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Capítulo 1

Llegué a casa esa tarde cansada y acalorada, el verano nos tenía con temperaturas altas, por lo que estar por fin en un lugar cerrado con un ventilador fue un gran alivio. Caminé hasta la cocina pasando por el lado de mamá, a quien vi hablando por teléfono, no sé con quién, y ahí dejé la bolsa con las cosas que me había encargado del negocio.

Suspiré y estaba decidida a ir a buscar mi laptop para usarla en el living donde estaba el único ventilador de la casa, pero una mano en mi hombro me hizo girar sobre mis pies y mirar detrás de mí. Mamá me agradeció el haber hecho las compras por ella con una sonrisa, como acostumbraba a hacer desde el accidente quince meses antes. Me limité a asentir con una pequeña sonrisa y caminé hasta mi cuarto, tomé mi laptop, el cargador y me acomodé en un sofá de la sala frente al ventilador para navegar por internet, mi única entretención por ese entonces.

Mientras cargaba facebook miré un segundo la pantalla de la televisión, estaban dando "La casa del lago", una película que mamá amaba ver. La protagonista estaba hablando con alguien, era un arquitecto, sin embargo no sabía qué era lo que le estaba diciendo. Un movimiento me hizo perder la concentración para fijarla en quien lo hizo, mi madre.

—Le está diciendo que Alex murió —logré leer en sus labios.

—Ah.

Volví a mirar el televisor, Sandra Bullock ya estaba corriendo para dejar la carta en la casa del lago. Como ya estaba terminando y me la sabía casi de memoria perdí pronto el interés y me fijé en mi computador. Ya estaba en inicio y ahí empecé a bajar para ver las noticias del día, de mis contactos y páginas a las que estaba adherida. Entre todo vi un video que había subido Catalina, mi amiga. Lo reproduje, pero no comprendí nada. Por los comentarios deduje que estaba cantando y que había desafinado y no pude evitar pensar: "Ojalá pudiera escucharlo".

A pesar de todo le iba a dar me gusta, no porque lo haya disfrutado, sino que para hacerme la presente como su amiga. Pero cuando estaba por hacerlo la página se actualizó y quedaron en mi pantalla las nuevas noticias, entre ellas la publicación de un amigo de facebook haciéndole promoción a un blog. "Esto es realmente bueno"  comentaba junto al link. Sin querer hice click en el link, sacándome de facebook para llevarme al dichoso blog, en el que lo primero que vi fue una frase que me dejó pensando un largo rato:

"Miró hacia abajo, la caída sería dura pero no tanto como lo que ya había vivido y lo que vendría después de hacerlo

Jaymi".

Más abajo había un poema, algo cursi para mi gusto, pero lo suficientemente bonito como para llamar mi atención junto a otro que hablaba de la desilusión. La vida de una mujer que empezaba bien, con alegría y terminaba con dolor y llena de tristezas. Me sentí identificada, si hubiese sido facebook le habría dado a me gusta, pero era un blog y no entendía muy bien cómo funcionaba. Solo sabía que más abajo deberían estar los comentarios y comencé a bajar, deteniéndome al ver por el costado algo de su información personal.

Nombre: Jaymi Moore

Edad: 19 años

País: Inglaterra

Aparecía lo básico y me dije a mí misma que pasaría por ahí para averiguar más de ella. Llegué a los comentarios y empecé a escribir lo que se me ocurrió, lo que sentí con sus palabras y alentándola a seguir con lo que hacía.

"Realmente me ha gustado cómo escribes, por favor sigue así. Eres muy buena"

Lo publiqué con ayuda de mi twitter y abrí su perfil, en el cual su pequeña biografía estaba escrita en inglés y español, algo que consideré un poco extraño, pero no le presté mayor atención. No había fotografía, aunque tampoco me importó, me fui directamente a sus demás publicaciones para conocer más obras suyas en español y pasar el rato. Solo me detuve cuando papá puso su mano en mi hombro anunciando su llegada del trabajo. Dijo algo que no logré entender y se dirigió a la cocina. Estuve a punto de seguirlo, pero luego me convencí de que si era importante volvería a tratar de comunicarse modulando mejor las palabras para mi comprensión.

El reloj daba las seis de la tarde. Cerré mi laptop luego de apagarla y la dejé sobre la mesa para ir a comer algo a la cocina donde me encontré con mis padres. Esta sería otra silenciosa merienda familiar o al menos para mí sería silenciosa.

***

Me levanté esa mañana tarde y me quedé otro rato más en cama por flojera, sin hacer nada más que mirar al techo de mi habitación, desviando de vez en cuando mis ojos a los lugares vacíos en los que antes estuvieron mi televisión y mi radio. Sentí el dolor en mi garganta que anunciaba que pronto lloraría. Fue eso lo que me impulsó a ponerme de pie y vestirme para prender mi computador y distraerme de los recuerdos que sólo llegaban para lastimarme más de lo que ya estaba.

Mientras prendía bajé a la cocina para prepararme algo de desayuno. Mamá estaba en su sofá tejiendo una bufanda rosada para mí que usaría en el invierno que vendría, que prometía, según los meteorólogos, ser algo más frío que el anterior. En aquel momento lo que menos quería era algo abrigador, pero dejaba que ella se entretuviera adelantándose a lo que vendría. Papá ya se había ido a trabajar y en el lava platos estaba la prueba de que desayunó antes de marcharse. Los platos sucios aún estaban ahí. 

Luego de prepararme un pan con jamón y queso y un vaso de leche subí a mi dormitorio para navegar por internet. Revisé el blog que había visitado el día anterior, de Jaymi, y cuál fue mi sorpresa al ver que me había respondido. Sin embargo lo que me sorprendió no fue ese simple hecho, sino que lo que me informaba.

"Agradezco que hayas leído y me alegra saber que te guste. Pero permíteme aclararte una cosa, soy un chico"

Casi me doy de cabezazos contra mi escritorio, preguntándome cómo un chico podía escribir cosas como esas. Ingresé a su perfil y comencé a leer su biografía y lamenté no haberlo hecho el día anterior, porque tanto en inglés como en español empezaba diciendo su sexo.

"Lo siento, creo que debí haber leído tu bio. Es genial encontrarse con chicos de estos gustos".

Pasé el puntero por el botón de publicar algo indecisa, para terminar presionándolo de todos modos y beber un sorbo de leche, como si eso bajara también mi vergüenza. Agradecía que no pudiera verme y nos separaran varios kilómetros, porque de ese modo no podría ver mis mejillas sonrojadas, que yo no veía, pero sentía.

En ese momento no lo supe, pero había encontrado a un amigo.

Yatita