En la guerra no hay ganadores

23 2 1
                                    

                                I

                 S A N T U A R I O

El jefe había cambiado su estricto modo. La había sacado de un cuarto con no más de 2x2 metros (o es que menos) y no exactamente por que se había rendido, sabia que tarde o temprano iba a caer. O eso pensaba su enorme seguridad que emanaba

En su anterior cuarto duro 3 días y medio, solo le llevaron una vez un vaso de agua y una hogaza de pan, aunque no lo había ni tocado.

Se escuchaban sus sollozos, siempre se le veía abrazando a sus rodillas.

Era el miedo de que muriera, lo que hizo que Negan la sacara de ahí.
Los niños eran su debilidad, de una forma no malentendida.
Eso, o que se sentía culpable al haber molido a golpes a su padre en sus narices.

Ella ahora se encontraba en una esquina de la nueva habitación, le daba igual cualquier cosa por su bajo estado de ánimo.

Como cada mañaba el jefe mandaba a Erick a el resgualdo de Tyrona,  llevaba poco más de una semana.

Al inicio fue difícil, ella le había enterrado un bolígrafo en la mano (De ahí su venda que enrrollaba su muñeca), para después salir por los pasillos atacando a más guardias, claro.
Fue peor el descenso; en el Santuario tenían estrictas reglas contra el abuso de poder.

Ya sólo le quedaban moretones y cicatrices de aquel castigo. Aveces se escabullia y escondía comida para llevársela a su compañero de viaje; Daryl.
Él tampoco la llevaba muy bien.
Lo tenían en una habitación (desconocida para ella, lo único que escuchaba era una canción con volumen alto).

Aquel día que sintio su alma volver al cuerpo no paro de hablar con Erick. Sus lágrimas habían parado, sus visitas del chico eran más frecuentes que las caminatas de guardia en los pasillos.

La mayoría desconocía de su entablamiento de ambos; a simple vista él sólo hacía su trabajo de resguardarla hasta que desistiera

-No tocaste tu comida.
-no.
-Tienes que comer.- Recalcó el chico

Se sentía mal al usarlo, a pesar de todo lo que ellos le habían hecho. No era propio de ella hacerlo, pero detestaba con el alma el lugar en el que se encontraba y deseaba salir

Sabía que Erick tenía casi su edad y estaba interesado de alguna manera en ella, y podía usarlo para salir de ahí. Había visto a Negan convivir de forma distinta con él.

Controlo sus fuertes deseos de derrumbarse ahí mismo y siguio con sus platicas matutinas.
Se coloco cerca de él, que estaba recargado en una cómoda.

- Sólo di lo que él quiere escuchar y esto se acaba - Dijo el chico, aveces parecía ser ingenuo, pero, dentro de su carcasa era inteligente

-No puedo.- Le miro directo a sus ojos avellana.- Yo... - se acerco a él mirando su mano, quedando a solo centímetros de distancia.

-Lo siento, en serio- tomó su mano descubierta y relajo sus labios
Se miraron los dos a los ojos, fundiendo sus miradas en una sola

La respiración de él se había acelerado, y noto que seguían tomados de la mano.
Se acercaron sus caras al punto de tener cerca sus narices.

Cómo diapositivas diarias se repitió la misma escena que tanto odiaba.

- En verdad lo siento- ella ya se encontraba llorando, su cara le jugaba una mala pasada y hacía que sus expresiones temblaran.
Soltó su mano y tomo la radio, estampandola fuertemente en su cabeza.

-Te equivocas, este mundo no lo necesita.

Había quedado aturdido, más no inconsciente.

Se recargo un momento para calmar sus nauseas y palpitaciones.
Recordó unas palabras de su padre:
Hasta terminar la guerra se llora a los muertos. Él no tenía en cuenta el hecho de desvanecer antes de acabar la guerra.

Sin poder recuperar el aire tomo las pertenencia del chico.
No llevaba mucho con él, más que un cuchillo enfundado

Abrió la puerta

Miro por el pasillo

Corrió

M i e r d a

Exclamo para sí misma,

Al fin había llegado a un patio principal que daba a la salida, estaba lleno de motos y coches.

Un grupo de vigías estaba reunido en bola a mitad de salida

Estaba demasiada alterada para pensar claramente. Sus deseos eran destripador a cada uno de ellos,
respiro hondo y se escondió detrás de un automóvil, espero hasta que se movieran y salio corriendo lo más rápido que sus piernas le permitieron; corrió y corrió hasta perder el rastro de el santuario

La cabeza le daba vueltas y su vista empezaba a tornarse borrosa. Frotó sus ojos fuertemente intentando parar sus lágrimas, miro el sendero.

Desconocía su paradero, había pasado si no más que una noche  que no se detenía

No se reconocía, caminaba sin rumbo; como un muerto viviente. Había cubierto sus ropas con tripas de muerto.
No era ella, más que su subconsciente ordenandole caminar

Un claxon le devolvió los pies a la tierra, involuntariamente sus pies se giraron, miro por la ventanilla y subió al auto.

[Una sensación vaga en el estómago ]

⚎Lo único que desease era que el tiempo se detuviese. Que el verano no terminase jamás, que él nunca se alejase, que la música repetida una y otra vez siguiese para siempre, pido muy poca cosa y juro que no exigiré nada más en la vida.⚎

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 03, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

kill killDonde viven las historias. Descúbrelo ahora