¿Qué clase de espécimen soy?

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Es una interpelación un tanto laboriosa por lo poco monótona que es. Me refiero a que siempre preguntan o la cuestión más frecuente es, ¿quién quieres ser?, lo que me ha ocasionado una gran jaqueca, llevando con ella varias noches de insomnio al tratar de responderla. O tal vez no sé quién soy.

Soy aquel adolescente inquebrantable, pero a la vez débil. El chico al que le vale una mierda las opiniones de los mundanos. Mantengo la teoría de que las personas eternamente van a juzgar la vida del otro.

Soy un chaval que se trasnocha escribiendo sin parar, solo para su alma desahogar y tratar de alguna manera las penas eliminar. Un zagal el cual es autosuficiente con relación al vivir, que no necesita el afecto de nadie para sentirse bien.

No diré que soy perfecto, puesto que no lo soy. Pienso que todos somos iguales. Joder, todos existimos gracias a ese espeso y grumoso líquido blanco.

Soy de equivocarme mucho. Ahogarme en la depresión por cualquier sencillez. Sin embargo, soy capaz de fingir que todo está bien, que no ha pasado nada, aún con el mundo a cuestas.

Soy un adolescente enérgico; egocéntrico, pero sencillo. Sí, un poco confuso, pero así es la vida de este chaval sádico y solitario.

Un ser con sentimientos débiles, a pesar de tener un carácter extremadamente fuerte.

Aquel chamaco al que no le importa lo que tienes, sino como eres. Sí, es un poco monótona y cansona la frase, pero soy de esos pocos que aún valoran la personalidad de una persona.

Soy un ser con pensamientos alocados y suicidas, poseedor de ideas extremadamente sangrientas, de cómo mejorar el mundo que nos rodea. Un mundano que no se considera humano, eso soy.

Me considero un leviatán que conforme a sus pensamientos ocasionalmente se considera un noble querubín. Aquel que cree en los ángeles y sueña con la muerte. El que convive con los vivos día a día y no los entiende. Ese chico que disfruta del miedo, pero le dan pavor sus propios sueños. Aquel que cada noche es aterrorizado con sueños premonitorios.

Una estrella fugaz desvaneciéndose en medio de un choque de mundos. Una ciguapa desolada en medio de un ejército de robots.

Un adolescente que puede llegar a vivir la vida como una tortuga encorazada o como un halcón desprotegido.

Ocasionalmente, me detengo a pensar en que podría llegar a ser un individuo extraño que fue traído a la tierra con el fin de dar a conocer un nuevo legado. O tal vez un mundano más con la misión de crecer, reproducirse y morir.

Un individuo atípico que vive una vida colmada de egocentrismo, eso soy. El cual solo acepta en su vida una realidad que encaje con sus sueños de perfección y grandiosidad.

Aquel que tiende a no darle créditos a nada ni a nadie, o más bien a rechazar aquellos aspectos de mi existencia que ponen en tela de juicio mi prestigio y mi imagen de un espécimen perfecto.

Soy aquel que escribe sin medir y ama sin decir. El que en vez de hablar se va, prefiriendo callar lo que siente. El joven que dice que es puro sueño y pereza.

Soy una persona que aún en estos tiempos de guerras sigue creyendo fuertemente en el amor. Aquel que ama sin barreras, pero se esconde tras de ellas.

Me gustan los poemas, los libros, la poesía. Siento que me arrastran a un lugar donde únicamente existe los fragmentos y yo.

Soy un individuo nocturno que ama la luna aún con todos sus cráteres.

Soy aquel que nadie quiere ser, y aun así al que todos extrañan.

El complicado privilegiado, amado por unos, odiado por todos.

¿Qué soy?, ¿quién soy?, ¿por qué estoy aquí?, Desde mi perspectiva son cuestiones muy difíciles de responder. Por el simple hecho de que muchas personas nunca se lo han preguntado y cuando lo hacen, no son capaces de responderse a sí mismos. Por lo que pueden llegar a encerrarse en una crisis existencial.

Describirse uno mismo no es nada fácil.

Al preguntarme quien soy, me he detenido a reflexionar en lo siguiente: ¿Por qué las personas no piensan en quiénes son, sino, ¿En quienes serán?, es algo que siempre me voy a preguntar.

¿Y tú? ¿Te lo has preguntado?

¿Quién eres?

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