Estoy tirada en el suelo, hay mucha sangre, ya no sé si es mía o de las otras chicas a las que violaste.
¿Cómo pudiste llegar a este punto?
Me querías, o eso fue lo que me hiciste creer, me prometiste que me cuidarías, pero esas promesas también eran mentira, me hiciste jurar que solamente sería tuya y ahora lo entiendo, ni siquiera me dejabas hablar con mi familia, ni salir a comprar.
Creía que eras todo un caballero por hacer la compra y llevar al niño al colegio, pero ahora entiendo que era para que no saliera de casa ni me relacionara con nadie.
Cuando me golpeabas me decías que era porque me equivocaba y tenías que hacerlo aunque no quisieras, yo ya me lo tomaba como algo normal el hecho de golpear a una mujer para enseñar.
Ahora estoy tirada en el suelo, pidiendo a gritos ayuda, pero nadie puede ayudarme, ya es tarde. Las tres chicas que están a mi lado las violaste hasta matarlas, lo mismo que estás haciendo conmigo.
Poco a poco me voy de aquí, estoy feliz por no tener que aguantar más esto, por poder reunirme con nuestro hijo, ese que mataste con apenas cinco años, solo porque le obligaste a pegarme y él se negó.
Y ahora por fin seré feliz.