"Dicen que a las chicas buenas les gustan los chicos malos.
¿Tú qué piensas Sakura? Sakura se ruborizó, ella era una chica buena según decían, y la imagen en su cabeza de chico malo tenía nombre y apellido.
¿Sería aquello posible?".
Ni los persona...
"Dicen que a las chicas buenas les gustan los chicos malos, ¿Tú qué piensas Sakura? Sakura se ruborizó, ella era una chica buena según decían, y la imagen en su cabeza de chico malo tenía nombre y apellido, ¿Sería aquello posible?"
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Shaoran la observó de arriba a abajo con cierto descaro, tal vez su mente hubiese imaginado que estaba estudiando su cuerpo de no haber sido por su mirada amenazante que como siempre la hizo dar un paso atrás. ¿La diferencia? Que esta vez no se estaba dejando llevar por el viento, que esta vez tenía miles o al menos cuatro o cinco emociones entremezcladas en su pecho, lo que la llevó a observarlo con el ceño fruncido por un segundo y luego a bajar la mirada apretando levemente sus puños, ¡Vamos! ¿Qué más podía hacer? ¿Gritarle que por qué andaba con la tal Meiling?
Sabía que no tenía derecho, que reclamarle algo no haría más que llegar a lo absurdo.
—No estoy huyendo de nada —murmuró entre dientes, sin atreverse a mirarlo.
—Ah, ¿No? —la voz de Li había sonado extremadamente peligrosa y lo cierto era que Shaoran estaba enojado, levantó con el pie la patineta que le había prestado al enano de Otani para darle alcance a Sakura y cuando estuvo en su mano la tiró sonoramente a la acera causando que Sakura lo observara con sorpresa, pero a Shaoran esto no hizo más que molestarle, a veces sospechaba que Sakura era un poco ingenua pero él no era precisamente la clase de chico que se tragaba tantas mierdas, en ese momento lo único que se imaginó es que la chica se estaba haciendo la tonta.
Entonces él se había acercado peligrosamente, como un león a punto de arrancarle la carne, sus ojos centelleaban con ese dorado que causaba escalofríos, su ceño fruncido era amenazante, la chica se hubiese puesto nerviosa si no estuviera enojada con él aunque admitía que sí había logrado intimidarla, ¿Cómo no? Si era más alto y le ganaba con creces en eso de lucir algo matón.
—Pues a mí me pareció que me viste y huiste tan estúpidamente de mí que pegaste esa cabezota tuya —al decir eso le empujó la cabeza con un dedo—, con un poste.
Sakura levantó la mirada y lo observó con algo intermediario entre el ceño fruncido y un puchero, logrando lucir de cualquier forma menos amenazante.
—¿Qué mierdas te pasa, Kinomoto? —el aliento cálido de Li le rozó la frente, ella logró percibir que sus palabras estaban levemente teñidas de reclamo—. ¿Ya te volviste tan mierda como tus amigas las fresas? ¿Ahora piensas que no debes juntarte con alguien como yo y huyes? ¿Eso es lo que pasa?
Sakura desvió la mirada. No, eso no era lo que pasaba. Al ver su tonto intento de evasión Li la tironeó un poco de la muñeca haciendo que ella volviera a mirarlo, la chica no podía describir lo que había en la mirada del castaño. Era tanto enojo, tanta... ¿Decepción? Tanto de todo que temió que se diese la vuelta, la dejara ahí para nunca más dirigirle la palabra, entonces tuvo miedo, ¿Qué hacía ahí haciéndose la caprichosa? ¿Qué hacía ahí aun sabiendo que podía perder lo poco que tenía de Li en segundos? O al menos eso le decía aquella dorada mirada.
