6.- Siempre hay alguien en medio

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{Vanessa}

El rayito de luz que entraba por la puerta del cobertizo hizo que me revolviera somnolienta entre aquellos brazos que me tenían fuertemente agarrada. << ¿Dónde estoy?>> Abrí los ojos de una manera desorbitada. El chorro de imágenes que me golpeó fue demasiado para mí. Sin duda me había encontrado en situaciones peores pero  esta vez era distinto, no sabía por qué. Traté de zafarme del abrazo con cuidado de no despertar a mi acompañante pero fue en vano, le desperté.

-Buenos días preciosa- dijo incorporándose mientras se frotaba los ojos- ¿Dormiste bien?

-Perfectamente- la voz me salió ronca, hubo un silencio incómodo. Ninguno de los dos sabía cómo comenzar, aunque yo tenía mi discurso para estos casos, con él era diferente, yo quería que fuera diferente, lo sentía dentro de mí- Yo…- él me puso un dedo sobre los labios

-Hemos ido muy rápido- me dijo suavemente, yo asentí- Empecemos de nuevo ¿sí?- Yo me mordí el labio inferior y asentí otra vez. Es cierto, habíamos ido muy rápido. Yo siempre iba así con los hombres, atropelladamente y a escondidas para que como mucho Chelsea se enterara.- Me llamo Steve Vance- Y a pesar de que estábamos desnudos y para nada arreglados me tendió una mano sonriente y con un brillo indescriptible en sus ojos, yo le sonreí y enarqué una ceja:- Lo sé, lo sé- dijo riéndose completamente natural- Después de todo lo que ha pasado entre nosotros y yo presentándome ahora- agachó la cabeza como si estuviera avergonzado, yo se la levanté para que me mirara, él lo hizo pero cuando me asomé a sus ojos no pude contener las ganas de besarle. Fue un beso suave, no estaba teñido de la agitación que nos recorrió ayer. Cuando nos separamos le dije susurrando

-Vanessa Hollister- él me sonrió y con esa sonrisa y un nuevo beso, el futuro que había pintado cuidadosamente se difuminó entre sombras desconocidas

{Jack}

Ella me iba a dar la oportunidad. Lo sabía, lo vi en su rostro cuando me dijo ese melodioso “tal vez”. No había podido dormir en toda la noche, sus ojos, su voz, sus risas… se habían clavado en lo más profundo de mi ser. Me levanté casi de un bote. Salí de la habitación sin cuidar mucho si hacía o no ruido, sabedor de que  mi primo no se despertaría aunque una bomba se le callera al lado. Me fui al gimnasio, ya estaba abierto cuando entré, había más gente que la última vez, pero no me importó, me subí a las barras con una sonrisa enorme que ni siquiera me cabía en el rostro. Hice 150, acabé sudando pero increíblemente feliz. Desde anoche todo me parecía de color de rosa, era una extraña sensación: creía que nada me podía ir mal, todos mis problemas y preocupaciones se habían reducido a simples recuerdos. No es que ya la tuviera comiendo de mi mano pero sabía que pronto ocurriría, se enamoraría de mí, lo veía tan claro como el sol. Estaba enfrascado en mis pensamientos, por eso subí sin pensar y justo cuando llegué a la planta de arriba vi que Anne salía de su habitación. Nuestras miradas se fundieron. Ella me había descubierto mirándolas ayer durante el partido de vóley y su posterior celebración. Mi primo no le había contado nada, de eso estaba seguro, él no me traicionaría así; sin embargo yo sabía que Anne era muy lista, tal vez demasiado y puede que incluso intuyera ya lo que me ocurría con su hermana.

-¿Me acompañas?- me dijo secamente- Voy a dar un paseo por la playa antes de desayunar.- Ella quería hablar. Yo también pensaba que era necesario, así que asentí

-Déjame un segundo, me doy una ducha rápida y bajo. Espérame en la palmera de ayer- Ella sonrió, disimuladamente le había dicho que sabía de qué quería hablar. Asintió y sin más palabras me rodeó y se marchó escaleras abajo. Yo me quedé solo en el pasillo unos segundos más, pensando en qué iba a decirle o más importante aún: qué me podía decir ella.

{Anne}

Yo no me consideraba ni cotilla ni sobreprotectora y justamente ahora me sentía de ambas maneras. No me gustaba que nadie se metiera en mi vida, por eso trataba de mantenerme lo más alejada posible de la vida de los demás. Pero es mi hermana de quien estamos hablando. Jack sabía que yo lo sabía o al menos tenía una ligera idea. Me senté en la tumbona de debajo de la palmera a esperarle. Me tenía que haber traído un libro, claro que yo no contaba con esto, yo solo iba a pasear para abrirme el apetito y pensar tranquila. La noche anterior había sido mágica. Desde que Matt me pidió la mano y nos fuimos juntos así, no he podido ser más feliz. Bailamos toda la noche, charlamos e incluso me llevó de vuelta a mi habitación. En la despedida se me acercó, yo pensaba que iba a ocurrir lo que tanto había soñado, me acorraló, yo estaba apoyada en la puerta de mi habitación y él tenía sus brazos a mis costados, estuvimos tan cerca... pero todo se fue al garete porque se marchó y entró en su habitación lo más deprisa que pudo. Suspiré, por qué era todo tan difícil. Una sirena me sacó de mis recuerdos. Era un barco, un poco más grande que el yate privado de Jack, aunque este también tenía el emblema de la hostelería Dorsey. Un montón de turistas empezaron a bajar cargados de maletas mientras que otros tantos se aglomeraban para subirse de vuelta a la normalidad de sus vidas.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2012 ⏰

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