Eleonor me desea las buenas noches y yo correspondó, mirándole marchar a través de las ventanas de cristal hasta que le veo desaparecer entre los pasillos. Es cuando tomo el celular y entró a la mensajería, avisándole a Lily con un simple mensaje que llegaré tarde porque a sucedido algo. Lo ve tan pronto lo envío y contesta enseguida con otro simple mensaje. Me pide que maneje con cuidado y que me quiere. El simple texto me estremece y la culpa brota enseguida, sin embargó me deshago de la sensación, negándome a sentirme de esa manera, consciente que es la culpa que yo mismo he decidido cargar cuando decide llevar esa vida y arrastrar a Lily conmigo. Cierro la conversión y sin pensarlo demasiado le envío un mensaje a Zayn, avisándole que voy para allá. Lo ve pero no contesta por lo que dedujo que está cabreado. Algo usual en él las últimas semanas. Sin escontrar las fuerzas de levantarme de mi silla giratoria miro las luces de la ciudad aparecer cuando el cielo se oscurece por completo. Pienso en Zayn y trato de ordenar mis pensamientos. Convencido más que nunca de mi error, sin poder negarme que las cosas se han salido de mi control. Decido hacerle caso por fin al pensamiento de terminar de manera definitiva con aquella relación, la estupidez más grande que he cometido en toda mi vida. Me la he complicado yo solito. Me levantó, desganado y tomo la gabardina, dejando el saco en el respaldo de la silla. Me guardo el celular y las llaves del auto, y siguiendo el mismo camino que ha recorrido la fiel Eleonor salgo del edificio, al estacionamiento subterráneo donde me espera mi auto.
El camino es largo y a mitad comienza a llover de a poco en poco, así que cuando llegó por fin al fraccionamiento donde he llevado a Zayn a vivir la lluvia es torrencial y me basta el corto camino del auto al pequeño edificio de tres pisos para empaparme por completo. Subo, después de teclear el código de seguridad de la puerta. Pienso en todo lo que a pasado en mi vida seis meses atrás, más concretamente en el momento en el que deckde ofrecerle a Zayn un departamento en un fraccionamiento de gente pudiente, donde podría vivir cómodamente. Una cárcel de oro, lejos de mi esposa y mis hijos, de mi otro vida. Donde daría rienda suelta a mis deseos oprimidos. Zayn se volvió mi desahogo, mi forma de rebelarme a mi mundo, a mis padres. La libertad de poder besar a mi antojo a un tío sin pensar en nada más, a follar como quería follar. Lejos de los prejuicios de una sociedad que asfixia y la homofobia de mis padres. Era perfecto y liberador. Correr a Zayn después de salir del trabajo y hacerle el amor, sin necesidad de preguntas de más, sin rendir cuentas sobre lo que sucedía en mi vida cuando no estaba con él. Me convertí en su maldito sugar daddy sin ser realmente consciente de ello. El simple pensamiento me da ganas de reír. Busco entre la gabardina la copia de las llaves del departamento, pensando en ello. Para mí siempre fue un acuerdo que nos beneficiaba a ambos, los dos salíamos ganando. Zayn obtenía la vida que ni en sueño se imaginó tendría.. Cumplía sus caprichos: desde la renta del departamento, los cover a antros de ambiente exclusivos y los tatuajes que tanto amaba hacerse en los estudios más reconocidos del país. Y yo, tener lo que anhelaba sin tener que renunciar a mi otra vida.
Pero siempre me olvidé de algo crucial, que sucedería si Zayn se enamoraba, como lo hizo.
Apenas entrar me recibe Hatchi. El perro de Zayn. Pequeño y peludo, juguetón me ladra y yo lo tomo en brazos para cruzar el pequeño recibidor. No me percató que Zayn tiene compañía y cuando lo hago es demasiado tarde. Lo acompaña una chica: rubia y bronceada. Me mira, como si fuera la escoria más grande del mundo y no tengo que pensarlo demasiado para caer en cuenta que Zayn le a hablado de nosotros y que en esa conversión yo he quedado como el hijo de puta. Zayn a su lado, fuma. No me mira, tiene los ojos clavados en el enorme ventanal que ocupa todo el espacio de la pared. Se ha dejado la barba y lleva pijama, luce desaliñado y triste. Pero no puedo sentir lástima por él, no cuando a roto cada una de nuestras reglas, me alejó de ahí, aún con Hatchi en los brazos y entro a la cocina, donde lo bajó al piso y me tengo que recargar en la encimera. La furia se apodera de mi y tengo que respirar despacio para no perder el control. Zayn se vuelve un peligro conformé pasan los días y el absurdo amor que siente por mí se vuelve el causante de sus ataques. Un amor que no puedo responder.
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Amores Lejanos.
FanfictionTengo mucho que decir. Pero voy a comenzar contándoles que he intentado escribir una y otra vez y nunca lo logró, pero tengo la esperanza que quizás esta vez sea diferente. Así que eso, he aquí mi intento de novela.