Tokyo » bts; namgi.

Se siente como caminar sobre el aire.

Yoongi nunca se ha sentido tan cálido en Tokio como con Namjoon a su lado. Perdidos en Japón como aguja e hilo en un pajar.

Que se siente como el día y la noche. Como la luz y la oscuridad. Como dos mundos que hacen el balance de la vida. Como el Yin y el Yang. El bien y el mal en un sólo lugar, atrapados para hacer de juicio en la vida.

Porque en lo bueno siempre hay algo malo y en lo malo siempre hay algo bueno.

Como Kim Namjoon y Min Yoongi.

Yoongi antes pensaba que aquello no tenía duración. Porque quizá la vida era la única que no lo dejaría sin antes hacerlo él. Como un círculo completamente negro en el que no reina más que la tristeza de ser y la tenebrosidad del pensar. En la que no puede mentirse a sí mismo y pensar que todo el blanco que antes estuvo ahí volverá con el tiempo y le hará sentirse estable. Sin poder mantener aquel intento de falsa seguridad. Un intento de no caer más de lleno en aquel lugar al que muchos (él sin excepción) le temen.

Min Yoongi se despoja de su ropa. Los matices fríos que se mantienen en constante movimiento dentro de aquella solitaria habitación lo hacen sentir abatido y a punto de perder las fuerzas. Aquella tarde todo es frío y de espectros oscuros, la vela en la que se ha tardado varios minutos en encender es la única iluminación moderada con él. La ha encendido en ausencia de aquella luz que no lo hace perder los estribos, así como lo hace la penumbra que reina en toda su casa. Sin embargo, lo hace sentir como si estuviese en el más frío polo.

Las sensaciones que logran hacerle sentir desolado y árido no le dejan tranquilo incluso si intenta no pensar en ellas y la presión en el pecho. Porque hay cosas a las cuales no podemos poner nombre, ¿será porque el ser humano es complicado y, sus pensamientos y sentimientos, lo son aún más? ¿Quizá porque somos humanos, demasiado humanos? La sombra que permanece en su vida, la que aparece en cada esquina que dobla y en cada piedra que patea y la cual lo lleva más allá tratando de llevarse también a su yo para ella también salir de la misma. Usándolo como chivo expiatorio e intento de supervivencia por su incompatibilidad con el mundo.

Pero, ¿acaso no sombra es ya parte de su yo? Pero, ¿qué caso tiene pelear por algo que ya es parte de su vida y compatible con su mundo? Pero, ¿no es mejor acaso dejar que salga a la luz y haga lo que quiera con él?

Pero…

Su vida es un constante “pero” en sus pensamientos. Una contraposición. No era ni es. Mucho menos será.

¿Qué sería de él si no tuviese ese “pero” muy metido en su cabeza? La filosofía que abarca su mente y su vida deseando volver el tiempo atrás. A aquel tiempo en el que él, un pequeño pájaro que aún no había roto el cascarón para salir al mundo. Su mundo. Había roto el mundo en el que permanecía para ir a otro y que éste lo rompiera a él. Para que lo destrozara en un universo de mierda que hace que pierda todo sentido pleno, para vivir una mentira, y también, la verdad en su máxima expresión. Porque la verdad es que la vida, así como muchos la ven y se inspiran de ella; hermosa, vida, la luz que vemos por primera vez al primer llanto de vida, no es nada más que el golpe más fuerte que puedes darte, solamente si tienes suerte. Porque la pérdida de la inocencia más pura es cuando comienzas a vivir. Porque la pérdida de la felicidad al no saber lo que es ella, es cuando rompes tu mundo para salir y tratar de sobrevivir cuando llegue el mañana.

Yoongi se hunde en la bañera cuando ésta ha terminado de llenarse. Se hunde hasta que el agua caliente lo cubre por completo. Hasta que no hay más que negrura en su blanco pensamiento. Intentos, intentos y más intentos que son completamente fallidos porque la presión en el pecho es mayor a la que el agua y la falta de aire pueden provocar. El pálido se levanta de nuevo, alejando su rostro del agua y sosteniendo su cabeza con el filo de la bañera cuando la puerta de su apartamento es golpeada varias veces; tiempo después, abierta. Aun si sabe de quién se trata no se mueve de su lugar para ir a su encuentro, tampoco aparta la vista de la ventana a un lado de la bañera.