Trataba de alisar más aquel vestido voluptuoso. Pasaba sus manos por aquel hermoso vestido, mientas una chica triste le devolvía la mirada frente a sí.
El vestido de novia era hermoso, y la rubia dentro de él se veía más que perfecta.
Exceptuando un pequeño detalle.
Su felicidad no cabía ahí dentro.
Un moño que tomaba todo su cabello, dejando unos cuántos mechones locos sueltos por sus costados eran el hermoso peinado, que la estilista de su "prometido" había logrado. Acompañado de un maquillaje sencillo que no arruinaba su belleza natural, que la misma chica había hecho por ella.
Se encontraban en las playas de Miami, el lugar escogido por la compañía para que la ceremonia, por fin, se llevase a cabo. ¿Cómo no se habían dado cuenta antes? Posponiendo aquella boda durante tanto tiempo... ¿Quién sería tan estúpido para no darse cuenta de que ellos, en realidad, no se querían casar? Sólo ellos.
La playa había sido cerrada por aquél evento "importantísimo", y había sido decorado con unas carpas, en donde el evento sería finalizado. Sin embargo, el comienzo sería frente al mar, donde el padre ya se encontraba instalado bajo aquel portal decorado con flores y globos de colores claros. No lo iba a negar, todo estaba hermosísimo, pero, sí quien la esperaba ahí afuera fuera otra persona, quizá lo agradecería mejor.
Escuchó como la carpa donde ella se encontraba se abría. Se giró, con una sonrisa resplandeciente, esperando verla. Se desvaneció poco a poco, al ver que no se encontraba ahí. Observó a sus mejores amigas, y con una mirada de tristeza le respondían la pregunta que ni siquiera había sido formulada.
Ella no había llegado aún.
Maldecía el día que accedió a formar parte de ese estúpido contrato. El día que firmó esos papeles, que la alejaban de su verdadera felicidad. Jade.
—Tranquila, amiga...
Dice Leigh acercándose para darle un fuerte abrazo. Su cabello voluminoso característico estaba intacto. Agradeció en silencio que no hubiera hecho nada con él. Sentaba perfectamente bien con su vestido amarillo canario, que era idéntico al de Jesy.
—Ella aún no llega...
—Ya llegará, Pezz.
Escucha cómo la balada comienza a sonar, y su rostro cae nuevamente hasta el piso.
«Ella no vendrá... no vendrá esta vez. No llegó a por mí. » Pensó la rubia, mientras una lágrima rodaba por su mejilla. Seguida de otra, y luego otra.
—No llores... por favor...
Secó sus lágrimas. Correría su maquillaje. Salió del abrazo de su amiga y se miró al espejo. Todo continuaba en su lugar, todo seguía igual de desastroso para ella y para todos a su alrededor. Aun no podía creer lo que estaba a punto de hacer, se iba casar, con la persona equivocada. Con el chico que jamás llegó a amar, ni él a ella tampoco.
Se echó un último vistazo, y sonrió. La sonrisa más falsa de toda su vida.
—Hora del show...-dijo, mirando a sus compañeras.
Jesy miró a Leigh, que tan sólo suspiro y negó levemente. Sonrieron y tomaron del brazo a la rubia, que tomaba su ramo de rosas, para disponerse a salir de aquella carpa.
Se encontró con la mirada de todos los presentes, que la observaban con una delicia inmensa. No cabía duda que era hermosa, y mucho más con aquel hermoso vestido que caía por detrás de ella.
Chocó su mirada por unos instantes con los ojos cafés de Liam.
«El novio de Zayn sí vino... »
