina en su cabeza que le decía "Por favor, no huyas". La sirena había bajado la mirada, pues no sabia como levantarse ni como caminar con un par de piernas. El principe se sentó a su lado y le entregó la ropa.

Luna de amor: La sirena del principe Saotome Donde viven las historias. Descúbrelo ahora