004

82 9 1
                                    

—¿Qué fecha es? La fecha exacta.— pregunto el de ojos verdes, mientras agarraba de la alacena una bolsa de pan.

—24.— dijo Vanya.

—¿De qué?— el chico ni siquiera nos miraba, en cambio nosotros no despegábamos nuestra mirada de el y cada uno de sus movimientos.

—Marzo.— volvió a decir la castaña.

—Y.....¿Vamos a hablar de lo que acaba de pasar? — intervino Luther.

Cinco no pronunció nada, simplemente se dedicó a prepararse un sándwich de -al parecer- malvaviscos y crema de maní.

—Han pasado diecisiete años.— el ex-líder se levantó furioso de su asiento.

—Ha pasado mucho más tiempo.— bramó molesto el adolescente.

Se teletransporto, volviendo a aparecer detrás del gigantón para poder agarrar una bolsa de malvaviscos.

—No extrañaba eso.— murmuró Luther.

—¿A dónde fuiste?— pregunto esta vez el morocho.

—Al futuro.— se teletransporto al lugar donde antes de encontraba.— Y es una mierda, por cierto.

—¡Se los dije!— festejo Klaus.

—Debo haber escuchado al viejo.— suspiro Cinco.— ¿Saben? Saltar por el espacio es una cosa.— abrió la nevera, sacando de esta un frasco de mantequilla de maní.— Pero saltar por el tiempo es una lotería.

Yo solo escuchaba atentamente a lo que el adolescente contaba, estaba recargada en una de las paredes de la cocina, abrazándome a mi misma.

Este por un momento fijo si vista en Klaus para después seguir con su sándwich.

—Bonito vestido.— dijo.

—Oh, danke.— sonrió.

—Espera. ¿Cómo regresaste?— indagó número siete con notoria curiosidad.

—Al final tuve que proyectar mi conciencia hacia adelante a una versión de mi en estado cuántico suspendido que existe a través de cada instancia de tiempo.— todos, a excepción de mi, lo miraban sin entender.

—Eso no tiene sentido.— dijo Diego. Cinco abrió la boca, listo para decir algo que -probablemente- sería un insulto para el morocho.

—Lo tendría su fueras más listo.— hablé por primera vez desde que llegamos al lugar siguiendo al chico, interrumpiendo al niño.

Este me miró y entre abrió los labios, pero tiempo después volvió su mirar al ya casi terminado refrigerio.

Diego me miró molesto, preparándose para contraatacar, siendo detenido por Luther.

—¿Cuánto tiempo estuviste ahí?

—Cuarenta y cinco años. Más o menos.— respondió con tranquilidad.

En cambio yo no podía con la sorpresa.

—Ósea que, ¿Tienes cincuenta y ocho años?— el rubio volvió a sentarse de un tirón, sorprendido.

El chico solo sonrió arrogante.

—No. Mi conciencia tiene cincuenta y ocho, al parecer mi cuerpo tiene quince, de nuevo.— sostuvo su aperitivo con ambas manos, dándole un gran mordisco.

—¿Cómo funciona eso?

— Delores decía que las ecuaciones estaban mal.— fruncí el ceño, ¿Delores? ¿Una....una chica?— Apuesto a que ahora se está riendo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 25, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Impure; umbrella academy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora