Capitulo 1: Mentiras reflejadas en miradas

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Durante años siempre hubo dos cosas constantes en mi vida; mi extraño pero fascinante amor por el café y un sueño que era particular, el cual pasaba a ser una pesadilla rápidamente. Pues este comenzaba con un atardecer que mostraba matices variados de rojo carmín, amarillo radiante y en algunos casos un azul melancolía, con un poco de un extraño morado.

A mi parecer este era uno de los placeres de este sueño en particular pues todo encajaba perfectamente que hasta se sentía muy real, iba desde un paisaje que te llenaba el corazón de ternura, hasta una brisa lo suficientemente fuerte como para refrescarte pero no para que te helara a tal nivel que fácilmente se te pondría la piel de gallina. Todo esto sumando la perfecta posición que tenía en una montaña que se empezaba a cubrir poco a poco de pequeños copos de nieve, que al tocarlos sentía como se deshacían debido a mi calor corporal, no había mejor cosa en la vida que observar como de una estación cálida se pasaba a una fría o ver como de una inolvidable apuesta de sol que dirigía sus últimos rayos a darle, por así decirlo, una cálida bienvenida a la helada pero tierna noche.

Al caer el sol se podría observar a la perfección un cielo nocturno con una enorme y radiante luna, la cual está acompañada de sus danzantes estrellas, pero toda esta perfecta, armoniosa y hasta misteriosa vista pasaba a ser insignificante cuando sentía un peso incomodo en la espalda alrededor de los lumbares, este peso pasado de ser incomodo a ser un dolor intenso e insoportable pues sentía como lentamente algo salía de mi espalda, desgarrando todo lo que se le interpusiera y eso implica tanto huesos y nervios, como arterias y piel.

Al sentir todo esto casi me desmallo del dolor, pues no me queda más que un fino hilo de conciencia en el que mi curiosidad y razón se balanceaban ágilmente, tratando de no caer al inmenso vacío de la inconciencia y ya dispuesta a caer en ese inmenso vacío, sentí como todo el dolor se dispersó rápidamente como si nunca hubiese ocurrido y cuando por fin pude abrir los ojos de par en par me di cuenta como unas alas aun empapadas de sangre brotaban de lo que antes era mi infraspinoso, esto me dejaba sin palabras pues ¿Qué se supone que fuera ahora un tipo de ángel o algo parecido?, al momento de empezar a lanzar miles de interrogantes a los rincones más profundos de mi mente escuche una voz algo áspera y alterada.

-Espero que disfrutes de ellas antes de que te sean arrancadas- murmuro la voz desconocida a la lejanía.

Me quede sin saber que decir, con algunas respuestas martirizándome en los lindes de mi mente. Pues se trataba de solo un sueño, no tendría de que preocuparme.

-Yo...No comprendo... ¡AH!-grite, pues un agudo dolor me imposibilito el querer terminar algún tipo de oración.

-¿Por qué no?- respondió el extraño antes de que siquiera pudiera plantear una pregunta concreta- He venido aquí para...

El extraño fue saliendo lenta y calmadamente de su estratégico escondite, ubicado detrás de una roca que daba la ilusión de ser un pico más de la montaña, mientras más se acercaba se podría ver sus ojos brillando con tonos de intensos rojos y una sonrisa tan macabra como hipnotizante.

-Que seas mi Lahore Campione, ya es hora de que cobre los favores de tu familia-añadió el extraño.

No podría mover ni un musculo por el nuevo e incesante dolor, solo podía sentir como heladas gotas de sudor recorrían mi espalda y otras pocas que bajaban por mi rostro danzando alrededor de mis ojos, al entrar la primera gota sentí como si fuera un ácido que me cegaba por momentos, por lo que tuve que cerrarlos para poder limpiarlos mientras el extraño con voz reacia continuaba.

-¿Lahore Campione? ¿Favores a mi familia?- murmure aun limpiando el ácido de mis ojos.

El extraño aun oculto entre la sombras dio una leve sonrisa, dejando ver unos filosos colmillos mientras pasaba su lengua lentamente por ellos dando la impresión de que si no jugaba bien mis cartas él podría abalanzarse sobre mí de un salto y clavar eso colmillos al estilo Drácula. <<Es solo un sueño -recordé-. Solo tengo que despertar y estaré a salvo, no seré su presa>>

Un Café para LuciferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora