~El ángel en el acantilado y los dos sabios~

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"El ángel en el acantilado y los dos sabios"

En algun lugar, hace mucho tiempo atras. Un angel que era fuerte y valiente resulto herido a tal punto que dejo de batir sus alas para emprender el vuelo.

Dejo de lado el hecho de que era un angel y escondio sus lastimadas alas, pero su generosidad y vondad permaneció. Siempre ayudaba a los que lo necetitaban y también protegió a otros.
Pero aun asi él no se sentitia completo, sus alas estaban sanas después de tanto tiempo, pero el no podía tocar o siquiera anhelar nuevamente el subir al cielo.
El amaba a los demas y apreciaba cada cosa de ellos, le maravillaba todo lo que lo rodeaba y aun asi era infeliz consigo mismo, a tal punto que la depresión lo hundió y decayó.

Un dia como cualquier otro, en uno de sus tantos paseos el ángel llego a un acantilado. Miles de pensamientos pasaban por su mente y su mirada seguía fija en la profundidad de donde se encontraba el final de aquel.
Dos viejos hombres pasaron por su lado mientras platicaban animadamente y se detuvieron a verle al reconocer de quien se trataba.
El ángel sin aun percatarse de sus presencias y aun completamente metido en sus pensamientos comento a la nada:

—Poseo lo que otros quisieran y aun asi soy infeliz...
Me gusta mi vida y las personas que estan en ella, pero me siento incompleto.
Me satisface ayudar a otros y el verlos felices es maravilloso...
Pero no me hace sentir lleno en el fondo.

Ambos hombres al escuchar tal declaración se miraron mutuamente y luego fijaron su vista en aquel joven dispuestos a ayudarle.
El primero en acercarse fue el mas imponente con su presencia de modo que el ángel lo noto de inmediato al sentir que se acercaba a él.

–Joven...

Se paro a su lado derecho y continuó

–Usted mejor qu nadie deberia saber lo que le hace infeliz, el tener todo lo que otros desean no quiere decir que sea lo que tu anhelas o lo que te hará feliz.

El segundo hombre se acercó con un caminar calmado tomando lugar a su izquierda, mientras que con una voz tranquila se dirigió al joven.

-Te puede gustar tu vida y las personas, proteger y ayudar.
Pero en el fondo sabes que no solo los demas lo necesitan, tu también lo mereces.

El ángel aun confundido no pronunció palabra o respuesta alguna, a ninguno de los dos comentarios de ambos hombres ancianos, solo se dispuso a meditar sus palabras mientras trataba de entender el porque de su infelicidad.

–No lo pienses demasiado,
Si tienes miedo vencelo,
Si necesitas ayuda pidela,
Si eres infeliz busca tu felicidad,
Si quieres cambiar genera el cambio que deseas.

Y sin mas el joven se dejo caer por aquel acantilado. Ambos hombres consternados y asustados por aquel acto que presenciaron, gritaron desesperadamente y justo cuando pedían ayuda, pararon, pararon cuando vieron al horizonte.

Aquel joven que se tiro del precipicio...
Aquel joven que era infeliz...
Aquellas pocas palabras y apoyo que le dieron...
Aquello que nunca imaginaron, sucedió.

El perfecto y nítido blanco contrastaba con el precioso naranja y dorado de la puesta del sol, el viento soplaba en calma y llegaba hasta los viejos hombres removiendo sus blancos cabellos como si pudieran sentir el suave aleteo de sus alas.
Dos grandes sonrisas afloraron en sus caras, uno mirando al suelo y el otro sin apartar la vista del poco brilló que aún se contemplaba.

-¿Crees que tardamos demasiado?

Aun con la mirada gacha, no se atrevía a verlo

–Ambos sabemos que necesitaba tiempo, no solo para sanar, también para estar listo...

-Y ahora era el tiempo

Ambos se retiraron y miraron por ultima vez al cielo, ahora estrellado.

~Se bienvenido en casa joven Ángel~

Una brisa cálida los arropó y un "gracias" se escuchó en el aire.