Prólogo.

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Su cuerpo se volvía cada vez más pesado por cada pisada que clavará en el suelo, su respiración agitada; su cuerpo moviéndose a toda velocidad.

Sentía que su cuerpo no daría para más en unos minutos más, corría sabiendo qué tal vez sería inevitable, su cruel realidad.

De esa vida no podía escapar, ya había decidido vivirla, nadie la decidió por él

Él decidió llevarla, ahora paga las consecuencias. Si, es cierto, lo que hace no es más que un grito de ayuda silencioso, esperando que alguien pueda escuchar.












Por suerte alguien pudo escucharlo, por mera suerte, tal vez por un milagro. No lo sabía con certeza.

Pero que bueno. No siguió viviendo en ese infierno al que llamaba vida.

 No siguió viviendo en ese infierno al que llamaba vida

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Solo dire que no actualizaré seguido :(

Como El chocolate Derretido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora